Lo significativo del nacimiento de Jesucristo – Dr. Charles Stanley
¿En qué piensa cuando ve la decoración de Navidad? Si bien hay quienes sienten admiración o una cálida felicidad, algunos tan solo la ven como una decoración de temporada, la cual se monta y desmonta sin mucho que pensar. Incluso, para algunos incrédulos puede resultar ofensiva, ya que han rechazado al bebé que dicha decoración representa. Pero independientemente de la reacción, nada podrá borrar el impacto de la vida de Jesucristo en el mundo Para más mensajes de Charles Stanley, incluyendo la transmisión de esta semana, visite www.encontacto.org/vea
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Dr. Stanley: La escena del
pesebre con Jesús, María y José,
y varios animales en el establo
es una en que la mayoría hemos
pensado, y hemos visto, y de la
cual hemos hablado por
muchos años.
Pero hoy, esta pequeña escena
tan sagrada se ha vuelto un
punto de ataque.
Y al pensar en los pesebres que
colocaban en varios sitios, a
principios de este siglo, era
más común verlos en el pasado.
Pero poco a poco, se han ido
desechando, debido a que algunas
personas lo han objetado.
Lo vieron como un punto de
ataque.
El suceso más importante en la
historia de la humanidad, es un
punto de ataque para quienes
odian a Dios, odian la religión,
quienes son agnósticos o ateos.
Se ha convertido en punto de
ataque.
Luego se volvió un tema
político.
Así hoy se ven cada vez menos
nacimientos con María, José y
Jesús, y todo lo demás que
conocemos.
Entonces lo llevaron a la corte,
hicieron de todo por eliminar la
escena del pesebre.
Pero piense en esto, Dios puso
el primer pesebre aquí y no
importa lo que alguien diga o
haga, ni las leyes que aprueben,
los efectos de la escena del
pesebre seguirán aquí cuando
Cristo venga, no importa lo que
traten de hacer.
Y cuando entiendo lo que en
verdad sucedió en aquel sitio,
aquel lugar–donde haya sido–
hoy en día hay pesebres en todo
el país, no importa lo que trate
de hacer la gente.
Así pues deseo que hoy
reflexionemos un poco más a
fondo porque se trata más que de
María y José y los pastores
que vinieron.
Entonces, al ver esa escena, es
fácil decir: «Pues la hemos
visto por años».
Pero ¿qué representa?
Es un recordatorio de la
salvación, nos recuerda que no
hay que preocuparse por la
muerte.
Nos recuerda que nuestros
nombres están en el Libro de la
vida del Cordero.
Es un recordatorio de que toda
nuestra bendecida seguridad no
es por nada que hayamos hecho,
sino tan solo responder a la
verdad del mensaje del evangelio
lo que comenzó pictóricamente
allí mismo en esa situación.
Luego, al comenzar a ver lo que
dice la Biblia respecto a Él,
deseo que vayamos por un momento
a Colosenses capítulo 1, porque
aquí hay una gran descripción de
lo que se trata esta escena del
pesebre aquí en este primer
capítulo.
Hablando del Señor Jesús: «En
quien tenemos redención por su
sangre, el perdón de pecados».
Eso estaba sucediendo.
Él es, mucha atención: «El es la
imagen del Dios invisible, el
primogénito de toda creación».
«Porque en él fueron creadas
todas las cosas, las que hay en
los cielos y las que hay en la
tierra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades;
todo fue creado por medio de él
y para él».
O sea, en esa escena está el
bebé que acabamos de describir:
«La imagen del Dios invisible,
el primogénito
de toda creación».
Y luego dice la Palabra: «Y él
es», no dice fue, sino es,
«antes de todas las cosas,
y todas las cosas
en él subsisten».
O sea, acostado en ese pesebre
había un bebé de quien es cierto
todo lo que leímos.
La gente critica esa escena, esa
escena es una imagen de lo más
significativo que ha sucedido
hasta la cruz, la crucifixión y
la resurrección.
Y dice la Biblia: «Y él es
antes,» escuche bien, no dice
fue, «él es antes de todas las
cosas, y todas las cosas en él
subsisten; y él es la cabeza del
cuerpo que es la iglesia, él que
es el principio, el primogénito
de entre los muertos», o sea,
la resurrección, «para que en
todo tenga la preeminencia; por
cuanto agradó al Padre que en él
habitase toda plenitud, por
medio de él reconciliar consigo
todas las cosas, así las que
están en la tierra como las que
están en los cielos, haciendo la
paz mediante la sangre de su
cruz».
Eso fue lo que sucedió y eso
representa esa escena; esa es
una gran descripción del Señor
Jesucristo.
Así que cuando alguien le diga a
la ligera: «Debes quitar ese
nacimiento del jardín de tu
casa», o: «Solo es
algo religioso».
No es religioso, es realidad;
todo al respecto es sagrado para
todos quienes tenemos nuestros
nombres escritos en el Libro de
la vida, y debemos volver a la
Palabra y decir: «Sucedió esto,
y la razón por la cual soy salvo
y mi nombre está en el Libro de
la vida es porque Dios decidió
venir a la Tierra en la forma de
un bebé, dio su vida en la cruz,
pagó toda mi deuda de pecado,
aún antes de que yo naciera».
Piénselo, nuestros nombres están
en el Libro de la vida
del Cordero.
Y piense en esto, nada es por
nuestro mérito.
Piénselo: que pasará toda su
vida y las bendiciones de Dios
que recibirá, y el perdón de
pecado es suyo, y su nombre está
en el Libro de la vida.
Nadie puede atribuirse mérito
alguno por nada de eso.
Así que en Navidad, si hay algo
más que dar, hay que darlo.
El dar regalos a otros nos
recordará que ya hemos recibido
el mayor regalo que podremos
recibir: el regalo del Hijo de
Dios como nuestro Salvador y
Señor, la esperanza y la promesa
del cielo para siempre; eso es
nuestro.
Y piense en esto: no se puede
determinar el valor de alguien
por su entorno.
Piense en Jesucristo, no nació
en un palacio, uno creería que
el Hijo de Dios debería haber
nacido en un palacio, no.
Nació en una cunita.
Así que no podemos fijarnos en
el entorno.
Belén, ¿dónde estaba?
Un pueblito.
Y nadie que entrara a un establo
como ese podría creer que Dios
estaba acostado allí.
No era eso posible.
Que Dios santo escogiera venir a
la Tierra en la forma de un
bebé, nacido de una virgen.
Así pues, para mí lo interesante
es que quienes tratan de
criticar el nacimiento virginal
y lo toman por burla y dicen:
«Pues eso es imposible».
¿Qué decimos?
¡Sí!
Sí, claro que es imposible.
«Eso no requeriría un milagro?».
Sí, es un milagro porque Dios
obra a un nivel que el hombre no
podría entender.
Dios vino a la Tierra en la
forma de un bebé para crecer
como cualquier otro niño, salvo
sin pecado, y un día entregó su
vida para que tengamos vida
eterna.
¿Pueden explicar eso?
No.
Y creo que una de las razones
por las que quieren deshacerse
es por ser tan contundente, no
pueden explicarlo.
Mire, es su orgullo, no pueden
explicar cómo un bebé podría
darles vida eterna.
No pueden explicar cómo actúa
Dios.
Así que tenemos mucho que
agradecer.
Cuando conozco a gente así, no
me molesta, siento compasión por
ellos por la sencilla razón,
mire, pueden tener una mente
brillante que puede explicar,
inventar, de todo, y no pueden
concebir que Dios se haga niño,
bebé, que Dios crezca, muera en
la cruz, resucite y regrese al
Padre, y escriba nuestro nombre
en el Libro de la vida
del Cordero.
No lo conciben.
Y comprendo por qué no lo
entienden.
Una de las razones es porque no
quieren.
Es natural, si alguien quiere
llevar una vida pecaminosa, no
querrá creer todo eso.
Así que entiendo por qué son
insensatos, son necios, para no
considerar el hecho de que el
nacimiento de Jesucristo fue una
realidad, y el hecho de que
anduvo entre los hombres es una
realidad, que murió en una cruz
es una realidad, y que murió
para salvarnos de nuestros
pecados es una realidad, que
resucitó de los muertos es una
realidad, se sienta a la diestra
del Padre como juez de la
humanidad.
Mire, si yo no quisiera una vida
consagrada, no querría
creer eso.
Pero lo siento, es la verdad.
Y lo que ven con desdén es su
única esperanza de vida eterna.
Así que seamos sabios.
Piense en esto, posiblemente si
es verdad, ¿qué significa
para usted?
La Navidad no se trata de
paquetes, ni de comida, no se
trata de diversión.
Se trata de Dios, se trata de
Cristo, de la cruz, de la
resurrección.
Se trata de esperanza, de
seguridad, de no ser Jesucristo
el Hijo de Dios, de no haber
muerto en la cruz y pagado
nuestra deuda de pecado como
expiación, no tendría sentido.
Pero gracias a Dios todo es
verdad, su verdad eterna
dispuesta antes del origen del
mundo.
Es un tiempo significativo mucho
más serio de lo que lo toman.
Entonces, al pensar en esto,
considero el hecho de que Dios
nos dio sus revelaciones más
grandes de una manera
tan humilde.
Piense en esto, pudo haber hecho
que Jesucristo fuera un gran
emperador.
Pudo haberlo hecho un gran rey.
Había reyes, hubo emperadores;
toda clase de gente importante.
Pero piense en lo que hizo Dios:
conmocionó al mundo.
Se levantó de la tumba y a todos
quienes lo hemos aceptado como
nuestro Salvador, Dios nos ha
cambiado la vida.
Y si alguien dice: «Pues,
¿cómo sabe que es salvo?».
Puede explicarlo.
Tiene certeza en su corazón.
¿Por qué?
Porque es una promesa de Dios
Todopoderoso.
Tenemos una relación con este
Jesucristo, y una relación con
Dios Todopoderoso.
Todo cambió en el momento en que
Cristo fue concebido en el
cuerpo de la virgen María, y de
ahí en adelante la vida de
Jesucristo lo ha cambiado todo.
Este fue un suceso en el tiempo
que lo cambió todo, y a todos
los que siendo sabios aceptamos
a Cristo como Salvador, nos dio
la promesa de vida eterna.
Entonces al considerar que Dios
les reveló esto todo esto a un
montón de pastores.
También hace algunas cosas que
no esperamos.
Piense en esto: Dios hizo
posible que vayamos al cielo y
lo llamó nacer de nuevo.
Y lo hizo lo suficientemente
sencillo que si confesamos
nuestros pecados, nos
arrepentimos, y ponemos nuestra
fe en ese bebé nacido en Belén
que creció siendo carpintero, el
Hijo de Dios, el Mesías, quien
se sienta a la diestra
del Padre.
Lo hizo tan sencillo para que
pudiéramos entender
la salvación.
Piénselo, Jesucristo no hablaba
en términos complicados para la
gente, hablaba de asuntos que
podían entender.
Hablaba de ovejas, y del amor y
de la vida, hablaba de
las relaciones.
Hizo posible que entendiéramos
cómo piensa Dios, porque era
Dios en la carne.
Lo hizo fácil de entender.
Quizás alguien diga: «Pues no
siempre entiendo todo lo que
dice la Biblia».
Quizás todos diríamos que hay
asuntos que no entendemos
del todo.
No entendemos los milagros sin
estar dispuestos a darle crédito
a Dios quien tiene el poder para
realizarlos.
Así Dios ha hecho todo esto
posible incluso para un niño.
Recuerdo una mañana, mi hija
Becky tenía 5 años y me dijo
después del desayuno: «Papá,
¿podemos orar?
Quiero aceptar a Cristo como mi
Salvador».
5 años.
Lo primero que pensé fue:
«Becky, ¿entiendes esto?».
Así que comenzamos a hablar un
poquito y me aseguró que
entendía que Cristo murió en la
cruz por sus pecados.
Piense en una niña de 5 años
preocupada por el pecado.
Que murió por sus pecados y si
los confesaba, sería salva.
Bueno, estuve con ella esta
semana y me dijo: «¿Te acuerdas
cuando te arrodillaste al lado
de mi cama y oré y le pedí a
Cristo que entrara a mi corazón?
Nunca, nunca he dudado eso».
Piense en el mundo, toda su
sabiduría, piense en lo que hizo
Dios: hizo posible que tantos
niños como adultos entendieran
lo suficiente del perdón para
orar y tener vida desde muy
temprana edad.
Tantas cosas al respecto como
las computadoras que son
tan difíciles.
Dios hizo lo más importante de
nuestras vidas tan sencillo.
«Si estás dispuesto a confesar,
a estar de acuerdo conmigo en
que eres pecador.
Si estás dispuesto a pedirme
perdón de tus pecados.
Si estás dispuesto a pedirme que
te perdone conforme a que morí y
pagué toda tu deuda de pecado,
para salvarte y para siempre».
Piense en lo sabio que fue–cuán
sabio es Dios.
Él no quiso que fuera
complicado.
Planeó que fuera sencillo para
que incluso un niño pudiera
entender el perdón; y que la
paga fue la cruz, su sangre, y
que este Jesucristo resucitó
de la tumba y está sentado
a la diestra del Padre.
Luego esto fue lo que hizo:
envió al Espíritu Santo para
convencernos, para ayudarnos a
identificar y entender el pecado
en nuestra vida, para poder ser
salvos desde muy temprana edad.
Yo a los 12, mi hija a los 5, y
creo que Andy tenía como 8 años,
por ahí.
Piénselo, mire, su futuro
eterno, su futuro eterno depende
de la decisión que tome al
aceptar a Cristo como
su Salvador.
Qué Dios tan maravilloso.
Dios, nacido como un bebé, en un
pesebre, no un palacio; creció
en un hogar normal, cuya madre
fue criticada porque no parecía
ser muy pura.
Mire todo lo antinatural que
Dios hizo si consideramos
la santidad.
Cada suceso fue santo.
Cada suceso fue justo.
Porque así es Dios.
Él no actúa conforme a lo que
pensemos.
Él opera conforme a la
perfección, santidad, justicia,
pureza, verdad.
Él actúa partiendo de la verdad.
Así dice la Biblia: «el que no
naciere de nuevo, no puede ver
el reino de Dios».
Es la gran verdad.
La gente no puede entender esto
de la vida cristiana sin nacer
de nuevo, sin una transformación
en su vida; y al hacerlo,
todo cambia.
Porque los caminos de Dios y los
caminos del hombre difieren.
Y al ver la historia y el
nacimiento de Jesucristo, no es
como nada de lo que pensaríamos
hoy.
¿Quién era María?
Una jovencita de Nazaret.
¿Quién era José?
Un tipo por ahí.
Vea lo que Dios hizo mediante
ellos.
Mire: nunca subestime lo que
Dios quiere hacer en su vida.
Quizás Él quiera hacer algo en
su vida y usted piense:
«¿Quién soy yo?».
¿Se imagina lo impresionada que
estaría María al enterarse de
que estaba embarazada?
Quizás tan aterrada estaba,
salvo que Dios le había hablado.
Si usted trata de amoldar su
vida al mundo, quizás se pierda
lo mejor de la vida.
Al rendir su vida a Cristo y al
decirle que lo que sea que Él
quiera hacer en su vida, está
bien, le entrega su vida a Él.
Quizás nunca tenga un gran
empleo, y el mundo tal vez no
sepa de usted, pero al entregar
su vida a Cristo, esto es lo que
tendrá, tendrá lo mejor.
Así que quizás hoy sea bueno
reflexionar en su vida y
recordar los momentos arduos que
ha tenido usted, o que tuvieron
sus padres, quizás no tenía
muchas cosas que sus amigos sí
tenían, etcétera.
Recuerde esto: Dios no comete
errores.
No hay errores.
Él hace lo que solo la sabiduría
de Dios podría hacer.
Él no comete errores.
¿Sabe qué?
Dios no ha cometido ningún error
en su vida.
No lo ha hecho.
Él ha permitido cosas que a
usted no le gustan.
Es normal.
Ha permitido cosas que le causan
sufrimiento y dolor, pero al
aceptar a Cristo como su
Salvador, Dios lo puso a usted
en un alto nivel.
No significa que no sufrirá.
Y a veces acusará a Dios de
maltratarle.
Pero la verdad es que Dios le
cuida, y si usted pone sus ojos
en el mundo, para ayudarle a
entender lo que Dios está
haciendo en su vida, quizás
nunca lo entienda.
Él le salvó.
Nadie puede decir: «Entiendo por
qué Dios me salvó».
No, no es así.
No lo entiende.
Entiende quizás lo que sucedió
cuando Dios le salvó.
Pero ¿qué de su vecino?
No le ha salvado.
Algunos amigos, colegas, algunos
no son salvos, les ha hablado de
Cristo, aún no son salvos.
Todos dependemos del Cristo
resucitado, nacido en un
pesebre, un extraño para su
propia gente, nunca entendieron.
Así que la Navidad es un tiempo
maravilloso de nuestro Dios
admirable de gran amor quien
hace cosas que nunca
entenderemos, y quien hizo algo
que nunca podremos explicar
del todo.
Tomó a esta jovencita de Nazaret
y este joven José, hizo algo
maravilloso en sus vidas y desde
entonces ha estado
cambiando vidas.
Ahora, si no es creyente, quizás
no haya entendido esto; pero
permítame decirle, nunca
entenderá si no está dispuesto a
entender, dispuesto a reconocer
el hecho de que este Jesús ha
transformado el mundo.
Este Jesús no es como ninguna
otra persona nacida.
Él es el camino a Dios.
Y nunca podemos encontrar una
razón legítima para criticarlo
porque el era perfecto.
¿Quién más iría a una cruz por
sus pecados?
Solo el Hijo de Dios.
¿Quién más le perdonaría por
todo lo sucio que ha hecho y
ha pensado?
Solo el Hijo de Dios.
O tiene a Jesucristo y su
perdón, o un día estará frente a
Dios y será juzgado por su falta
de fe y su pecaminosidad.
Si está dispuesto a unirse a las
filas de los hijos de Dios, al
confesar sus pecados y rendir su
vida al Señor Jesús, su nombre
será escrito en el Libro de la
vida del Cordero.
No importa lo que le suceda
desde este momento, al morir, la
Biblia dice: «ausentes del
cuerpo, y presentes al Señor».
Para quienes mueren sin Cristo:
ausentes del cuerpo, juicio.
Es una gran oportunidad.
Y recuerde esto: no hay otra
forma de ser salvo, ser
perdonado, no hay otra forma:
«el que no naciere de nuevo.»
Si Dios no transforma su vida,
no hay otro modo.
No sé qué ha escuchado, ni qué
ha creído.
Es Cristo o separación eterna de
Dios.
Y pienso en lo paciente que ha
sido Dios con usted, lo más
sabio que puede hacer, si no ha
aceptado a Cristo como su
Salvador, quien sea y donde
esté, es pedirle al Señor que
perdone sus pecados.
Entréguele su vida y permita que
Él cambie su destino eterno.
Somos salvos por fe, por la
gracia de Dios, mediante la fe.
¿Amén?
Padre, gracias porque no lo
hiciste a nuestro modo sino a
tu manera.
Gracias por tu gracia, amor,
merced, bondad, todo lo que
derramas en nuestras vidas cada
día.
Gracias por la crucifixión, por
la resurrección.
Gracias porque has prometido
regresar.
Gracias porque prometiste volver
un día y llevarnos a tu
presencia contigo; ya sea
individualmente o el día en que
Jesucristo descienda del cielo
con sus ángeles santos a raptar
a su Iglesia, el Cuerpo de
Cristo.
Hoy solo queremos decir: «Señor
Jesucristo, te amamos.
No siempre lo entendemos, pero
te amamos, te adoramos y te
pedimos que obres de tal manera
en nosotros para que quienes nos
conozcan, conozcan a
Jesucristo».
En su nombre oramos, amén.
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