Cómo meditar en la Palabra de Dios – Dr. Charles Stanley

Cuando buscamos la dirección del Señor es importante recordar que leer la Biblia no es suficiente. También necesitamos meditar en su Palabra y escuchar cuando Dios habla a nuestros corazones. En este mensaje, el Dr. Stanley nos dirige por medio de las siguientes cuatro disciplinas para mostrarnos cómo podemos meditar en las Sagradas Escrituras: prioridad, lugar, propósito y plan.

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[música]

locutor: En Contacto con el
Dr. Charles Stanley.

Alcanzamos al mundo con el
evangelio de Jesucristo

por medio de una enseñanza
bíblica sólida.

Hoy en el programa En
Contacto,

«Cómo meditar en la
Palabra de Dios».

Dr. Charles Stanley: Antes de
predicar el primer sermón de mi

vida, recuerdo que mi madre vino
a mi cuarto y dijo: «Quiero que

leas un versículo
que tengo para ti».

Le dije: «Bien».

Entonces me mostró este pasaje
en Josué: «Nunca se apartará de

tu boca este libro de la
ley, sino que de día y de noche

meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo

lo que en él está escrito;
porque entonces harás prosperar

tu camino, y todo
te saldrá bien.

Mira que te mando que te
esfuerces y seas valiente; no

temas ni desmayes, porque
Jehová tu Dios estará contigo en

dondequiera que vayas».

Qué gran promesa fue esto para
mí, porque fue en la iglesia

donde nací; y ese es el peor
lugar del mundo para que

un joven empiece su ministerio,
porque todos le conocen.

Y saben todo lo bueno que ha
hecho, también saben todas las

travesuras que ha hecho.

Digámoslo así.

Pero, de algún modo, recuerdo
exactamente que estaba parado

junto al poste de luz en la
esquina, y la iglesia estaba en

la calle de enfrente.

Y abrí mi Biblia y volví a
leer ese versículo: «Mira que te

mando que te esfuerces y seas
valiente; no temas ni desmayes,

porque Jehová tu Dios
estará contigo

en dondequiera que vayas».

Y cuando subí,
prediqué con todo mi corazón.

como nunca en mi
vida había predicado.

Naturalmente ese versículo
pasó a ser muy valioso para mí.

Pero no mucho después de
eso, hallé una palabra en el

versículo 8 que dice: «Nunca se
apartará de tu boca este libro

de la ley, sino que de día y de
noche meditarás en él–Y pensé:

«¿Qué es meditar?».

No tenía ni idea de lo que era.

Entonces pensé: «Lo
buscaré para ver lo que es».

Bien, a lo largo de un período
de tiempo comencé a entender lo

que era meditar en la Palabra de
Dios, y sinceramente puedo decir

que es lo que más
prefiero hacer es

abrir la Palabra de Dios y

meditar en un pasaje que
Dios ponga en mi corazón,

pues Él
se vuelve tan real.

Y Dios revela su
Palabra frente a mí.

Y creo que muchas personas
leen la Biblia, oran, hablan con

Dios, pero nunca piensan
en meditar en el pasaje.

Y lo que quisiera hacer en un
pasaje en particular, es darle

una idea de cómo meditar
en la Palabra de Dios.

Y una vez que comience,
estará de acuerdo en que

no solo basta con leerla.

Mucha gente lee la Biblia, mucha
gente ora, pero me temo que la

mayoría no une ambas cosas.

Es hablar con Dios, escucharlo,
pero escucharlo

mediante su Palabra.

Si quiero dirección clara, no me
la ingeniaré yo solo, sino que

iré a su Palabra y diré:
«Señor, «muéstrame lo que

estás tratando de decir».

Y descubrirá esto.

Comenzará a escuchar a Dios
hablarle como no haría de ningún

otro modo porque leer la Biblia
brevemente, de camino a algún

lado, eso no es meditar.

Meditar significa más que
simplemente leerla.

Entonces, permítame decir,
en primer lugar,

implica varios aspectos.

Si desea leer la Palabra de Dios
y obtener el mayor beneficio de

ella, debe dejar de
escuchar al mundo.

Es decir, mire, no puede
escuchar televisión y meditar en

la Palabra de Dios.

No funciona de esa forma.

Ni hablar por
teléfono con amigos.

Ni con nadie más.

Deja de escuchar al mundo
y naturalmente, ¿qué hace?

pasa tiempo a solas con Dios.

es usted y Dios, a solas.

Y luego, lo que hace es
enfocar su atención en un pasaje

bíblico, le pide a Dios que
le hable a su corazón, que le

muestre lo que está
tratando de decirle.

Pero, meditar no es algo
que hagan todos en grupo.

La meditación privada es algo
que hace entre usted y Dios.

Esa es su conversación,
escucha a Dios, le habla a Dios.

lee su Palabra.

Ve lo que Dios está diciéndole.

Y mire, hay una diferencia entre
orar y leer la Biblia,

y solo orar.

Orar, leyendo la Biblia, le da
a Dios el privilegio de decirle

algo que usted
necesita escuchar.

Entonces, al ver en este pasaje
lo que Dios le dijo a Josué: «de

día y de noche meditarás en él».

Porque sabía que Josué
necesitaba en lo profundo de su

ser: «de día y de
noche meditarás en él».

Lo que Dios le había dicho es
que le acompañaría; que podía

confiar en Él; le llevaría, le
daría guía y dirección para toda

la nación de Israel.

Quería que le
llegara al corazón,

para que no pudiera olvidarlo.

¿No ha leído pasajes que
quería grabar en su corazón?

Para no olvidarlos, pues sabía
en su corazón que Dios estaba

tratando de decirle algo.

Leer las Escrituras
irreflexivamente no es meditar.

Se trata de leer las Escrituras,
hablar con Dios, escucharlo.

Todas esas 3 cosas juntas.

Y se requieren 4 cosas.

Una de ellas es
simplemente esta: debe darle

prioridad en su vida.

Si usted no le da prioridad
a meditar, no va a hacerlo.

El diablo odia ver a los hijos
de Dios meditando en la Biblia

porque sabe que al meditar en la
Palabra de Dios, la absorben en

su espíritu, en su alma, y la
meditación que recibimos de la

Palabra de Dios se convierte
en una luz,

en una visión que nos guía.

Al meditar, a menudo Dios nos da
una advertencia, por ejemplo, de

algo que sucederá ese mismo
día, o de algo

que vendrá a nuestra vida.

A veces es una palabra de
aliento o de advertencia,

O a veces es solo una bendición
escuchar a Dios decir lo que

está diciendo en ese
pasaje en particular.

Así que debe ser prioridad.

Luego necesita un lugar.

Si quiero meditar en la Palabra
de Dios, necesito un lugar

donde encontrarme con Dios.

Un lugar en su hogar que
usted y el Señor puedan

apartar para meditar.

No tiene que ser un lugar
amplio; solo usted y Dios.

No puede decir:
«Bueno, la familia y yo».

Eso es un estudio bíblico.

No estamos hablando
de un estudio bíblico.

Se trata de una
relación personal y estrecha

que tiene con Dios.

Y le aseguro, si no hay
meditación, no habrá ninguna

relación personal estrecha.

En la cual usted y el Padre
sean amigos a un nivel que no es

normal y natural que alguien
diga: «Bueno,

voy a leer la Biblia y a orar…

creo que lo haré».

No.

Es una prioridad.

Necesita un lugar y
necesita definir un propósito.

Es decir, muchas personas leen
la Biblia para poder decir que

lo hacen.

Pero mi propósito para meditar
es que quiero escuchar a Dios.

Quiero que le
hable a mi corazón.

Quiero hablarle de tal modo que
yo sepa que lo que escuché no

fue algo que haya inventado yo.

Sino algo que me dijo Dios.

Pídale al Señor que le muestre
qué, por ejemplo, si tiene

alguna duda en su vida, qué
hacer en ese momento o cómo

llevar a cabo esto.

Dios está más que dispuesto a
darle dirección clara, pero toma

tiempo a solas con Dios para
concentrarse en su Palabra.

Por eso diré lo siguiente, no
solo un propósito, sino un plan.

Necesita un plan.

Como dije, necesita un lugar,
un tiempo, que lo separa para

dedicarle tiempo a Dios, para
escucharlo y pedirle dirección

en su vida.

Y a veces, al pedirle dirección
en un aspecto de su vida, Dios

le dará dirección
en otro también.

Y puedo decirle, personalmente
es el tiempo más valioso de mi

vida, leer la Biblia y saber que
Dios todopoderoso, el Soberano

del universo, quien lo creó
todo, está dispuesto a hablarme

personalmente
mediante su Palabra.

Y en todos los años que lo
he escuchado, nunca me ha

desorientado, ni ha
dejado de cumplir su Palabra.

Entonces quisiera tomar un
breve pasaje ahora,

si vamos a la
epístola de Santiago.

Tomaré este breve pasaje y deseo
que lo leamos juntos para decir:

«De esta forma meditaría en
la Palabra de Dios,

con un pasaje en particular».

Y no mencionaré todo lo que
diría, pero tenemos suficiente

tiempo para darle un ejemplo.

Vayamos entonces a Santiago 1,
versículo 1: «Santiago, siervo

de Dios y del Señor Jesucristo,
a las doce tribus que están en

la dispersión: Salud.

Hermanos míos, tened por
sumo gozo cuando os halléis en

diversas pruebas, sabiendo
que la prueba

de vuestra fe produce paciencia.

Mas tenga la paciencia su
obra completa, para que seáis

perfectos y cabales, sin
que os falte cosa alguna».

Leí esos primeros 4 versículos,
y sé que, en primer lugar, debo

observar lo que dice.

¿Qué me dicen esos 4 versículos
que el Señor me llevó a leer?

¿Qué están diciéndome?

Bien, primero, identifica
al autor, Santiago,

quizás el hermano de Jesús.

Siervo, considerado
aquí siervo del Señor:

«siervo de Dios y del
Señor Jesucristo».

Luego, a quién fue dirigida.

Ahora, escuche bien
lo que voy a decirle.

¿Si me escucha?

Diga amén.

La Biblia no fue
escrita para nosotros.

Fue escrita a la gente de
aquella época, fue escrita a

ellos pero
también para nosotros.

Dios sabía exactamente cuántas
generaciones vivirían antes

de la Segunda Venida de Cristo.

Así que la escribió a
ellos, pero para nosotros.

Piense en cuán maravilloso es
Dios, que este Libro, escrito

para gente hace miles de años,
sigue igual de vigente

como si hubiese
sido escrito ayer.

Entonces dice, ahora: «a las
doce tribus que están

en la dispersión».

Entonces podría decir: «Eso
no tiene nada que ver conmigo

porque fue a escrito a ellos».

No.

Fue escrito a ellos,
pero para nosotros.

Y esas 12 tribus, recuerda
cuando Esteban fue apedreado,

hasta matarle y la iglesia
comenzó a dispersarse de

Jerusalén; a ellos se dirige.

Entonces, interpretación.

¿Qué significa esto?

Entonces, Dice: «Hermanos míos,
tened por sumo gozo cuando os

halléis en diversas pruebas».

Pensaría: «Bueno, Señor, «sabes
qué clase de pruebas enfrentaré.

No sé lo que me espera.

Tú lo sabes».

Ahora y todos hemos
enfrentado cosas inesperadas.

Entonces, ¿cómo
reacciona al confrontarlas?

Dice: «Sumo gozo».

O sea, que no debo estar
resentido, hostil: «Señor, ¿por

qué permites que
pase esto en mi vida?»

Sino: «Señor, ya que tienes
el control de mi vida y soy tu

hijo, «y prometiste suplir
mis necesidades y prometiste

contestar mi oración; «solo
quiero darte gracias por lo que

sea que mandes, quiero darte
gracias porque sé que será para

mi bien, por ser quien eres.

Eres bueno, prometiste suplir
nuestras necesidades, alegrar el

corazón, No prometiste
que siempre sería fácil».

Así que dice:
«Tened por sumo gozo».

Luego usa una palabra, note que
dice: «sabiendo–

Ahora, ¿qué tiene eso que ver?

O sea, «sabiendo que
la prueba de

vuestra fe produce paciencia».

«Sabiendo» dice:
puede estar confiado.

Puede saberlo.

Puede estar
confiado y seguro de esto.

«Caminaré contigo en esto.

Te ayudaré.

Contestaré tu necesidad.

Contestaré tu oración.

Sé lo que hay en tu corazón.

Sé cuál es tu necesidad.

Sé, mejor de lo que
piensas, cuál es tu necesidad».

Entonces dice: «sabiendo
que la prueba

de vuestra fe
produce paciencia».

Y entonces, «prueba de
vuestra fe», ¿qué hace?

«produce paciencia».

Nos fortalece.

Hace posible que estemos
firmes en la tormenta.

Entonces dice: «Hermanos míos,
tened por sumo gozo

cuando os halléis».

Estas cosas: «sabiendo
que la prueba

de vuestra fe
produce paciencia».

¿Qué más produce paciencia?

Cuando todo sale como queremos,
eso no nos fortalece nada.

Dios quiere que seamos fuertes.

Quiere que podamos
enfrentar dificultad, pruebas,

tentaciones, todo
lo que confrontemos.

Quiere que podamos hacerlo
siendo fuertes en el proceso, y

no débiles, sin ceder,
sin rendirnos,

sin darnos por vencidos.

Y sin alejarnos de la
voluntad de Dios porque,

dice que podemos esperarlo.

«tened por sumo gozo».

No «si vienen», sino, «cuando
vengan»: «cuando os halléis

en diversas pruebas».

Usted puede saber en su corazón
que tiene la promesa de la

presencia de Dios.

Que sin importar lo que pasemos,
tenemos esta promesa:

Dios está con nosotros.

Él dice, «sabiendo que
la prueba de vuestra fe».

Dios tiene un fin en mente.

No es un mero incidente.

«la prueba de
vuestra fe produce».

Dice, «paciencia».

Ahora, la prueba aquí no es
una prueba para derrotarnos.

Porque la palabra que usa aquí,
por ejemplo, al leer y meditar,

no necesariamente sabría todos
los significados de las palabras

a no ser que
decida investigarlos.

Pero esta prueba
significa probar para aprobar.

No probar para ver si…

Porque Dios ya sabe
cómo reaccionaremos a cada

circunstancia, sin excepción.

Dice que al venir estas pruebas,
Dios las permite ¿para qué?

Fortalecernos, alentarnos,
ayudarnos a perseverar.

Nunca para derrotarnos.

Dios nunca mandaría una prueba
para derrotarnos, sino siempre

para permitirnos crecer en
nuestra vida espiritual.

Y fíjese que dice: «la prueba de
vuestra fe produce paciencia».

Es decir.

Esa es una meta principal.

Aquí cuando dice «mas tenga»
se refiere a darle permiso.

Al decir: «Mas tenga la
paciencia su obra completa».

O sea, permita que Dios
cumpla su meta real ahora.

¿Y cuál es su meta?

«Mas tenga la paciencia su
obra completa, para que seáis

perfectos y cabales, sin
que os falte cosa alguna».

Y con «perfecto» no
quiere decir «sin pecado».

Sino que «Dios
tiene algo en mente».

Dice: «Mire, no trate de
adelantársele a Dios».

«Saldré de esta
situación, pese a lo que sea».

Sino habla de darle tiempo a
Dios y dejar, como dice: «Mas

tenga la paciencia
su obra completa».

Que es el resultado de Dios.

Si Dios permite que pase por
alguna dificultad o prueba y

usted dice: «Está bien,
Señor, quiero que logres

lo que quieras».

Esto es lo que dice aquí:
«Mas tenga la paciencia su obra

completa, para que
seáis perfectos».

Perfectos no significa sin
pecado sino íntegros, fuertes,

maduros, ése es
un mejor término.

Maduros «y cabales, sin
que os falte cosa alguna».

O sea, su fe es fuerte.

Su perseverancia es firme.

Su sentido de
dirección es bueno.

Su fe se fortalece más y más.

Ahora, la mayoría de la gente
lee esto, y dice: «¡Oh, no!

¡Pruebas y dificultades!

Mm, mm.

«Voy a los Salmos a
leer algo agradable».

«Ah…, para allá voy».

Pero, ¿sabe?

Hacer eso; es así: Es
como llegar a un alto en una

intersección, y decir: «No me
gusta parar, me gusta seguir».

Así que sigue de largo.

Lo más probable es
que tenga un problema.

Entonces no es
solo leer la Biblia.

Es hacer lo que estamos
haciendo, estamos enfocándonos

y meditando en ella.

Y significa que la
leeré más de una vez.

De hecho, quizás la lea 2 o
3 veces antes de tratar

de entender algo.

Y «¿Qué dices, Señor?».

Eso es observación.

Lo que acabamos de
hacer es interpretación.

«Dice esto».

Y el tercer paso aplicación.

Y si no hay aplicación,
estoy perdiendo el tiempo,

Entonces, en lugar de
quejas, lamentos y reclamos, le

preguntaré: «Señor, «¿qué
estás tratando de decirme

y qué oportunidades vendrán?

«¿Qué ves que viene a mi vida
para lo cual estás preparándome,

dándome la verdad
de este pasaje?

Así que deseo mantener
mi enfoque en Dios,

en lugar de en la prueba misma.

Entonces cuando
dice: «Hermanos míos,

cuando os halléis en
diversas pruebas».

Mi enfoque no está en
la prueba, sino en Dios.

Y con tan solo recordar eso,
lo que venga a nuestra vida,

nuestra atención no debe
ofuscarse por completo en lo que

sucede, sino concentrarse en
Dios: «En esta prueba, Señor

gracias porque
estoy en tus manos».

«Gracias porque
me rodea tu amor.

«Gracias porque tu poder, tu
gracia, tu bondad y tu amor me

ayudarán en esto.

Saldré fortalecido de esto».

Y recuerdo algunas pruebas que
he tenido, y no me gustó

ninguna de ellas.

Le aseguro que no me
gustaron, pero ¿sabe qué?

Por nada en el mundo las
cambiaría, porque puedo recordar

y ver que cada una logró algo
que no podría resultar

de nada fácil.

Entonces, si quiere
crecer espiritualmente,

haga como Dios quiere.

O sea, siga perseverando y
véalo perfeccionar su fe.

Y recuerde esto.

Lo que Dios permita
es para su beneficio.

Es para su beneficio.

Ahora, quizás sea una prueba muy
difícil, pero recuerde que todo

lo que Dios permite que le pase
a uno de sus hijos, quizás sea

algo que alguna persona le haga,
o una situación completamente

fuera de sus manos, pero Dios
la permite en su vida, ¿por qué?

Porque le ama.

Y ese amor incluye
pruebas, decepciones,

penurias y toda clase de cosas
que nos gusta evitar.

Si quiere crecer y ser
consagrado a Dios,

no puede evitarlas.

Bien, puede solamente leer la
Biblia y seguir adelante;

o puede meditar.

Puede escoger el pasaje.

Puede ir, por ejemplo, a 1 Juan,
todo el pasaje al principio

aquí, que habla del pecado.

Puede ir a 1 Pedro, que habla de
sufrimiento, ir a Santiago,

ir a Juan, puede
ir a los Salmos.

Puede ir a cualquier parte, pero
si utiliza el mismo modelo, cada

vez con el mismo
patrón, pasará esto.

Leer la Biblia tendrá
un encanto maravilloso.

Porque quiero que
piense en esto.

¿Puede decirme algo más
gratificante, más enriquecedor,

que abrir la Palabra de Dios y
que Dios le hable claramente,

respecto a algo que
enfrente en la vida.

Sabe que ha escuchado no a un
amigo, sino al Soberano del

universo, quien controla todo y
había escrito eso antes

de que usted existiese.

Pero Dios nos tenía en mente.

Así de admirable
es nuestro Dios.

Si usted no es salvo, no
tiene este privilegio.

Está solo en el mundo.

Pero si acepta a Cristo como su
Salvador personal, y lo recibe

en su vida, vendrá a su vida el
Espíritu Santo, quien le ayudará

a interpretar bien la Palabra
de Dios, para darle guía y

dirección y facultarle,
equiparle y fortalecerle

para la tarea.

Así su vida cambiará y de
inmediato tendrá una relación

con el Dios Santo, quien le
guiará hasta el último momento

de su vida.

La pregunta es: ¿Quiere usted
que Dios haga lo mejor en su

vida, lo que debemos
permitir o no suceda?

¿Quiere crecer y ser la
persona que Dios quiere que sea?

Esta Palabra es la clave.

No solo léala.

No solo ore.

Sino lea la Biblia, medite en
ella, cualquier pasaje

al que Dios le lleve.

lea y mire y
pondere en su corazón.

Y vea a Dios actuar.

Dios actúa en el corazón de
quien medita en su Palabra.

Padre, cuán agradecidos estamos
que haces que sea tan sencillo.

Que si tan solo escuchamos
atentamente escuchas

nuestras oraciones,
nuestras preguntas.

Nos pasas por dificultad,
adversidad, dolor y pruebas.

Nunca dejas de
cumplir tu Palabra.

Y queremos decir gracias,
gracias, gracias,

porque eres leal, Señor.

En el nombre de Jesús, amén.

[música]