La cruz: Una deuda liquidada por completo – Dr. Charles Stanley

¿De qué manera podemos satisfacer nuestra deuda espiritual? El Dr. Stanley nos enseña que la única solución de Dios a nuestra deuda de pecado fue y es la cruz. Por su amor y justicia, Dios envió a un inocente a morir en la cruz por nuestros pecados.

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[música]

locutor: En Contacto
con el Dr. Charles Stanley.

Alcanzamos al mundo con el
evangelio de Jesucristo

por medio de una enseñanza
bíblica sólida.

Hoy en el programa En Contacto,

«La cruz: Una deuda liquidada
por completo».

Dr. Stanley: Una deuda es una
obligación.

Y quizá casi todos han tenido
deudas en algún momento de su

vida; y a nadie le gustan porque
es una presión que parece

aumentar durante un período de
tiempo.

Y usualmente, la gente intenta
pagar sus deudas, pero algunos

otros no tienen intención de
pagar sus deudas.

Entonces alguien más sufre como
resultado de que no puedan o no

quieran pagar su deuda.

Una cosa es tener una deuda de
dinero con alguien y poder

pagarle, y otra es tener una
deuda que no podemos pagar.

Hay una deuda que todos hemos
contraído de por vida.

Y comenzó desde muy temprano en
nuestra vida y algunos tratan de

pagarla, pero no pueden.

Así que, no hablo de
una deuda material,

sino de una deuda espiritual.

Porque, mire, la verdad es que
todos los que pecamos contra

Dios tenemos una deuda de
pecado.

Y la gente trata de pagar esa
deuda de una forma u otra, pero

no puede porque, verá, la única
forma de pagar esta deuda es con

una vida recta.

Y nadie puede vivir una vida
recta, separado de Jesucristo.

Y cuando Cristo entra en la vida
de una persona,

no tiene que pagarla.

Dios ya se ha ocupado de ella.

Y la cuestión es cómo
nos encargarnos

de esta deuda que tenemos.

Y de eso trata este mensaje,
cuyo título es La cruz: una

deuda liquidada por completo.

Y quisiera que me acompañe al
libro de Colosenses, y que

leamos solo un par de versículos
en este segundo capítulo

de Colosenses.

Pablo habla de lo que Dios hizo
por nosotros; y es un libro

maravilloso porque magnifica al
Señor Jesús de principio a fin.

En el segundo capítulo, dice
esto comenzando en el versículo

13: «Y a vosotros, estando
muertos en pecados y en la

incircuncisión de vuestra carne,
os dio vida juntamente con él,

perdonándoos todos los pecados».

No algunos, todos ellos.

«anulando el acta de los
decretos que había contra

nosotros, que nos era contraria,
quitándola de en medio y

clavándola en la cruz».

Este es un ejemplo perfecto de
un pasaje bíblico que no tendría

sentido, a menos que entendamos
lo que el apóstol Pablo hace.

Lo que hace es presentar una
imagen a estos colosenses para

que entendieran con exactitud lo
que pretendía, cuando dijo en

este versículo: «Anulando el
acta de los decretos que había

contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en

medio y clavándola en la cruz».

¿Qué nos quería decir con eso?

Esto es lo que el apóstol Pablo
hace: Usa algo que es muy claro

y evidente para la gente de ese
tiempo en su significado, y lo

aplica de modo espiritual.

Por ejemplo, cuando alguien
incurría en una deuda que no

podía pagar, lo que pasaba es
que la persona a quien este le

debía escribía su deuda,
indicando cuánto le debía, o

quizá solo ciertas cosas que le
debía; y la persona con la deuda

debía firmar el documento.

Y lo clavaban, o lo ponían en la
puerta de su casa, para que todo

el que pasara por ahí o que
los visitara,

supiera que estaba endeudada.

Por lo general, lo ponían en
papiro y la tinta que usaban no

se fijaba, más bien, se quedaba
en la superficie y podía

borrarse con una esponja de tal
forma que podía borrarse todo

eso y no habría ningún rastro de
que había algo ahí

o alguna vez lo hubo.

O también, por otro lado, tenían
otra forma de anular la deuda o

indicar que estaba cancelada, y
era clavando un clavo sobre ese

certificado de deuda.

Así que Pablo está diciendo
esto; véalo de esta forma.

Dice: «Dios nos perdonó todos
los pecados, anulando el acta–

borrando y destruyendo el acta
de los decretos–de los decretos

que había contra nosotros».

Es decir, todos hemos violado la
ley de Dios.

Violamos los 10 Mandamientos,
violamos lo que nuestro Señor

nos enseñó; así que todos, todos
hemos violado la ley de Dios.

Entonces todos tenemos una lista
de deudas.

Y lo que dice es esto, que
perdonándonos todos nuestros

pecados y anulando, borrando,
destruyendo la lista de deudas,

el acta de los decretos contra
nosotros, que nos era contraria,

la quitó de en medio y la clavó
en la cruz.

Al decir: «quitándola de en
medio», usa un tiempo perfecto

del griego que significa esto:
La quito de en medio y el

resultado continúa
incluso hasta ahora.

Es decir, la quito de en medio,
no va a regresar a mí.

Así que cuando Dios perdona
nuestros pecados, no los perdona

únicamente por un período
temporal.

Al perdonarlos,
están perdonados,

son borrados, son destruidos.

Es, ciertamente, borrón y cuenta
nueva.

Y su nombre puede estar abajo,
pero no hay nada por encima

porque hemos sido perdonados.

Vea lo que dice: «perdonándoos
todos los pecados».

Bien, al decir: «clavándola en
la cruz», aquí simplemente se

refería a esto: Que es
exactamente lo que Dios ha hecho

en nuestra vida a todos los que
recibimos a Jesucristo como

nuestro Salvador.

¿Qué ha hecho?

Borró totalmente nuestra deuda,
nos separó de ella, nos libró de

ella, la destruyó, ya no está
ahí, ahora somos libres.

¿Qué hizo Él?

La clavó en la cruz en la
Persona de Jesucristo.

Con esa idea en mente, quisiera
que veamos lo que el apóstol

Pablo dice aquí porque no creo
que haya un tema en ningún lugar

en toda la Biblia, ni en ningún
otro lugar, tan importante como

el tema del que hablaremos.

Porque si no entiende esto,
nunca entenderá lo que Dios

pretendía desde el principio.

Si no lo entiende, nunca
entenderá por qué y cómo Dios ha

hecho lo que ha hecho.

Ni entenderá por qué la gente
aún trata de hacer lo mejor para

ser salva y limpia de su pecado,
en vano.

Por eso, escuche con atención,
recordando que Dios ofrece el

perdón a todos los que
están dispuestos

y listos para recibirlo.

Y quisiera que se fijen en algo
muy sencillo, en que la cruz es

la respuesta de Dios a la deuda
de pecado.

Todos incurrimos en esa deuda
cuando pecamos contra Dios.

Por tanto, pesaba un castigo
sobre nosotros porque no

podíamos pagarla.

No hay forma de que alguien
pueda volverse justo.

Usted dirá: «Bueno, le diré
algo: Digamos que cambio mi

forma de vivir y de aquí en
adelante, de aquí en adelante

viviré una vida justa.

Voy a ser obediente a Dios.

Voy a hacer lo que Él dice».

Le diré cómo sería eso.

Suponga, por ejemplo, que tiene
una tienda y yo entro, y suponga

que me da crédito.

No uso la tarjeta de crédito,
pero me vende a crédito.

Y así, pasan unos 3 o 4 meses y
yo le sigo comprando y usted lo

pone a mi cuenta.

Y un día entro y digo: «Mire,
¿sabe qué?

Me pasó algo bueno.

A partir de este día pagaré solo
en efectivo.

Será en efectivo cada vez que
pague, así que no se preocupe.

A partir de ahora será
efectivo».

Está bien pagar en efectivo, si
puedo, pero ¿qué pasará con esa

deuda que aun tengo?

Solo porque pagaré en efectivo a
partir de hoy,

eso no borra esa deuda.

Primero, espiritualmente, no
puedo vivir una vida justa hasta

que me solucione mi pasado.

Por tanto, esa parte no
funciona.

Y todos hemos contraído una
deuda.

O pagamos la deuda de nuestro
pecado o alguien más tendrá que

hacerse cargo de ella.

Así que, lo que Pablo dice es
esto: La cruz es la forma en que

Dios se encarga de la deuda de
la que ninguna persona, ni uno

solo de nosotros podría
encargarse porque somos

incapaces de hacerlo.

Bien, surge una pregunta: ¿Cuál
fue el motivo principal de Dios

al enviar al Señor Jesús, en
primer lugar?

Tenía 2 motivos en mente.

Si le pregunto cuál cree que es
el primer motivo, o tal vez no

en ese orden, pero
¿cuál es uno de esos motivos

que tenía Cristo?

Es decir, ¿qué pudo motivarlo a
enviar, qué motivó a Jesús a

venir y al Padre a enviarlo a
morir en la cruz?

¿Qué es lo primero que le viene
a la mente?

¿Cuál fue el motivo?

Vamos, ¿cuál fue?

Amor, ¿no es cierto?

Uno de sus motivos fue el amor
porque la Biblia dice en Juan

3.16: «Porque de tal manera amó
Dios al mundo–recuerde amó Dios

al mundo–que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel

que en Él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna».

Lo entendemos, es un motivo
claro.

Pero hay un segundo motivo,
mire, igual de importante, Dios

no es simplemente un Dios de
amor, aunque es un Dios de amor

incondicional, sino también un
Dios de justicia, así como es un

Dios de amor.

No puede tener al verdadero Dios
sin tener un Dios de justicia y

de amor.

Porque al pensar en quién es
Dios y qué dice en su Palabra,

debemos preguntarnos quién es
este Dios.

Es un Dios de amor y es también
un Dios de justicia.

Mire, es la justicia de Dios, es
la justicia de Dios lo que hemos

de afrontar y porque hemos
pecado contra Dios y tenemos

esta deuda por pagar.

Alguien dirá: «Bien, ¿por qué no
solo, por qué

no solo puede borrarla?».

Porque es un Dios de justicia y
además fue quien decretó que el

pecado debe pagarse.

Por tanto, quisiera mostrarle
otro pasaje de la Biblia en unos

momentos; y creo que estos 2
pasajes juntos son 2 de los más

importantes en la Biblia
respecto a lo que hace Dios en

nuestra vida.

Así que Dios, Dios estaba
obligado por su naturaleza a

hallar un modo de justificar,
declarar inocente, anular su

deuda de pecado y mi deuda de
pecado declarar que ya no somos

culpables, hacernos limpios y
justos a sus ojos y, al mismo

tiempo, ser el Dios justo que
sin duda es.

¿Cómo lo haría?

Pues en este pasaje ciertamente
nos da una pista

de cómo lo hará.

Dios pudo haber hecho una de 3
cosas.

Pudo haber dicho: «Toda
justicia», y decirles a Adán y

Eva y a cada persona que nació
después: «Voy a ejecutar

justicia sobre la humanidad»;
¿Qué significa?

Significa que no existiría
piedad, ni ayuda, ni salvación,

sino solo castigo eterno porque
eso es lo que el hombre merece

porque Dios no tiene comunión ni
relación cercana con alguien que

vive en pecado.

Algo debe pasar con el problema
del pecado en nuestra vida.

Sabemos que Dios es un Dios
realmente santo y justo.

Y, escuche, si es de esas
personas que dice: «Mire, yo

hablo con Dios y somos amigos,
pero esas ideas acerca de

Cristo, no me interesa eso».

No, no puede tener comunión con
un Dios santo.

Mire, no puede tener comunión
con un Dios santo, por su

naturaleza pecaminosa que lo
aparta de Dios, hasta que sea

transformado por la gracia de
Dios y que algo asombrosamente

espiritual y sobrenatural ocurra
en su vida.

No, no puede.

Y no hay un solo versículo en la
Biblia que diga que sí.

Por eso, mire, la única solución
para que tengamos una relación

personal con Dios es la cruz.

Mire, si Él hubiera dicho: «La
justicia es la respuesta», toda

persona habría sido condenada.

Suponga que dijera: «El amor es
la respuesta», eso habría

significado que no habría ley
moral; que una persona podría

hacer lo que quisiera, cuando
quisiera hacerlo, sin ley moral.

Si no hay ley moral, tampoco hay
castigo.

Y ¿qué clase de mundo
tendríamos si cualquiera

pudiera hacer lo que quisiera?

No habría ley moral porque no
hay castigo.

Y el mundo entero sería un lugar
infernal para vivir si en su

naturaleza pecaminosa cada uno
pudiera hacer lo que quisiera y

cuando quisiera, y no habría
violación de la ley

ni castigo alguno.

Así que Dios no pudo haber
escogido esa alternativa.

No puede ser solo amor y no
puede ser solo justicia.

Entonces ¿Qué tenía que ser?

Dios escogió lo único
que podía hacer.

Y ¿qué era eso?

Él decidió, sabiamente, enviar
al Señor Jesucristo, su Hijo

unigénito, a este mundo–sin
pecado, perfecto, justo y

santo–con el crucial
propósito de poner la deuda de

nuestro pecado sobre sí mismo y
pagar esa deuda en su totalidad.

Por tanto, de ese modo y solo de
ese modo, podía Dios, que es

santo y justo, declarar que un
pecador culpable es inocente, y

al mismo tiempo, seguir siendo
justo.

Quisiera que me acompañe a
Romanos, capítulo 3.

Romanos capítulo 3 es un pasaje
muy importante en la Biblia

porque aquí Pablo explica esta
verdad.

Escuche lo que dice: Capítulo 3
y versículo 23.

Pablo dice: «Por cuanto todos
pecaron y están destituidos de

la gloria de Dios»– Todos hemos
tenido un problema

con la deuda del pecado.

Vea el versículo 24: «Siendo
justificados»–es decir,

declarados inocentes, por tanto,
perdonados…

«siendo justificados–¿cómo?–
gratuitamente por su

gracia–bondad, amor y
misericordia, a pesar de lo que

merecemos mediante la
redención por medio de la

compra que Jesucristo hizo en el
Calvario que es

en Cristo Jesús»; Vea eso.

Dice que hemos sido, hemos sido
justificados, declarados

inocentes gratuitamente.

No es algo que podamos hacer.

No basta con obras, ni basta con
dar ni basta con orar.

Dice: «Justificados
gratuitamente».

Esto es algo que Dios nos da,
dice, por su gracia, motivado

por su amor, por la obra de
Jesucristo en la cruz;

así es su redención.

Escuche, vea esto: «a quien Dios
puso en la cruz lo exhibió como

propiciación o como sacrificio
por medio de la fe en su sangre

para–¿con qué propósito?–Para
manifestar su justicia, a causa

de haber pasado por alto, en su
paciencia, en su paciencia los

pecados pasados», ¿Qué quiere
decir?

«con la mira de manifestar en
este tiempo su justicia, a fin

de que él sea el justo, y el que
justifica al que es

de la fe de Jesús».

Esto es lo que dice.

¿Cómo una persona que no es,
cómo alguien culpable

declarado inocente?

Dice que de esta forma: mediante
el derramamiento de la sangre de

Jesucristo en su crucifixión.

Dice que de esa forma Dios
demuestra su justicia.

Por ejemplo, si Dios dijera:
«Eso es lo que dije, pero esto

es lo que haré», nunca podríamos
confiar totalmente en una

promesa de Dios o en la oración;
porque si alguna vez violara su

propia ley, su veracidad estaría
en duda.

Si alguna vez violara sus
propios principios, entonces sus

caminos estarían en duda.

Por tanto, esto es lo que dice.

Para que Dios demuestre que sí
es un Dios justo, dice: «En la

paciencia de Dios», en su
paciencia, Él pasó–vea esto

ahora– «pasó por alto los
pecados pasados».

Esto no significa, no significa
que Dios dejara pasar nuestros

pecados, escuche, antes de ser
salvos, y a partir de ese

momento es otra historia.

Dios no puede ignorar el pecado.

No ignora el pecado.

No hay un solo versículo que
diga que lo ignora.

Él dice, lo que dice es que
cuando Dios lo pasó por alto,

¿qué significa eso?

Significa esto.

Por ejemplo, en el Antiguo
Testamento, cuando alguien

pecaba, se le pedía que trajera
un cordero y lo degollaba y

derramaba su sangre.

Bien, ¿significa eso que el
derramamiento de esa sangre de

ese animal les traía el perdón
de los pecados?

No lo hacía.

Ese era un simbolismo.

Esa era la imagen que Dios,
escuche, grabó en la mente de

esos hebreos.

Porque esa sangre no hacía nada
por la persona.

¿Recibían el perdón?

Sí, pero con base ¿en qué?

Vea lo que pasa para que no
malinterprete lo que digo.

Dios perdonó a cada santo del
Antiguo Testamento

que vino a Él.

Les perdonó sus pecados a
crédito.

¿Lo entendió?
A crédito.

No había tarjetas, pero fue a
crédito.

¿Cómo puede Dios perdonar a
crédito?

Aquí está la razón: Porque miles
de años antes, Dios los perdonó,

no con base en lo que hicieron,
sino con base en lo que el Hijo

de Dios haría en el futuro.

Y debido a que Dios ve todo el
tiempo de esta forma, por tanto,

Dios no está restringido a aquí
o allá, sino que Dios ve de

principio a fin.

Por tanto, cuando veía a los
santos del Antiguo Testamento

pecar contra Él, ¿qué hacía?

Sabía que aquí está la cruz.

Y la cruz estuvo ahí siempre en
la mente de Dios.

Lo que Dios sabía al perdonar su
pecado cuando obedecían en el

sacrificio de un animal, es que
ese perdón no se basaba en ese

acto, sino se basaba en lo que
Jesucristo haría en el futuro.

Eso es muy importante y cuando
lleguemos a la crucifixión de

Cristo en un momento,
comprenderán por qué

es tan importante.

Por eso, dijo: «Dios
pasó por alto».

¿A qué se refería?

No quiere decir, no significa
que ignoró sus pecados.

No solo los borró diciendo:
«Están en el pasado», sino que

Él se contuvo y dejó, escuche,
todo el castigo y la

culpabilidad en suspenso hasta
que Jesucristo viniera.

Eso es lo que dice.

Ahora dice que para manifestar
su justicia, en su paciencia,

Dios pasó por alto los pecados
pasados: «Con la mira de

manifestar en este tiempo su
justicia, a fin de que él sea el

justo, y el que justifica al que
es de la fe de Jesús».

Escuche bien, esa es la única
forma, la única forma posible.

Y nadie puede responder a esta
pregunta de otra forma: ¿Cómo

podría Dios–que es perfecto,
santo y justo–justificar,

declarar inocente y borrar el
pecado del que es pecador,

malvado y vil, cuando la
ley de Dios dice:

«El alma que pecare, morirá».

¿Cómo puede hacerlo y seguir
siendo un Dios justo, el Padre?

El apóstol Pablo dice que solo
hay una forma y es mediante la

crucifixión,
la muerte expiatoria.

Significa el pago de Cristo con
su muerte.

Él pagó por su pecado y mi
pecado en la cruz del Calvario.

En un solo acto, nuestra deuda
de pecado fue borrada para todos

los que lo aceptamos como pago y
recibimos al Señor Jesús

como nuestro Salvador.

De eso se trata la cruz.

Por eso tuvo que venir
Jesucristo a convertirse en

pecado, para que nosotros,
escuche, que no podíamos pagar

nuestra deuda,
por ser pecadores,

no nos perdiéramos eternamente.

El que no tenía pecado tomó
sobre sí nuestra deuda, pagó el

precio con su vida, libertando
así a toda persona que esté

dispuesta a creer en Él y
haciendo posible pasar la

eternidad con Dios y no estar
eternamente separados de Él.

Bien, cuando dice: «Bien, un día
de estos, cuando muera

y vaya al cielo, diré esto…».

No lo hará.

Usted no va a decir nada.

Porque, ¿sabe algo?, escuche
bien esto: De todo corazón, se

pondrá de pie, como dijo el
apóstol Pablo, cuando dijo: «Por

lo cual eres inexcusable».

Después de oír el
evangelio de Jesucristo,

no puede haber excusa alguna.

Y sabiendo que el Hijo de Dios
murió por sus pecados y padeció

por usted, no habrá excusa.

Recuerde ante quién se
presentará en el juicio: El

mismo Cristo que entregó su vida
en la cruz, quien padeció física

y emocionalmente de todas las
formas, al llevar el pecado de

la humanidad, abandonado incluso
por Dios el Padre en esas horas,

y sufrir la ira de Dios.

¿Se parará ante Él y le ofrecerá
una excusa?

No, no lo hará.

Y si muere sin Él, no habrá
esperanza al otro lado

de la tumba.

Por eso semana tras semana les
suplico, les suplico que pidan

al Señor Jesucristo que perdone
sus pecados.

Me dirá: «¿Cómo aplico todo esto
a mi vida?

Oí que dijo que Dios envió a
Cristo debido a su amor y porque

es justo; y que para que Dios
siguiera siendo recto y justo,

tenía que enviarlo.

Solo Él podía tomar mi lugar».

Cierto.

«Entonces ¿qué debo hacer?».

Esto puede hacer: Reconozca su
maldad y reconozca el hecho de

que no hay otra forma.

La cruz de Cristo es la única
forma.

Por eso, dígale al Padre:
«Padre, sé que pequé contra ti.

Y lo peor que he hecho, al
escuchar este mensaje, es

comprender que he ignorado al
Hijo de Dios.

Rechacé al Hijo de Dios.

Creo lo que dice la Biblia, que
lo enviaste a la cruz y Él pagó

mi deuda de pecado.

Te pido, con sinceridad
en mi corazón,

que perdones mis pecados.

Aquí y ahora, acepto, creo en el
Señor Jesucristo.

Creo que Él es tu Hijo eterno y
te pido que perdones mis

pecados, con base, no en algo
dentro de mí que sea bueno, sino

basado en el hecho de que Él
murió por mí, y has dicho: ‘Cree

en el Señor Jesucristo, y serás
salvo, perdonado, redimido,

reconciliado con
Dios, unido a Él’.

Y, Señor Jesús, Padre celestial,
Cristo, moriste por mí.

Padre Celestial, te agradezco,
te alabo por el perdón

de mis pecados».

No tiene que decir todas esas
palabras.

No tiene que
decirlo como yo,

pero hay ciertas
cosas importantes.

Reconozca su maldad y que,
cuando Él fue a la cruz, pagó su

deuda del todo.

Escuche bien, liquidó su deuda
de pecado.

Pídale que lo perdone, acepte su
perdón, rinda su vida a Él

como su Salvador.

Escuche bien, Cristo debió morir
en la cruz por nuestra

salvación, nuestro perdón.

No fue al infierno y tampoco
debe, tampoco debe sufrir

eternamente por nosotros, por
esta razón: Si hubiera tenido

que sufrir una y otra y otra,
otra vez, nuestra deuda de

pecado no habría sido cancelada;
aún se estaría pagando.

Cuando dijo: «Consumado es» y
murió, resolvió el asunto de una

vez por todas.

Todo su pecado, pasado, presente
y futuro, ha sido pagado,

expiado, resuelto de una vez por
todas.

Cuando pecamos contra Dios
porque aún vivimos en la carne,

le pedimos su perdón, sabiendo
que ese perdón ya ha sido

comprado en la cruz.

Y lo que hace eso es mantener
intacta nuestra comunión con Él.

¿Hay alguna otra forma de que
Dios sea un Dios justo y que

pague nuestra deuda de pecado,
excepto por la cruz?

La respuesta es no.

Por eso la cruz está en el
centro de la Palabra de Dios; en

el centro del universo; en el
centro de todos los tiempos;

pasado, presente y futuro.

Aquí radica la única
esperanza del hombre,

en la Persona de Jesucristo.

Padre, te agradecemos por
amarnos más allá de nuestra

comprensión y que aún nos amas,
nos amas incondicionalmente.

Te pido con todo mi corazón,
Padre, por cada persona

que oiga este mensaje.

Concédeles la libertad, Padre,
de orar en sus propias palabras

esa sencilla oración de
confesión; confesión de su

maldad, confesión de su fe en
Cristo, quien pagó en el

Calvario por sus pecados y la
confesión de su fe, para creer

que tú los perdonarás si te lo
piden.

Oro para que el Espíritu del
Dios vivo fije este mensaje tan

profundo, que incluso en quienes
te rechazan en lo profundo de su

corazón pueda penetrar.

Un día, de algún modo, en algún
lugar, antes que sea tarde, en

su mente, en su espíritu, este
mensaje sea resucitado y se

acuerden de la cruz y de la
deuda que se pagó y te reciban

como su Salvador personal.

En el nombre de Cristo, amén.

[música]