Crecimiento en la adversidad – Dr. Charles Stanley

En este mensaje, el Dr. Stanley nos enseña a aceptar los propósitos de Dios al permitir que pasemos por momento de adversidad. Y nos recuerda que debemos elegir ver la adversidad como una oportunidad y no como un obstáculo. Cuando lo hacemos, crecemos en nuestra semejanza a Cristo.

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locutor: En Contacto, el
ministerio de enseñanza

del Dr. Charles Stanley.

Alcanzamos al mundo con el
evangelio de Jesucristo

por medio de una enseñanza
bíblica sólida.

Hoy, en el programa
En Contacto,

«Crecimiento en la adversidad».

Dr. Charles Stanley: Cuando
nace un niño, es normal esperar

que ese niño crezca.

Anhelamos que camine, y ver
otros logros a los 2 o a los 5,

quizás a los 13, 19, 21,
25 y así sigue, porque eso es lo

normal que suceda.

Y si un niño no crece, sabemos
que hay un problema grave.

Lo mismo es cierto
en la vida cristiana.

Al aceptar a Cristo como su
Salvador, la Biblia dice que ha

nacido de nuevo.

Y por ser un nuevo nacimiento,
debemos crecer en nuestra

relación con Cristo.

Debemos crecer en nuestro
entendimiento de quién es Él y

cómo obra en nuestra vida.

Y crecer en nuestro
entendimiento de las

dificultades que pasamos y
cómo debemos reaccionar.

Y al leer en la Escritura, por
ejemplo, el apóstol Pablo, nos

recuerda en Efesios 4, versículo
15, dice: «sino que siguiendo la

verdad en amor, crezcamos en
todo en aquel que es la cabeza,

esto es, Cristo».

Y, luego Pedro dice algo
similar en 2 Pedro, en el último

versículo de la epístola, dice:
«Antes bien, creced en la gracia

y el conocimiento de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo.

A él sea gloria ahora y
hasta el día

de la eternidad, amén».

Y en toda la Biblia, vemos que
hay muchos versículos

que hablan del crecimiento.

Y hoy quisiera hablar de nuestro
Crecimiento en la adversidad.

Tendremos
adversidades en la vida.

Tendremos esos momentos
difíciles en la vida, que

pudiéramos considerar un revés,
o bien pueden ser tiempos que

nos hagan crecer
en semejanza a Cristo,

y en su voluntad
para nuestra vida.

Lo que deseo que veamos es esto.

¿Cómo crecemos en esos momentos?

Puede detenerse en medio de todo
y culpar a Dios o a alguien más,

y qué hace?

Escuche esta frase: No sufra en
vano.

O sea, si voy a sufrir,
que no sea un desperdicio.

No me gusta sufrir, ni el dolor.

Pero si es inevitable, no
quiero que sea en vano.

Quiero crecer de alguna manera.

Para poder crecer
espiritualmente en la

adversidad, dependerá de 2
cosas si en verdad deseo crecer.

Y la primera es esta: entender
el propósito de Dios para eso.

O sea, como seguidor de Cristo.

Ahora, alguien que no ha
aceptado a Cristo como su

Salvador, si causa alguna
adversidad en su propia vida,

sin duda su sufrimiento, como
dice la Biblia, es porque «la

paga del pecado es muerte».

Y la Biblia dice que
cosechamos lo que sembramos.

Así que estamos hablando de
creyentes que están pasando

alguna adversidad en su vida.

Así que hay que
entender el propósito de Dios.

Y quisiera asegurarme de que
tome notas porque en algún

momento se verá en una
de estas situaciones.

Y una de las razones principales
por las que Dios permite

adversidad en nuestra vida es
para captar nuestra atención.

Vivimos a nuestro modo,
sin tomar en cuenta a Dios.

Y a veces hacemos caso omiso
cuando Dios trata de decirnos en

oración, o mediante otra
persona, lo que Él quiere que

hagamos o lo que quiere que
pensemos, y lo ignoramos.

Pero llega la adversidad y,
de repente, Dios tiene nuestra

atención exclusiva: «Señor,

¿qué estás haciendo
en mi vida?».

Una segunda razón, que sin duda
es cierta, según vemos en la

vida del apóstol Pablo,
y es vencer el orgullo

en nuestra vida.

Le va muy bien y
todo le sale bien.

No tiene tiempo para nadie.

De hecho, piensa de otros: «¿Por
qué no se valen por sí solos y

por qué les va tan mal?»

Y el apóstol Pablo dijo que
la razón por la cual tenía ese

aguijón es porque Dios
lo ayudaba para

que no se volviera orgulloso.

Dios le había dado entendimiento
y grandes privilegios en este

capítulo 12 de 2 de Corintios,
desde el versículo 17–

Aquí dice que una de las razones
principales fue evitar que se

volviera orgulloso y arrogante.

Y piénselo, en las epístolas de
Romanos, primera y segunda de

Corintios, Gálatas, Efesios,
Filipenses, Colosenses y todas

las demás, la gran sabiduría
por la cual nos guiamos.

Dijo que Dios le mandó un
aguijón en la carne para usarlo,

para que no se volviera
orgulloso y arrogante

y Dios no pudiera usarlo.

Y otra razón por la cual pasamos
por la adversidad es para

recordarnos de nuestra
debilidad–Si creemos que somos

fuertes y que podemos solos,
y vamos por la vida sin nunca

pedirle a Dios fortaleza,
sabiduría y dirección para la

vida, lo que sucede es que
nos creemos competentes.

Pero Dios sabe
cómo debilitarnos.

Y nos recuerda
nuestra debilidad.

Mire.

No es para dejarnos débiles,
sino para recordarnos quién es

la fuente de nuestra fortaleza.

Nuestra fuerza viene de Dios
todopoderoso, y a veces nos

tienen que recordar eso.

Y Dios sabe justo qué mandar a
nuestra vida para recordárnoslo.

Y otra razón por la que Dios
manda a nuestra vida, o la

permite, la adversidad, es
para que odiemos el pecado.

Ahora la Biblia dice que: «la
paga del pecado es muerte».

En toda la Biblia vemos
que el pecado tiene penas.

Y hay sufrimiento,
pesar, adversidad

como fruto del pecado.

Y es natural que Dios permita la
adversidad del pecado en la vida

de alguien que
escoge pecar contra Él.

Y Dios permite el sufrimiento.

Sabemos el principio, a menudo
lo citamos: Cosechamos lo que

sembramos, más y
después de sembrarlo.

Como resultado, sentiremos el
impacto del pecado

en nuestra vida.

Y también Dios permite
la adversidad

para demostrar su fidelidad.

A veces pasamos por
adversidad las cosas

se tornan muy difíciles.

Alguien que vive solo, por
ejemplo, o tiene un problema

económico, en todo
eso, ¿qué sucede?

Dios demuestra su gran fidelidad
cuando no tenemos adónde más ir.

Entonces lo
buscamos, dependemos de Él,

porque nuestro Dios es fiel.

O sea, Él es confiable, es leal.

Siempre está allí en cada
circunstancia de la vida cuando

sea que lo necesitemos.

Entonces entendemos su fidelidad
en nuestra mayor necesidad.

Dijimos entender el propósito
de Dios para la adversidad y,

segundo, ¿cuál es la
reacción adecuada?

Ver que proviene de Dios.

Es decir, cualquier cosa que
venga, mire, al aceptar a Cristo

como su Salvador, el Espíritu
Santo vino a reinar en su vida.

Así que, Dios le guía y le dice:
«Sobre ti fijaré mis ojos».

«Te enseñaré el camino
en que debes andar».

Y lo hace.

Y al leer la Palabra de Dios, y
pienso en lo que ocurre, ¿cómo

verlo como que viene de Dios?

Porque Dios tiene en mente
algo que sé que es lo mejor.

Y uno de mis versículos
favoritos que citamos es este:

«Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan

a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito

son llamados».

Usted entregó su vida a Cristo.

Dice que Dios hará
que algo bueno pase.

Y si lee la Palabra de Dios;
y por eso le digo que lea una

porción todos los días.

Porque a veces es exacta.

Está hecha justo a la medida.

Porque Dios sabe
qué pasará ese día.

Y nuestra reacción debe ser algo
así: «Señor, ¿cuál es tu meta

con esto en mi vida?».

«Sé que no dejas que
esto pase porque sí.

¿Cuál es tu meta?».

Hace mucho tiempo aprendí
que si voy a sufrir, y voy a

experimentar dolor, si voy a
sufrir por algo, le sacaré el

mayor provecho.

Exprimiré toda la
verdad que pueda.

Que aprenda algo que
valga la pena el sufrimiento.

No olvide eso.

«Señor, ayúdame a aprender algo
que valga la pena el dolor

que estoy pasando ahora».

Y luego rinda su
voluntad a Dios.

Esa siempre es la reacción
adecuada: «Señor, no lo entiendo

por completo, pero
me entrego a Ti».

«Lo que tengas en mente, Señor,
sé que es para mi bien, mi bien

por ser uno de tus hijos.

«Así que confío en Ti.

Lo dejo en tus manos.

Creo que sabes qué es lo mejor
para mi vida, y que tienes el

mejor plan para mí, sea que
lo entienda o no lo entienda».

Así que voy a entregarme a Dios.

Y luego, descansar por fe en
su fidelidad: «Señor,

no lo entiendo todo.

«Quisiera, pero no lo entiendo.

Pero descansaré
en tu fidelidad».

Y su fidelidad significa que
Dios es leal en cada situación.

Hará justo lo que
prometió hacer.

Por ejemplo, usted dirá: «No
sé qué hacer,

«adónde ir en esta área».

Y Dios le dice: «Sobre
ti fijaré mis ojos…».

«Te enseñaré el camino
en que debes andar».

¿Cree que Dios hará eso?

¿Cree usted que Dios es fiel?

Entonces al pasar por adversidad
puedo descansar en su fidelidad,

que Dios hará lo
que ha prometido.

«Que en esta situación o
circunstancia, aunque no me

gusta, y sufro, y es doloroso,
aunque me malinterpreten, o el

caso que sea,
confiaré en Ti, Señor.

Descansaré en tu fidelidad, que
me ayudarás de un modo que sea

agradable y
honorable a Ti, Señor».

En segundo lugar, diría esto.

Algunas verdades bíblicas
reafirman la idea de que la meta

de Dios para
nuestra adversidad es

nuestro crecimiento espiritual.

Piense en esto.

Algunas verdades bíblicas
afirman la idea de que el

propósito de Dios en
nuestra adversidad

es nuestro crecimiento.

Y piénselo, esta es la forma
más eficaz de Dios

de aumentar nuestra fe
y compromiso a Él.

Porque es cuando pasamos por
pruebas que nos vemos

forzados a confiar o no en Dios.

Y estoy pasando por alguna
prueba y confío en Dios y quizás

Satanás diga:
«¿Quién te crees que eres?

Dios no contestará eso.

¿Sabes qué?

«Más vale que lo encares.

Lo que está
pasándote acabará contigo».

No.

Dios le será fiel sin
importar lo que pase.

Es una de esas herramientas que
usa Dios para fortalecer nuestra

fe y compromiso a Él.

¿Y qué sucede?

Usted pasa por un tiempo difícil
y Dios contesta sus oraciones,

le libera, y usted alaba
a Dios y, ¿qué ocurre?

Escuche con cuidado, cuando
Dios le ha acompañado en alguna

adversidad, y le saca de eso, es
como que Dios fortalece la base

de su vida en su fe en Él.

Porque puede ver atrás y
decir: «Me sacaste de eso.

Gracias, Señor.

«Y me ayudaste en
esto, y en esto.

Y me ayudaste en esto».

Y por eso es que conocemos
personas muy firmes en su fe,

aunque han pasado por todo.

¿Por qué?

Han reaccionado del modo debido
y reconocen que cada experiencia

que pasaron era para fortalecer
el fundamento de su fe

inquebrantable, que estará allí
y durará hasta

los últimos días de su vida.

Así es Dios.

Piense también en esto.

El aspecto en que experimentamos
más adversidad es aquel en el

cual Dios está
obrando para lograr

nuestra madurez espiritual.

El aspecto de nuestra vida
en que experimentamos

más adversidad.

Si yo preguntara: «¿Cuántos
están pasando hoy

por algún tipo de adversidad?».

O conocen a alguien, o quizás
todos levantarían la mano.

Bien, hágase esta pregunta:
¿Cuál es la meta de Dios en eso?

¿Cuál es su propósito en eso?

Dios no solo está en el proceso
de ayudarnos a entender, sino

que está madurándonos
por dentro.

No es algo que
leímos o escuchamos.

Hay consagración espiritual.

Hay madurez espiritual.

Hay fortalecimiento espiritual
que ocurre en nuestra vida y

nadie más lo ve.

No necesariamente es
algo que se sienta hasta…

¿Sabe cuándo lo siente?

La próxima vez que enfrente un
revés, y sea tentado, probado y

se dé cuenta: «Gracias, Señor.

No me siento igual que antes.

«De algún modo puedo ver cómo
estás en esto»– Maduramos por

dentro invisiblemente
pero no invisible para Dios.

Y la voluntad de Dios es que
crezcamos continuamente en

nuestra vida cristiana.

Y eso será
determinado por 2 cosas.

Por 2 cosas.

O bien veo todo este sufrimiento
y dolor como una oportunidad

entre Dios y yo, para crecer
en mi vida cristiana,

o la veo como un obstáculo.

Mire.

La presencia de Jesús en usted
mediante el Espíritu Santo es

para enseñarle y darle
entendimiento y facultarle,

ayudarle, fortalecerle
en su relación con Dios.

Para que crezca, sea más fuerte,
tenga mayor entendimiento.

Y, escuche, para crecer
en nuestra relación

con Dios todopoderoso.

Es una oportunidad,
no un obstáculo.

Solo se vuelve un obstáculo
cuando lo veo como un obstáculo,

en lugar de verlo
como una oportunidad.

Y sufro las consecuencias de la
falta de fe y debo encararla.

Entonces, ¿cómo enfrenta
usted la adversidad en su vida?

Solo piénselo por un momento.

Creyendo que Dios está en
medio de eso, y que Dios le

acompañará, y caminará con usted
cada día que sea necesario hasta

que Él le saque adelante.

Ahora, si no ha aceptado a
Cristo como su Salvador, amable

amigo, no sé cómo piensa que
vivirá en este mundo y esta vida

sin Cristo, siendo feliz,
con gozo y paz en su vida.

No será así.

Quizás trate de encubrir su
adversidad y la gente lo hace

con alcohol, drogas,
sexo, dinero, etcétera.

Nada de eso puede
satisfacer el corazón humano.

Solo una relación personal
con Dios mediante Jesucristo.

Y puede decir lo que quiera
de esas cosas

y cuán necesarias son.

Pero no lo son.

Lo único que es indispensable
para una vida con paz, gozo,

felicidad y satisfacción–
incluso en tiempos difíciles,

adversos, de prueba–es una
relación personal y cercana con

Cristo, que comienza en el
momento en que está dispuesto a

confesarle sus pecados y decirle
lo mejor que pueda que usted

cree que su muerte en la cruz
y su sangre derramada

hicieron posible
que Él le perdone.

Mire, yo entiendo.

Escuche bien, el Hijo unigénito
de Dios, Jesús, vino al mundo

con el propósito principal de
dar su vida para que pudiésemos

ser salvos y un día ir al cielo.

Fue en la cruz que Él pagó la
pena de todos nuestros pecados

y los del mundo entero.

Fue crucificado, y al derramar
su sangre, derramó su vida.

Ese fue el requisito de Dios,
que su Hijo, libre de pecado,

perfecto, nacido de una
virgen, enviado al mundo con el

propósito de morir por nuestros
pecados, fue a la cruz, murió en

la cruz para pagar
toda su deuda de pecado.

Por eso, al aceptarlo como su
Salvador personal, sus pecados

son expiados por la eternidad.

Ahora, si eliminamos la cruz.

Y usted muere y enfrenta a Dios.

Serían usted y sus
pecados frente al Dios Santo.

Y, mire, no hay nada que
alegar; no tiene excusa.

No hay suficientes buenas obras
que digan que lo merece, porque

en verdad nadie lo merece.

Pero es Cristo y su muerte en la
cruz que pagó

toda su deuda de pecado.

Y si muere sin Él,
será un error eterno.

Y deseo alentarle, en cualquier
adversidad que enfrente, que

reconozca que Dios
no está en su contra.

Sino que Dios está presionándole
para que se vuelva a Él y tenga

el don de vida eterna.

Padre, cuán agradecidos estamos
que tu don de vida eterna es tan

grande que abarca a
todos en el mundo entero.

Y tu amor es tan grande que
abarca a todos

en el mundo entero.

Nos humillamos ante Ti y
reconocemos que no lo merecemos,

sino porque nos amas tenemos
el don de tu perdón y limpieza.

Así que te pido por quienes
pasan por alguna adversidad en

su vida, que su reacción,
después de escuchar esto, sea

volverse a Ti, y pedirte
sabiduría para ayudarles a

entender lo que están
sufriendo en la vida.

Señor, este mundo está
lleno, saturado, repleto,

atascado y cargado
de adversidad.

Enséñanos a los creyentes,
seguidores tuyos, a ser de

bendición, Señor, a
quienes nos rodean.

En el nombre de Jesús, amén.

[música]