Aptos para servir – Dr. Charles Stanley

En este mensaje, el Dr. Stanley nos recuerda que Dios tiene un plan para cada persona. Por eso nos ha dado talentos, habilidades y destrezas para ayudarnos a lograr lo que quiere que hagamos. Debemos poner estos dones al servicio de los demás como buenos administradores de lo que Dios nos ha dado. Cualesquiera que sean los dones que hayamos recibido, Dios nos los dio para usarlos con el propósito de servir a los demás

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[música]

locutor: En Contacto, el
ministerio de enseñanza

del Dr. Charles Stanley.

Alcanzamos al mundo con el
evangelio de Jesucristo.

por medio de una enseñanza
bíblica sólida.

Hoy, en el programa En
Contacto, «Aptos para servir».

Dr. Charles Stanley: Una de las
peores tragedias en la vida

es que alguien viva
toda su vida

sin propósito, sin sentido
de dirección, sin metas.

Solo flotan por la vida,
conformándose con vivir de un

día al otro o quizás de una
semana a la otra; tal vez de

sueldo en sueldo, sin realmente
lograr nada, salvo solo existir

y ganar suficiente
dinero quizás para subsistir.

Y le aseguro, sea quien sea, esa
no es la voluntad y el plan de

Dios para usted.

Es muy claro en la Biblia
que Dios tiene un plan y una

voluntad para cada vida.

Y una de las cosas más
importantes de nuestra relación

con Dios y nuestra relación unos
con otros es el hecho de que

Dios nos ha dado a usted y a
mí, un don espiritual, o varios.

Y Dios nos ha dado talentos,
habilidades, destrezas–

Y lo ha hecho por una
razón específica.

Pero si no la sabemos, y
no nos importa, y queremos

arreglárnoslas, nos
perderemos lo mejor de la vida.

Así que le invito a buscar 1
Pedro 4, y veamos desde el

versículo 10; que
es muy importante.

Pedro había estado hablando
de las cosas

que sucederían, etcétera.

Entonces llega al versículo 10
de 1 Pedro 4, y dice, y toda

palabra es importante en la
Palabra de Dios, dice: «Cada uno

según el don que ha recibido,
minístrelo a los otros, como

buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios.

Si alguno habla, hable conforme
a las palabras de Dios; si

alguno ministra, ministre
conforme al poder que Dios da,

para que en todo sea Dios
glorificado por Jesucristo, a

quien pertenecen la gloria y
el imperio

por los siglos de los siglos.

Amén».

Veamos y
distingamos entre algo.

Dios le ha dado a cada uno
de nosotros uno o más dones,

entonces definamos,
¿qué es un don espiritual?

Y le daré una definición.

Un don espiritual, ¿es qué?

Una dádiva divina que nos
capacita o nos equipa para

servir a Dios
efectiva y exitosamente.

O sea, Dios ha colocado en
usted, como uno de sus hijos, Él

le da dotado con un
don especial.

O sea, le ha dotado con el poder
capacitador que actúe en su vida

para cumplir su propósito,
el que sea,

y hacerlo efectiva
y exitosamente.

Así que si usted
es creyente, tiene uno

de esos dones especiales.

Entonces, veamos por un momento,
cómo los divide la Escritura.

Comencemos en
Efesios capítulo 4.

Pablo, en Efesios capítulo 4
habla de dones ministeriales.

Si nota, en el versículo 11 de
Efesios 4, dice: «Y él mismo

constituyó a unos, apóstoles;
a otros, profetas; a otros,

evangelistas; a otros,
pastores y maestros».

Y notará que pone a los pastores
y los maestros juntos porque un

pastor debe enseñar al rebaño.

Y estos son dones ministeriales.

Note que dice que da estos
dones: «a fin de perfeccionar a

los santos para la obra del
ministerio, para la edificación

del cuerpo de Cristo».

Esa es mi responsabilidad, en
esta congregación, edificarles,

por la gracia de Dios y el
poder del Espíritu Santo.

O sea, dar a conocer la voluntad
de Dios, su propósito y plan

para su vida, para
edificar esta congregación.

Entonces vayamos a 1
Corintios por un momento.

Y veamos 1
Corintios capítulo 12.

Aquí hay unos dones
personales que da Dios.

Y note lo que dice Pablo, desde
el versículo 1: «No quiero,

hermanos, que ignoréis acerca
de los dones espirituales».

Luego dice más adelante, en el
versículo 4: «Ahora bien, hay

diversidad de dones».

Mucha atención: «pero el
Espíritu es el mismo».

Es el Espíritu
Santo quien da el don.

No recibe un don de esta
persona, aquella o la otra.

Los dones espirituales
vienen de Dios por su Espíritu.

«Y hay diversidad
de ministerios,

pero el Señor es el mismo.

Y hay diversidad
de operaciones».

Por operar estos dones «pero
Dios, que hace todas las cosas

en todos, es el mismo».

Vea ahora el versículo 7:
«Pero a cada uno

le es dada la manifestación».

O la expresión de eso,
del Espíritu para

provecho de otros.

Es decir, cual sea su
don espiritual,

Dios no se lo dio
solo para usted.

Se lo dio para provecho, o
sea, para la iglesia,

para todo el cuerpo de Cristo.

Luego si vamos a Romanos 12,
vemos aquí otro grupo de dones.

Primero eran
dones ministeriales.

Segundo, dones personales que
Dios da, pero siempre con el fin

de la labor de la iglesia.

Y luego, vayamos a Romanos 12,
comenzando en el versículo 4,

«Porque de la manera que en un
cuerpo tenemos muchos miembros,

pero no todos los miembros
tienen la misma función».

No todos hacen lo mismo,
pero son muchos miembros.

Tenemos miembros del coro, de
la orquesta, maestros, quienes

oran, etcétera, «así nosotros,
siendo muchos, somos un cuerpo

en Cristo, y todos
miembros los unos de los otros».

Ahora escuche lo que dice: «De
manera que, teniendo diferentes

dones, según la gracia que
nos es dada, si el de profecía,

úsese conforme a la medida de la
fe; o si de servicio, en servir;

o el que enseña, en la
enseñanza; el que exhorta, en la

exhortación; el que reparte, con
liberalidad;

el que preside,
con solicitud y el que hace

misericordia, con alegría».

Y aquí hay 7 dones distintos.

Ahora, escuche bien.

Estos son dones motivacionales.

Entonces, estos dones le son
dados por un fin específico, por

el cual Dios desee usarle.

Un don motivacional es un don
que se expresa dentro

de usted, que le motiva.

O sea, tiene algo especial.

Por ejemplo, una enfermera con
el don de misericordia, estaría

muy motivada en esa área, o
quizás no sería enfermera.

Un maestro con el don
de enseñanza

está motivado a enseñar.

Una persona con el don de
exhortación, que es el mío, cada

domingo estoy motivado
a hacer lo que hacemos.

Y podemos seguir la
lista de cada uno.

Y estos son los dones que
Dios nos ha dado a cada uno y la

Biblia dice claramente en 1
de Corintios, donde estamos

leyendo, dice, por ejemplo,
que son dados para provecho de

otros, es decir, que Dios no
nos da dones espirituales para

nosotros mismos sino
para el beneficio de todos.

Así que, «Pero a cada uno
le es dada

la manifestación del Espíritu».

Así opera el Espíritu:
«para provecho de otros».

Eso significa, por ejemplo,
en una iglesia como ésta, este

cuerpo aquí en este
grupo en particular,

tenemos ciertos dones.

Entonces cada uno de nosotros
debe ejercitar su don para el

bien de los demás,
para alguien más.

Y, si ve que alguien que va por
mal camino, y es un exhortador,

querrá detenerle,
de ser posible.

Si escucha que alguien sufre,
querrá involucrarse

cuando alguien sufre.

Si ve que alguien comete un
error por no saber cómo hacerlo,

querrá enseñarles cómo.

Podría darle muchas
ilustraciones, pero permítame

darle una que he usado
antes, por ser tan sencilla.

Usted invita a 7
personas a su casa.

Tiene una cena maravillosa.

Su mejor pan está en la mesa.

Todo el mundo tiene un
vaso de té frío,

un plato, cubiertos, etcétera.

Y no ha estado sentado allí por
mucho tiempo, y digamos que se

trata de mi casa, y
derramo mi vaso de té.

¿Cómo reaccionará cada quien?

Misericordia diría: «¡Oh no!»

Una persona con el don de dar
diría: «Podemos comprar otro

vaso, no se preocupen».

La persona con exhortación
diría: «Bueno, la próxima vez

quizás debería poner
su vaso en este lado».

La persona con el don de
organización diría: «Tú busca la

mopa, yo limpio el piso, y
nos encargamos de esto».

Cada uno de ellos
reaccionará de cierto modo.

¿Sabe por qué?

Porque Dios nos creó
para ser parte del todo.

Y si usted se entrega a
otras personas,

motivado por su
don, será más feliz.

Será más exitoso con lo
que hace, sea lo que sea.

Y pienso, si alguien siente que
su vida no tiene sentido, harán

que tenga sentido, aunque ello
implique hacer algo indebido

para tener reconocimiento.

Entonces dice que Dios ha dado
esos dones para el provecho de

todos, no solo para
beneficiar a una persona.

Y al pensar en el propósito
por el cual se nos han dado, en

especial, note lo que
dice: «minístrelo–

Póngalo a funcionar.

«minístrelo a los otros».

Cualquiera sea su don,
Dios no se lo dio para usted.

Se lo dio para que lo usara de
algún modo para alguien más.

Todos hemos estado en
situaciones donde cada uno de

ellos, lo necesitamos.

Ha pasado por situaciones cuando
alguien necesitaba darle algo, o

alentarle, o dirigirle,
instruirle, por ejemplo.

O alguien tuvo que corregirle
por algo incorrecto que hizo.

En otras palabras, todos
los dones tienen su parte.

Se trata de darnos
los unos a los otros.

¿Qué puedo hacer para
ayudar a la otra persona?

Porque quienes siempre
están pendientes

de sí mismos, no son felices.

No tienen paz.

Uno no quiere estar con ellos,
porque son: «Yo y lo mío», eso

es lo único que les interesa.

«¿Qué beneficio obtendré?».

«¿Qué sacaré de esto?».

Eso no es amor, por ejemplo, y
no es la razón por la cual Dios

no ha dado dones.

Vayamos a Marcos 10,
versículo 45, y escuche

lo que dice Jesús de sí mismo.

Y sin duda creo que éste
debe ser nuestro ejemplo.

Versículo 45, dice:
«Porque el Hijo del Hombre».

Y note lo que dice, dijo Jesús,
«Porque yo mismo el Hijo del

Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar

su vida en rescate por muchos».

¿Y quién lavó los
pies en la Última Cena?

Jesús lavó pies, porque
estaba demostrando

lo que era el siervo.

Y la verdad es que hay un don
espiritual específico que usted

tiene con su nombre, que le
ha dado Dios todopoderoso.

Y nadie más puede dárselo, y
nadie más puede quitárselo.

Lo único que puede hacer es
usarlo para el propósito de

Dios, o desperdiciarlo,
ignorándolo o siendo egoísta, y

no viviendo como Dios
quiere que lo haga.

Entonces,
¿Recuerda lo que dice?

Que nos da estos dones
para el provecho de todos,

y hemos de servirle.

Y dice: «como
buenos administradores».

O excelentes administradores.

O sea, lo poco que tenga, debe
ser buen administrador de ello.

Si solo tengo poco dinero, debo
ser buen administrador de eso.

Si quiero más, y soy honesto,
si quiero más, trabajaré más.

Seré más diligente.

Quizás trabaje más
que otros, lo que sea.

Dios dice que debemos ser
buenos administradores.

En otras palabras, mire,
mientras más verdad sepa usted,

más responsable será
responsable por más verdad.

Y la razón por la cual Dios le
da verdad es para hacer posible

que usted sea la persona
que Dios quiere que sea.

¿Cuál es su potencial?

No sabe cuál es su potencial.

No tiene ni idea de
su potencial,

hasta que usted sea
puesto a prueba.

Y cuando sea probado, por
ejemplo, ¿qué ocurrirá?

Como la gente en el
ámbito de los deportes.

Nunca saben lo que pueden
hacer hasta que compiten.

Rompen cualquier récord.

Y creen: «Este
récord, nadie lo romperá».

Y viene alguien más
y sí puede hacerlo.

La gente siempre, en ese
aspecto, se esmera por lo mejor.

Quieren ser los mejores.

Permítame decirle: Porque
usted es seguidor de Jesucristo,

ignore lo que el mundo piense
de usted, usted es seguidor de

Cristo, tiene la
responsabilidad de dar lo mejor.

Quizás no sea tan bien como
alguien más, pero tengo la

responsabilidad de dar lo mejor
de mí dónde esté

y en lo que haga.

Siempre hay alguien
que puede superarle,

pero el asunto no es ése.

La pregunta es: ¿Estoy
dando lo mejor de mí?

Dios no espera que
usted sea como nadie más.

No espera que sea
como nadie más.

Dios espera que usted, y le
equipa, para que dé lo mejor de

sí en lo que Él quiere que haga,
para lo cual le llamó, y le ha

dado los dones y las dádivas
de los talentos que le ha dado.

Eso es lo único que Dios espera.

Y dice, que usted vive para que
otros vean, para el provecho

de otros, y para el
cuerpo de Cristo.

Entonces al ver estos pasajes, y
al ver Colosenses capítulo 3

por un momento.

Note lo que dice Pablo aquí,
porque está hablando de esta

misma idea de dar lo
mejor en lo que hagamos.

Y esto es lo que dice
en el tercer capítulo.

Dice en el versículo 22:
«Siervos, obedeced en todo a

vuestros amos terrenales, no
sirviendo al ojo, como los que

quieren agradar a los hombres,
sino con corazón sincero,

temiendo a Dios».

Ahora, mire: «Y todo lo que
hagáis, hacedlo de corazón».

Con cuidado,
cabalmente, con entusiasmo.

«hacedlo de corazón, como para
el Señor y no para los hombres».

Dice: «Y todo lo que hagáis,
hacedlo de corazón, como para el

Señor y no para los
hombres; sabiendo que del Señor

recibiréis la recompensa de la
herencia, porque a Cristo el

Señor servís».

Si solo captáramos eso.

Es Jesús a quien servimos.

Este quizás sea el mediador,
quien quiera que sea la persona

con quien trabajamos, pero
es al Señor a quien servimos.

Pero si doy lo mejor de mí,
en lo que haga,

eso es lo importante.

Ahora, Pensemos por un momento.

¿Por qué los creyentes no sirven
a Dios y debilitan el testimonio

de la iglesia?

¿Por qué lo hacen?

Así que le daré una lista.

Y no tomaré mucho
tiempo en esto.

Número 1.

Desconocen la Palabra de Dios.

Hay personas que no tienen ni
idea que Dios requiere de ellos

ejerciten sus dones y talentos.

Segundo, hay quienes se sienten
incompetentes: «no podría hacer

esto»–Ahora, cuando alguien
dice: «no puedo», está viéndose

desde su
perspectiva, no la de Dios.

No lo que dijo Dios,
sino lo que piensan ellos.

Lo que los hace inexcusables.

Tercero, sentimientos de culpa.

«No puedo servir al Señor porque
hace tiempo en mi vida hice

esto, hice
aquello, no soy digno».

La gracia de Dios se
encarga del pasado.

No sentirse aceptable.

Otra razón por la que la gente
no sirve al Señor, es por falta

de amor e interés
por otras personas.

No aman a otras personas.

Algunas personas crecieron en un
hogar donde

nunca les enseñaron a amar.

Nunca vieron un ejemplo
de amor, eso lo entiendo.

Pero, sabe, esas cosas
pueden superarse, si quiere.

Pero si se pasa la vida
excusándose, por su flojera, por

su dejadez, holgazanería y
todo lo demás, por:

«Mi familia hizo esto y»–

¿Sabe qué?

Todos crecimos en
malas situaciones,

en ciertas cosas en la vida.

Pero Dios nos ha
dado dones, talentos,

Él nos ha dado oportunidades.

No nos quedemos donde estamos.

Avanzamos en la vida.

Quizás no tan
rápido como queremos.

Pero si somos fieles donde
estamos–Y pienso en algunas

personas que parecieran tener
un solo don, pero, pero cuán

fieles, leales y devotas son.

Y Dios dice que es Él
quien les da la recompensa.

También hay personas que
son egoístas con su tiempo.

Como hemos dicho antes.

Dicen: «Bueno, es
que no tengo tiempo».

Es decir, no tiene tiempo,
no tiene tiempo

de testificarle a nadie.

No tiene tiempo de servir.

De cantar en el coro,
aunque ellos tienen dones.

No tiene tiempo de tocar un
instrumento, aunque tiene dones.

No tiene tiempo de
hacer esto ni aquello.

No tiene tiempo de hacer nada
para nadie sino para usted.

Eso es puro egoísmo.

Impiedad.

Ahora, esta es una
de las peores cosas.

Compararse con alguien más.

¿Sabe por qué eso no está bien?

Número 1, nadie
más es como usted.

Mire, si pone las huellas
digitales de todo el mundo.

Todas son distintas.

No entiendo cómo podemos tener 7
billones de huellas digitales,

no sé cómo funciona eso.

Pero puedo decir que
Dios sabe su nombre.

Y al pensar en eso, no está
bien compararse con nadie más.

Por ejemplo, como enfermera, si
es enfermera y piensa: «Bueno,

no tengo el aguante
que tiene fulana».

Quizás usted sea
secretaria, y no es

muy diestra con una computadora.

No se compare con
nadie más, haga esto.

«Señor, gracias por los dones y
talentos que me has dado, Dios

mío, por el
Espíritu Santo, mejoraré».

«No me quedaré donde estoy.

Voy a mejorar.

No voy a esperar que
alguien me dé una oportunidad.

Mejoraré por el poder
del Espíritu de Dios».

¿Cree que Dios no le ayudará?

¡Sin duda!

Él promete hacerlo.

Usted no sabrá cuál es su
potencial mientras culpe a

alguien más, o algo que sucedió
en su pasado, nunca lo logrará.

Mire, todo el mundo, de
hecho, si uno ve una lista de

personalidades históricas que
hicieron cosas grandes en la

vida, su pasado fue una locura.

Uno pensaría que nunca hubieran
llegado a nada en la vida.

Pero, ¿sabe qué?

No se quedaron donde estaban.

No se cruzaron de brazos y
dijeron: «No llegaré a nada».

Decidieron: «Daré lo mejor,
quizás no llegue, pero haré lo

mejor que pueda».

Cuando la gente supera eso, Dios
comenzará a obra en sus vidas, y

desde luego, y desde luego una
de las razones principales por

las que la gente realmente
no sirve a Dios

es porque tienen pecado.

Viven en pecado.

No tienen gran
deseo de servir a Dios.

No tiene gran deseo de
ayudar a otras personas.

Solo trata de autocomplacerse,
y algo que aflige mi corazón es

cuando veo a alguien
desperdiciar talento, destrezas,

tiempo, dones, por esto, por
aquello, por lo otro, cuando

Dios les salvó, envió al
Espíritu Santo a morar en ellos

y es como que Él
tuvo que dormirse.

Usted nunca sabrá su potencial
hasta que se ponga en las manos

de Dios y diga: «Señor,
lo haré a tu manera».

Mi deseo es que usted se examine
y diga: «Señor,

esto es lo que soy hoy».

«¿Qué quieres hacer en mi vida?

«¿Adónde quieres que vaya?

«Me niego a aceptar la excusa
de que no puedo, no lo haré».

«Lo importante es:
Señor, ¿qué quieres?».

«Y ahora que sé que tengo un don
espiritual, tengo talentos y

tengo al Espíritu Santo en mí,
Dios, haré lo mejor posible,

de hoy en adelante,
escucho tu dirección.

Voy a confiar en Ti
y voy a obedecerte».

Hoy puede ser un día
transformador en su vida.

La decisión es suya.

Si no ha aceptado a Cristo
como su Salvador, no funcionará.

¿Sabe por qué?

La paga del pecado es muerte.

El don de Dios es vida eterna,
y mi oración es que le pida a

Cristo que perdone sus pecados,
basándose en el hecho de que Él

fue a la cruz, murió y su sangre
pagó toda su deuda de pecado,

para que no tenga que pagarla.

Él perdona su pecado, escribe su
nombre en el libro de vida y le

sella para siempre
como hijo de Dios.

Quien sea usted, dondequiera que
esté, ha escuchado la verdad.

Oro en el nombre de Jesús
que esté dispuesto

a pedirle perdón
por sus pecados.

Dígale que erró en la vida,
ha dependido de otras cosas.

Ha vivido como ha querido.

Nunca ha pensado
realmente en cómo debería vivir.

Pensaba que estaba bien.

No está bien sin Jesucristo.

Cosechará lo que ha sembrado,
más de lo sembrado y más tarde.

No puede cambiarlo.

Mi oración es que sea bastante
sabio para aceptar

a Cristo como su Salvador.

Padre, cuánto agradecemos
tu amor por nosotros.

¿Cuántas veces tenemos que
pedirte que nos perdones por no

vivir a la altura de lo
que sabemos que es lo mejor?

Por favor, Señor, no nos dejes
estar satisfechos con nada menos

que una vida santa y entregarnos
en santidad a Ti, para que nos

uses de cualquier
manera que puedas hacerlo.

Te pido que selles este mensaje
en el corazón de cada creyente.

No dejes que
escape de ellos, Padre.

Y te pido por alguien
aquí que no es salvo.

Ya han perdido tiempo.

Ayúdales a ver que el
primer paso es ser salvos.

El segundo, entregarse a Ti y
ser llenos del Espíritu Santo, y

el tercer paso es
decir: «Sí, Señor.

«Aquí estoy.

Úsame, envíame.

Estoy disponible».

Esa es nuestra oración hoy,
en el nombre de Jesús, amén.

[música]