Enseñanzas que aprendemos de las tentaciones de Jesús – Dr. Charles Stanley

Vivimos en un mundo corrupto donde la tentación forma parte de la vida cotidiana. El Dr. Stanley explica que, aunque cada persona se enfrenta a la tentación de manera diferente, el ejemplo del Señor Jesucristo nos ofrece la mejor defensa de todas.

Comience su día con

el devocional gratuito

En Contacto.

¡Suscríbase hoy mismo!

[música]

locutor: En Contacto
con el Dr. Charles Stanley.

Alcanzamos al mundo con el
evangelio de Jesucristo

por medio de una enseñanza
bíblica sólida.

Hoy en el programa En contacto,
«Enseñanzas que aprendemos

de las tentaciones de Jesús».

Dr. Charles Stanley: Todos
enfrentamos algún tipo

o forma de tentaciones.

Quizás hasta el último día de
nuestra vida estaremos

confrontando algo.

No significa que siempre será lo
mismo, pero la tentación es

parte de la vida.

Vea a la sociedad corrupta,
malvada en la cual vivimos.

Pero, Adán y
Eva enfrentaron tentación

sin tener nada de esto.

Toda generación la ha
enfrentado, así que no podemos

culpar a alguien más o a algo
más.

Por nuestra naturaleza caída, y
vivimos en un mundo caído, la

tentación es algo que
confrontamos

casi a diario.

No necesariamente cada día.

Y no significa que confronte las
mismas tentaciones siempre, o

quizás tantas como antes de
estar en esta etapa de su vida.

Pero está allí.

La pregunta es: ¿Cómo
confrontarla?

Muchas personas viven toda su
vida y nunca deciden

confrontar la tentación.

Luego pasa que cuando por alguna
razón les llega,

reaccionan de un modo.

«Si me afecta en esto,
reaccionaré así».

Así que no tienen un verdadero
método de respuesta.

¿Hay forma de confrontar la
tentación?

Es decir, ¿puedo formar una
defensa?

¿Puedo anticipar mi
reacción y saber

que tal cosa siempre funcionará?

Quizás, la mayoría diría que no
pues todos somos distintos.

Si eso es cierto, significa que
todos estamos sujetos a que el

poder satánico, el poder del
diablo nos ataque por cualquier

lado, ángulo, en cualquier
momento y lugar, y ahí caemos.

Esa no es la voluntad de Dios,
ni su propósito, ni su plan.

Usted dirá: «¿Podemos vivir sin
tentación?»

No.

Pero no tenemos que caer, a
menos que lo elijamos.

Usted dirá: «Pero no sabe cuan
tentado estoy», «ni sabe la

clase de tentación que
confronto».

Le diré 2 cosas.

La primera, si no ha aceptado a
Cristo como su Salvador

personal, está por su cuenta.

No tiene defensa real, porque
confronta a alguien que tiene

las respuestas, que sabe justo
cuándo atacarle, dónde, y por

cuánto tiempo para hacerle caer.

Así que si no es creyente, no
tiene chance, no tiene opción.

Si lo es, tiene la oportunidad
de entender cómo es la

tentación, de qué se trata, lo
que es en verdad, cuál es su

meta, quién está detrás de ella,
y que puede vivir, no sin

tentación, pero sin caer
continuamente.

Dirá: «Bueno, ¿se llega a
una etapa en la vida

en la que ya no se es tentado?»

Lo dudo.

¿Llegará a un lugar en su vida
donde ciertas cosas

ya no le molestan?

Creo que sí, pero en
cuanto a tentación,

¿totalmente fuera de su vida?

No.

Quizás sea algo tan sencillo
como el chisme.

Chismeaba a los 20, a los 40, a
los 60, a los 80.

Sigue chismeando, y sigue
pidiéndole a Dios

que le perdone.

O tal vez sea algo mucho más
serio que eso.

Muchas personas lo hacen–viven
con pecado en su vida.

Viven enfrentando la misma
tentación una y otra vez, y

llegan a esta conclusión: «Pues,
supongo que así será».

«Así es, todo el mundo es
tentado por algo, así que y

esta es la mía, entonces,
tendré que vivir

y morir con esto».

No tiene que.

Quizás viva y muera con la
tentación, pero no la caída, no

sucumbir a ella, no siendo
derrotado por ella.

Pero es cuestión de su actitud y
entendimiento, y la posibilidad

de formar una defensa en su vida
que le proteja.

Bien, el mejor lugar adonde ir
para descubrir cómo confrontar

la tentación es con quien
venció cada una de ellas,

y ese es Jesús.

No es su voluntad que vivamos
cayendo en tentación.

Su voluntad es que nuestra vida
tenga una defensa un mecanismo

de defensa, un plan, que al ser
atacados por el diablo,

sepamos qué hacer.

De eso se trata este mensaje.

Y le invito a acompañarme a
Mateo capítulo 4, y los primeros

11 versículos nos relatan de
Jesús frente a la tentación.

Y deseo que veamos lo que
podemos aprender de su

experiencia, para poder
protegernos de caer.

Note que no dije protegernos de
ser tentados, sino protegernos

de caer en la tentación cuando
nos llegue.

Entonces comenzando en este
capítulo 4, y deseo empezar con

la primera palabra, porque es
muy importante.

Dice: «Entonces», ¿entonces qué?

Si buscamos en la Biblia qué
sucedió justo antes de esto.

Lo que aconteció justo antes fue
que Jesús fue bautizado.

Versículo 14: «Mas Juan se le
oponía, diciendo: ‘Yo necesito

ser bautizado por ti, ¿y tú
vienes a mí?’ Pero Jesús le

respondió–a Juan–Deja ahora,
porque así conviene que

cumplamos toda justicia.

Entonces le dejó–o le bautizó.

Y Jesús, después que fue
bautizado, subió luego del agua;

y he aquí los cielos le fueron
abiertos, y vio al Espíritu de

Dios que descendía como paloma,
y venía sobre él.

Y hubo una voz de los cielos,
que decía: ‘Este es mi Hijo

amado, en quien tengo
complacencia’.

«¿Qué tiene eso que ver
con la tentación?».

Vea esa palabra «entonces».

Significa que lo que leeremos
pasó justo después de esto.

¿Es eso relevante?

Es sumamente importante, en
breve le mostraré por qué.

«Entonces…».

Comenzando en Mateo 4:1
«…Jesús fue llevado por el

Espíritu al desierto, para ser
tentado por el diablo».

Y note que dice fue llevado.

Él no se fue deambulando solo.

Fue llevado, y note que dice
«llevado por el Espíritu», el

Espíritu de Dios.

Justo después de esta gran
experiencia de ser bautizado, el

Espíritu de Dios vino sobre Él y
Dios le bendijo, le bendijo y le

bendijo en esta experiencia,
¿luego qué hizo Dios?

Lo manda al desierto.

Usted dirá: «Eso no parece muy
justo.

Es decir, «¿por qué no le dejó
disfrutar la experiencia?».

Bueno, sí la disfrutó, pero,
escuche con atención, Dios no

hace nada sin tener un
propósito.

Dios no reacciona y responde,
tiene un propósito.

Así que le dio esta gran
experiencia para presentarlo al

inicio de su ministerio.

Entonces, cuando entra en
escena, Juan lo bautiza, el

inicio de su gran ministerio.

Entonces, la Biblia dice
que fue llevado

por el Espíritu al desierto.

No fue deambulando para allá.

No fue solo, fue llevado,
dice la Biblia, por el Espíritu

de Dios, al desierto, y, dice,
por un propósito muy específico.

Vino a un monte alto en el
desierto, la Biblia dice, para

ser tentado por el diablo.

¿Por qué habría Dios permitido
que el diablo tentara a su Hijo?

Quizás por más de una razón,
pero recuerde esto, una de las

razones principales por las
cuales Dios permite pruebas en

nuestra vida es para
prepararnos.

Prepararnos, y a menudo, para
pruebas mayores.

Entonces lo que Jesús sufre o
experimenta aquí es que el Padre

ahora está preparándolo para
enfrentar la realidad

de su gran ministerio.

Y 40 días, escuchando a Dios,
esto había hecho.

Escuchando y hablando con el
Padre.

«Señor, Tú sabes lo que…»

¿Se imagina la clase de
conversaciones entre Jesús y

Dios el Padre?

Fue un tiempo maravilloso
escuchando al Padre.

Ahora, después de 40 días, llega
Satanás.

Y escuche lo que dice: «Y vino a
él el tentador, y le dijo–

Mire, no «ya que eres», no
«ahora que eres», sino: ‘Si eres

Hijo de Dios, di que estas
piedras se conviertan en pan’.

«Si eres…».

No «ya que eres», sino «si eres
Hijo de Dios».

En otras palabras: «Si eres
quien dices ser, «entonces

tienes el poder de convertir
estas piedras en pan».

Lo que estaba diciendo era:
«¿Por qué no usas tu poder, tu

poder divino sobrenatural?».

En verdad: «¿Por qué no lo
abusas convirtiendo estas

piedras en pan?

Sería impresionante.

Además, sería una forma de
saciar tu hambre de una manera

milagrosa también».

Así que Jesús le dijo, no entró
en una discusión con él, le

dijo: ‘Escrito está: Mucha
atención.

‘Escrito está: No sólo de pan
vivirá el hombre, sino de toda

palabra que sale de la boca
de Dios’.

Ahora, lo que deseo que veamos
es esto Jesús no tuvo que idear

cómo confrontar a Satanás cuando
fue tentado.

40 días escuchando a Dios,
preparándose para el ministerio

que Dios le había encomendado, y
cuando Satanás le ataca: «Si

eres el Hijo de Dios…»

«Tienes hambre, de hecho,
pareces hambriento».

«Bueno, estas piedras, tienes el
poder de convertirlas en pan,

un pan delicioso y exquisito.

Como el que hacía tu mamá.

«Así mismito».

Y Jesús le dijo: ‘Escrito está:
No sólo de pan vivirá el hombre,

sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios’.

Mucha atención, Jesús tenía un
plan.

Un plan para confrontar la
tentación, y el plan

era acude al Padre.

Ve a la Palabra de Dios.

¿Qué dice la Biblia?

Jesús ya sabía esto.

Pablo, dirigiéndose a los
corintios, lo dijo de este modo:

«No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana»;

todos la tenemos– «pero fiel es
Dios, que no os dejará ser

tentados más de lo que podéis
resistir, sino que dará también

juntamente con la tentación la
salida».

¡Esa es la promesa de Dios!

Si usted no se la sabe, y le cae
algo fuerte, dirá: «Bueno,

Señor, sabías que yo no podía
manejar eso».

«Fue mucho para mí, me dejaste
tentar, es tu culpa».

No.

Dice que vayamos a la Palabra,
está escrito.

¿Qué está escrito?

Está escrito: Dios no permitirá
que uno de sus hijos sea tentado

o probado más de lo que pueda
resistir, dependiendo y

confiando en Dios.

Él dice que pondrá un límite.

Alguien dirá: «¿Qué tal si no sé
adónde ir?».

Mucha atención.

Ahora, si tiene un plan, el plan
tiene algunas partes, ¿cierto?

La primera es: ir a la Palabra
de Dios y encuentre esos

versículos que son como un
escudo de protección

para cuando sea tentado.

Y Él dijo, este es solo uno de
ellos, dice que Dios le pone un

límite si soy tentado lo primero
que debo hacer es decir,

«Gracias, Padre, por haberle
puesto límite a esto y no tengo

que rendirme..

Así que necesito municiones,
necesito una defensa y mi

defensa es la Palabra de Dios.

Quizás diga: «Tengo una
defensa».

Y esa defensa tiene partes, y es
versículo tras versículo tras

versículo en la Biblia que me
hacen ver que no tengo que

ceder, escuche–No tengo que
rendirme a eso, y hay que

encontrar versículos que se
apliquen de tal modo que apele a

nuestra vida, o a lo que
enfrentemos en la vida.

Usted dirá: ¿Por qué no me da
otro pasaje bíblico que

yo pueda usar?»

Si lo hiciera, qué hará usted,
usará ese mismo.

Debe encontrar el que mejor se
adapte a usted.

Por ejemplo, si usted tiene un
problema con enojo

hacia alguien.

Bien, busque en la
Palabra de Dios y vea

lo que dice sobre la ira.

Quizás sea algo moral; vea
lo que dice respecto

a algo inmoral.

O tal vez tenga un problema
con la avaricia,

vea qué dice Dios al respecto.

O sea, vaya a la
Palabra de Dios.

Eso hizo Jesús, escuche Es
evidente que Él tenía un plan.

Y, mire, Jesús no entró en
discusión con el diablo.

Si usted lo hace, perderá en
cada ocasión.

Tiene suficiente práctica en
nosotros.

Sabe cuándo estamos más
debilitados, o fortalecidos,

dónde atacarnos, con quién o lo
que sea.

Lo que hay que
preguntar es esto:

¿Cómo me defiendo
de la tentación?

Edifico una base firme de
verdad.

Y mi defensa es la Palabra de
Dios.

Así que Jesús le dijo, de
manera muy sencilla:

«No podemos comer solo pan».

Es decir, «No abusaré de mi
poder para saciar mi hambre».

Luego, dice la Biblia: «Entonces
el diablo le llevó a la santa

ciudad, y le puso sobre el
pináculo del templo».

Como dijimos, arriba, 45 metros,
hasta abajo en el valle, y

vuelve a decirle: «Si eres Hijo
de Dios…».

Mucha atención, si usted cree
que Satanás le atacará una vez y

luego se olvidará, este era el
Hijo de Dios, y Él venció a

Satanás una vez, y Satanás
vuelve en seguida y dice lo

mismo: ‘Si eres Hijo de
Dios, échate abajo–

Y luego cita la Escritura.

Piense en cuán sutil es Satanás.

No solo lo tentó a hacer algo
malo, sino que citó

un pasaje para defenderlo.

Dice: «porque escrito está: A
sus ángeles mandará acerca de

ti, y, En sus manos te
sostendrán, Para que no

tropieces con tu pie en piedra».

Entonces, dijo: «Esta es la
Palabra de Dios».

¿Alguna vez alguien ha venido a
darle un pasaje bíblico para

defender su pecado?

Claro que sí.

Así que regresa a Jesús.

Entonces, cuando Dios le dé,
mucha atención.

Si me escucha,
diga amén.

Cuando Dios le dé una victoria,
tenga esto seguro, ¡cuidado!

Entonces Jesús le responde, por
otro lado.

En otras palabras: «Satanás
citaste esta Escritura,

déjame darte otra».

Y es: «No tentarás al Señor tu
Dios».

¿Y qué sucede?

Satanás vuelve a ser vencido.

Esto dice Dios.

Las 2 veces, mucha atención.

Jesús no entró en discusión con
el diablo.

Cuando usted se pone a discutir
con el diablo, ha perdido.

Primero, con ello ha
reconocido como que

él tiene cierta posición.

De algún modo, ha reconocido
que: «Quizás tenga razón,

o esto o lo otro».

No puede discutir con el diablo.

Al ser tentado, la reacción
correcta es ir de inmediato a la

Palabra de Dios.

¿Qué dice Dios?

Cada vez que Jesús le enfrentó
hizo esto, dijo: «Escrito está».

El diablo le tentó otra vez a
hacer uso indebido de su poder y

además le dijo: «La mejor forma
de tener una multitud, rápido,

un montón de seguidores.

es lanzándote del templo,
súbete al templo y ponlo en el

periódico, en las noticias, que
te lanzarás a tal hora, toda

esa gente estará allí escuchando
y viendo, se emocionarán tanto

y aplaudirán y verán qué pasa.

Lánzate.

Caerás en tus pies, y habrá
conmoción.

Y luego dices: «Yo soy el Hijo
de Dios, soy el Salvador,

te creerán.

No hay problema».

Puedes evitar la cruz, puedes
evitar la cruz, si haces lo que

te dije.

«Lánzate de arriba del templo,
tendrás una multitud.

Pronto el mundo entero lo
sabrá».

Con lo que le tiente Satanás,
puede parecer muy provechoso,

prometedor, gratificante a
primera vista.

Pero vea por abajo, vuelva a
verlo, encontrará la trampa, un

anzuelo, lleno de
mentiras, no es de Dios,

terminará destruyéndole.

El mundo está lleno de mentiras,
de engaños.

Por eso, en lo que sea que
enfrentemos en la vida, hay que

preguntar: ¿Cuál es la verdad?

Porque la verdad es hay penas
para el pecado.

Esta es una verdad divina que
nadie puede refutar, ni la

persona más culta, impía o quien
sea: Cosechamos lo que

sembramos, más y después de
sembrarlo, y punto.

Ese es un principio científico.

Es un principio natural, es un
principio espiritual.

Y quienes hacen alarde de que no
necesitan a Dios, no necesitan

esto y aquello, si pudieran
vislumbrar el final de sus

vidas, se darían cuenta de que
vendrá un día en que vendrán las

consecuencias de su incredulidad
y desobediencia.

Entonces, dijo: «Si eres Hijo de
Dios, «salta, y tendrás lo que

necesitas sin la cruz».

Y cita el pasaje de lo que Dios
dice que hará, luego Jesús le

responde con otra cita: ‘No
tentarás al Señor tu Dios’.

Luego: «Otra vez le llevó el
diablo a un monte muy alto, y le

mostró todos los reinos del
mundo y la gloria de ellos, y le

dijo: ‘Todo esto te daré, si
postrado me adorares».

«Ahora, si tomas tu ruta, nunca
tendrás eso».

Si tomas tu ruta, no podrás
vivir tanto tiempo.

Pero si solo te postras y me
adoras, yo te daré los reinos

del mundo».

Claro, esa es otra mentira del
diablo.

Y desde luego, ¿qué dijo Jesús?

Dice: ‘Vete, Satanás, porque
escrito está: Al Señor tu Dios

adorarás, y a él sólo servirás’.

En cada ocasión, Jesús usó
el mismo método

de enfrentar la tentación.

Ahora, nadie puede mejorar ese
método.

Piense en esto.

Usted tiene el privilegio de
hacer esto.

Puede edificar este muro de
fortaleza.

Puede formar este recurso.

Puede formar esta armadura
contra la tentación.

¿Significa que nunca caerá?
No.

Pero si edifica su vida en la
Palabra de Dios, si la Palabra

de Dios es parte vital de su
mente, es vital en su toma de

decisiones, es parte vital de su
estilo de vida, o sea, la

Palabra de Dios es vital en su
vida.

Es algo que usted lee a diario.

Es algo que usted cree de
principio a fin.

Es un modelo para su vida.

Las promesas de Dios están aquí.

Su poder está aquí.

Si edifica la verdad de Dios en
su vida, construirá un muro.

Con esto no quiero decir que
nunca será tentado, obviamente

será tentado.

No estoy diciendo que nunca
caerá porque aún vivimos en

estos cuerpos y vivimos en un
mundo que es corrupto, pero

tendrá un recurso, y una defensa
contra el diablo, mire, que

flaqueará menos, menos y menos
veces.

Dirá: «Bueno, sabe, vivo solo, y
es tan difícil, es tan malo

estar solo».

No está solo.

Si aceptó a Cristo como su
Salvador, por su propia

confesión, Él vive dentro de
usted.

Mire, si Jesús está dentro de
usted, según dice la Biblia,

tengo todo lo que necesito para
andar en obediencia a Dios.

Así que no puedo echarle la
culpa a nada de eso.

La verdad es no puedo echarle la
culpa de mi caída en la

tentación a nada ni nadie.

Alguien dirá: «Bueno, sabe, «yo
no crecí creyendo».

Pues prepárese para empezar a
creer.

Es decir, si la verdad está
aquí, créala.

Jesús dijo en cada
ocasión: «Ve a la Palabra,

ve a la Biblia, ve a la Biblia».

«Esto fue lo que dijo mi Padre».

No tiene que vivir en pecado.

No tiene que rendirse a la
tentación.

Dirá: «Pero es tan fuerte».

Seguro lo es.

El diablo no viene y dice:
«Quiero atraparte».

No, dice «te quiero a ti».

Así que la tentación no viene
fácil, de manera sencilla.

Viene como la fuerza del diablo,
para derrotarle, tumbarle, en

incredulidad, debilidad hasta
que se rinda al diablo.

Quizás usted no crea en él.

Recuerde, eso no lo elimina.

Ni siquiera tiene que creer en
Dios.

Si no cree en Dios, ¿cree que
eso afecta a Dios?

No, no le afecta.

Le afecta a usted.

Falta de fe no afecta a Dios.

La falta de fe afecta al que no
es creyente.

A pesar de todas las promesas
maravillosas que Dios nos ha

dado en la Biblia, cómo vivir
consagradamente, en obediencia a

Dios, y todos los que tratamos
de vivir en obediencia a Dios,

pues es tan insensato tratar de
vivir sin Dios.

Hay dolor, sufrimiento, pena y
rechazo, etcétera, multiplicado

muchas veces para quienes no
conocen a Dios.

Alguien dirá: «Bueno, de algún
modo lo lograré».

¿Qué es eso?

¿Qué es de algún modo?

No, ha sido engañado.

La verdad es que si no ha
aceptado a Cristo como su

Salvador, está en problemas.

Hay una sola forma de vivir, y
hacerlo bien, y es habiendo

aceptado a Jesucristo como su
Salvador personal.

Hasta que rinda su vida a Jesús
y Él venga a su vida mediante el

Espíritu Santo y Él construya la
defensa y comience

a obrar en su vida.

Mire, no somos nosotros, es el
Espíritu de Dios en nosotros

quien responde a la tentación,
al obedecerle al Señor.

Así que si está esperando el día
que sienta que puede soportar la

tentación, nunca será salvo.

Pero si está dispuesto
a decirle: «Señor,

«he pecado contra Ti.

Sigo pecando contra Ti.

No quiero esto en mi vida.

Quiero pedirte que perdones mi
pecado.

Acepto a Cristo como mi
Salvador personal por fe.

Creo que en la cruz Él pagó la
deuda de mi pecado y hoy rindo

mi vida a Él.

Gracias por este mensaje, Señor,
y te pido que me enseñes cómo

vivir esta vida en el poder del
Espíritu Santo».

¿Lo hará?

Claro que sí.

Si ya usted es creyente, ahora
ya no tiene excusa para

confrontar la tentación.

Simple.

Es un mensaje muy sencillo.

Esto hizo Jesús, esto haré.

¿Pero triunfó Jesús?

¿Triunfaremos?

Sí, porque el Espíritu de Dios
en nosotros nos facultará para

superar toda tentación, pena y
carga en la vida.

¿Significa que no flaquearemos?

No quiere decir eso.

Porque somos humanos.

Vivimos en estos cuerpos
humanos, vivimos en un mundo

corrupto, malvado y vil, pero
seremos victoriosos si Dios está

en control de nuestra vida.

¿Amén?

Padre, cuan agradecidos estamos
por este maravilloso pasaje de

la escritura que es tan
sencillo, y claro pero tan

perfecto para tus hijos para
mostrarnos cómo andar en

victoria cada día
de nuestra vida.

Te amamos, te alabamos, te
bendecimos, y te pedimos que

pase lo que pase en nuestras
vidas que recurramos a Ti no a

nuestras propias facultades,
talentos y destrezas.

Yendo a ti, confiando en Ti,
yendo a tu Palabra, sacando de

este gran manantial de verdad
justo lo que necesitamos para

encarar cada asunto en la vida,
en el nombre de Jesús, amén.

[música]