La meditación bíblica en cuanto a la valentía – Dr. Charles Stanley
La meditación bíblica se caracteriza por una consideración profunda y reflexiva de lo que Dios nos dice. Nuestra meditación en la Palabra de Dios fortalece nuestra vida devocional y nuestra comunión con Dios. A veces, sin embargo, Dios puede llamarnos a hacer algo más que escuchar y aprender. Es entonces cuando necesitamos su valentía para actuar. Para más mensajes de Charles Stanley, incluyendo la transmisión de esta semana, visite www.encontacto.org/vea
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Dr. Stanley: La actividad
más importante en la vida
del creyente es la meditación
privada y personal
entre usted y Dios.
En general, entendemos la idea
de lo que es la oración, pero la
meditación va un poco más allá.
Así que espero que me acompañe a
Josué capítulo 1, y pensemos en
la meditación de un versículo.
Recuerde que en el mensaje
anterior hablamos
de la meditación desde
una perspectiva; pero hoy es
en un solo versículo:
¿Qué espera Dios?
¿Qué está presto a hacer
por nosotros si meditamos
en un versículo?
Entonces al hablar
de la meditación pensamos en
considerar de manera profunda,
seria, lo que Dios quiere
decirnos en un versículo
en particular.
Así pues deseo que vayamos
a Josué capítulo 1.
«Mi siervo Moisés ha muerto;
ahora, pues, levántate
y pasa este Jordán,
tú y todo este pueblo,
a la tierra que yo les doy
a los hijos de Israel,
el pueblo de Dios.
«Yo os he entregado,
como lo había dicho a Moisés,
todo lugar que pisare la planta
de vuestro pie.
«Desde el desierto y el Líbano
hasta el gran río Eufrates, toda
la tierra de los heteos hasta el
gran mar donde se pone el sol,
será vuestro territorio.
Luego dice: «Nadie te podrá
hacer frente en todos los días
de tu vida; como estuve
con Moisés, estaré contigo;
no te dejaré, ni te desampararé.
«Esfuérzate y sé valiente;
eso le dice 3 veces: «Esfuérzate
y sé valiente; porque
tú repartirás a este pueblo
por heredad la tierra
de la cual juré a sus padres
que la daría a ellos.
Solamente esfuérzate
y sé muy valiente».
Escuche bien, cuando Dios
le dice algo 2 o 3 veces
seguidas, más vale que escuche,
y la razón por la cual le dijo
«esfuérzate y sé muy valiente»
fue porque 40 años antes habían
llegado a ese punto y se
acobardaron, diciendo:
«Regrésanos a Egipto», lo cual
fue una petición insensata.
«Esfuérzate y sé valiente;
porque tú repartirás a este
pueblo por heredad la tierra
de la cual juré a sus padres
que la daría a ellos.
«Solamente esfuérzate y sé muy
valiente, para cuidar de hacer
conforme a toda la ley que mi
siervo Moisés te mandó;
no te apartes de ella
ni a diestra ni a siniestra,
para que seas prosperado en
todas las cosas que emprendas.
Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que
de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en
él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino,
y todo te saldrá bien.
«Mira que te mando que
te esfuerces y seas valiente;
no temas ni desmayes, porque
Jehová tu Dios estará contigo
en dondequiera que vayas».
Así que hablamos
de la meditación,
pensemos en lo que es.
Podríamos definirla de varias
maneras pero se trata de pensar
atenta, profunda y personalmente
en algo que Dios
esté diciéndonos.
Al pensar en cómo definirla,
y en el lugar que tiene
en nuestra vida,
quizás quiera escribir
estas palabras:
Leer las Escrituras,
creer lo que leemos,
volveré a mencionarlas,
asimilar lo que leemos,
aplicarlo a nuestro corazón,
obedecer a Dios;
así que son 5 palabras.
Meditación es leer, es creer
lo que leímos, asimilarlo
en nuestro corazón y vida,
ponerlo en práctica en nuestro
diario vivir, y obedecer a Dios.
Y una de las lecciones
más importantes que aprendemos
en la vida cristiana es esta:
aprender a meditar.
O sea, aprender a relacionarnos
con el Señor de manera personal
en nuestro andar con Él,
escucharlo,
aplicar lo que nos dice, que sea
parte de nuestra conducta,
estilo y modo de vivir.
Así, 3 veces le dice:
«esfuérzate y sé valiente», pues
permítame definir meditación
una vez más: Es enfocar
nuestro corazón en Dios y dejar
todo lo demás a un lado.
Cuando meditamos en Dios
no podemos estar pensando
en algo más.
Es enfocarnos en Dios y dejar
todo lo demás a un lado.
Es escuchar más que hablar.
Así que meditar es enfocarse
en algo que ha escuchado
y aplicarlo a su vida.
Así en este mensaje,
nos enfocaremos en un versículo:
«Mira que te mando que
te esfuerces y seas valiente;
no temas ni desmayes, porque
Jehová tu Dios estará contigo
en dondequiera que vayas».
Entonces definamos qué
es valentía: La cualidad mental
y espiritual que nos permite
enfrentar el peligro,
la oposición, o los retos
de la vida, con audacia,
calma y firmeza.
Debería escribir eso.
¿Qué es valentía?
La cualidad mental y espiritual
que nos permite enfrentar
el peligro, la oposición o los
desafíos de la vida con audacia,
valentía, con calma y firmeza.
«Esfuérzate y sé valiente».
Quizás alguien diga: «No me
siento esforzado ni valiente»,
por eso hablamos del tema.
Se trata de enfocar
nuestra mente, nuestro corazón,
nuestro espíritu,
para esforzarnos
y ser valientes; porque todos,
en varios momentos de la vida,
enfrentamos toda clase de retos.
Entonces esforzarnos y ser
valientes, audaces, porque
obedecemos a Dios y confiamos
en Él; Dios está dispuesto
a hacerlo
si lo escuchamos atentos.
Entonces, con eso en mente
veamos toda esta idea de
la valentía, es un mandato.
Primero da un mandato:
«Esfuérzate y sé valiente».
Porque 40 años antes
sus padres dijeron:
«No podemos hacer esto»,
y murieron en el desierto.
Y Josué se los recuerda pues
no querrían que les pasara
lo mismo que a sus padres.
«Esfuérzate y sé valiente»,
repite 3 veces en esos pocos
versículos.
¿Qué implica la repetición
o el mandato?
Supone la naturaleza
de la prueba.
Enfrentarán algo que
les desafiará.
Así le dice a Josué
que se prepare.
O sea, que tome la decisión
de poner su fe en Dios.
A menudo todos enfrentaremos
situaciones y circunstancias
en la vida en las que,
si no estamos cimentados
en la Palabra de Dios,
nuestra reacción natural
es temor:
«Dios mío, ¿qué voy a hacer?
¿Qué causó esto?»
Comenzamos a hacer preguntas.
«Esfuérzate y sé muy valiente».
Entonces, al decir,
«muy valiente»,
pensemos en estas 2 cualidades.
Valentía es, mire, es cuando hay
ausencia de temor:
«Esfuérzate y sé valiente».
Es determinación, es decir,
resolución, energía, firmeza,
resistencia.
O sea, ser fuerte.
Entonces la gente dice:
«¿Sabe qué?
No sé si podré enfrentar esto,
así que no lo haré».
Claro que sí puede.
Lo que le dijo a Josué fue
a toda la nación: «Esfuércense
y sean muy valientes.
No teman.
Enfoquen su mente y corazón
en Dios y en lo que Él
está dispuesto a hacer
en nuestra vida».
Pienso que muchas veces la gente
enfrenta circunstancias en la
vida en las cuales si tan solo
hubieran tenido ese versículo
«esfuérzate y sé valiente, no,
no temas, enfócate en Dios».
Pero suelen surgir situaciones
y nuestra primera reacción
es temor, en vez de:
«Está bien, Señor».
«Esfuérzate y sé valiente»,
o sea, pongo mi mente en Dios
para que enfrente esto conmigo.
«Que te esfuerces y seas
valiente; no temas ni desmayes,
porque Jehová tu Dios estará
contigo en dondequiera
que vayas».
Si comenzáramos cada día con ese
versículo, las cosas cambiarían,
nuestra actitud, disposición
y acciones cambiarían.
Mucha atención,
tenemos la promesa
de que Dios está con nosotros,
cualquiera sea la situación.
Que Dios no hace
promesas que no cumpla.
Así que la base de nuestra
valentía no es nuestra fuerza,
la base de nuestra valentía
es Dios, quien dijo:
«esfuérzate y sé valiente.
No temas porque Jehová tu Dios
está contigo».
Eso debe eliminar el temor.
Y a diario la gente enfrenta
situaciones de toda índole
que les causarían temor.
Si va al médico y le dice:
«Tiene esto o aquello
y no podemos prometerle nada».
Bien, si escucha sus cálculos de
cuánto tiempo le queda de vida
o qué le sucederá,
pero ¿qué dice Dios?
Dios es quien determina
nuestra vida y cómo enfrentamos
las circunstancias de la misma.
Es nuestra responsabilidad
estar arraigados en la verdad,
así que todo creyente tiene
el privilegio de citar
ese versículo para sí mismo.
Su misión para ellos era
la conquista y sabían que irían
a un combate.
Luego Josué y Caleb tuvieron
que decirles:
«Pero Dios nos ayudará,
Él nos dará la victoria».
Así que pensemos en esto,
a menudo la diferencia entre
nuestro éxito en lo que sea
y nuestra victoria en algo está
en cómo lo creemos
y en lo que creemos de Dios.
Al cruzar la línea fronteriza
a la tierra prometida,
iban a la batalla.
Mucha atención,
iban a la batalla.
Esperaban combate cuerpo
a cuerpo.
No tenían tanques ni aviones.
Combate cuerpo a cuerpo, espadas
y lanzas, caballos y carrozas;
esperaban guerra.
Pero Dios honró su fe al estar
dispuestos a pelear sus batallas
¿cómo?
Al llegar a Jericó,
que era una ciudad amurallada,
muy fortalecida, muy protegida,
¿qué dijo Dios?
«¿Escalen muros?».
No.
«Esfuércense y sean valientes
y vean lo que hago.
Lo único que quiero que hagan es
que marchen alrededor 6 veces y
al séptimo día de haber marchado
y tocado las trompetas,
al séptimo día descansen
y vean lo que hago».
Dios derribó los muros;
entraron y conquistaron.
El problema que tenemos a veces
es esto: Si no podemos descifrar
cómo Dios hará algo,
no le creemos.
Quizás lo único que Dios nos
diga al enfrentar un desafío es:
«Esfuérzate y sé muy valiente;
pon tu confianza en mí.
Cuenta conmigo.
Solo ve lo que hago;
no trates de descifrarlo».
Y por no entender cómo Dios
va a hacer algo en nuestra vida,
lo desobedecemos:
«Bueno, no puedo entender eso».
No trate de descifrar
lo que hará Dios.
Si Dios le da dirección clara
en cuanto a algo,
su responsabilidad
y la mía es ser obedientes,
aunque no siempre lo entendamos.
Allí es cuando nos metemos
en problemas, cuando le pedimos
algo a Dios y nuestra respuesta
suele ser: «Bueno, Señor,
¿cómo harás eso?».
Lo cual no nos incumbe.
Si Dios le dice que haga algo,
obedézcalo con base en ¿qué?
Quién es Dios y en lo que dijo:
«que te esfuerces y seas
valiente; no temas ni desmayes
porque Jehová tu Dios estará
contigo en dondequiera
que vayas».
Esa es la parte importante:
«Jehová tu Dios estará contigo».
Así que nuestra responsabilidad
no es saber todos los detalles.
Nunca hubieran creído que esos
muros caerían por solo marchar
a su alrededor;
Así pues, al ver estos
versículos y ver que les dijo,
les advirtió que no hicieran
esto–no intenten esto
de ningún otro modo.
Siempre que vemos con ojos
de duda y falta de fe,
fracasaremos.
Cuando tenemos el privilegio
de ver a través de ojos de fe
y valentía:
«esfuérzate y sé valiente».
No trate de descifrarlo.
Ellos nunca lo hubieran
entendido: «¿Quiere decir que
nos pararemos aquí y marcharemos
y gritaremos y estos muros?
Eso no es posible».
Mire, no es posible
cuando Dios no está presente;
pero cuando andamos por fe,
confiamos en Dios.
Quizás nos rete a hacer algo
y pensemos:
«¿Cómo funcionará eso?».
Si Dios nos dice que hagamos
algo y estamos seguros de eso,
lo obedecemos.
la promesa suple cada necesidad
que hoy tenemos en este grupo:
«Esfuérzate y sé muy valiente».
¿Hay alguna excepción a eso?
No, señor.
No hay excepción: «que
te esfuerces y seas valiente.
No temas ni desmayes porque
Jehová tu Dios estará contigo».
Le pregunto: ¿Qué necesita más
que la promesa de que Jehová
su Dios estará con usted
dondequiera que vaya?
¿Qué más necesita que eso?
Pero hay quienes dirían:
«Sí, pero usted no conoce
mis circunstancias».
Sé quién las sabe.
Dios las conoce todas.
Sabe su origen,
cuáles son sus fortalezas,
debilidades y falta de fe.
Conoce sus creencias,
conoce sus luchas.
Dios lo sabe todo de cada uno
de nosotros.
Es una gran promesa dada
por nuestro gran Dios,
quien no miente,
quien lo hace todo posible
dentro de su voluntad.
Lo que sea que enfrente,
haga tal como dice Dios,
¿y cuál es el asunto?
Meditar en la Palabra día
y noche.
Cualquiera que sea la situación,
circunstancia que enfrente,
haga esto: Acuda a Dios a diario
y dígale: «Señor, dijiste esto.
Dijiste que me esforzara y fuera
valiente porque estarías conmigo
en esto; confiaré en ti».
Usted dirá: «Pues cuántas veces
hago eso?
A diario.
Y dependiendo de la naturaleza,
varias veces al día,
o muchas veces al día,
en el caso que sea.
Algo es seguro,
Dios no le fallará.
No puede, porque es Dios.
Quizás no resuelva
las circunstancias tal como
nos gustaría, pero lo hará.
Y lo que les dijo, o sea,
la razón por la cual esto está
en la Palabra de Dios así es
como debemos vivir.
Meditar en la Palabra de Dios
día y noche.
Y luego fíjese que 2 veces habla
de cuidar de hacerlo.
Así que no falta nada
en la Palabra de Dios:
«Cuida de hacerlo», meditar
en su Palabra día y noche.
Así pues las consecuencias,
dijo: «Haré prosperar
tu camino».
Es decir, siempre
que nos volvemos a Dios,
tenemos la promesa
de que Dios santo,
omnipotente, omnisciente,
omnipresente estará con nosotros
pase lo que pase.
Así que piense en esto,
la fe que Dios le dio a Josué
y a Caleb es la misma fe
que tenemos;
solo que la nuestra es mejor.
Tenemos al Señor Jesucristo que
nos precedió, quien demostró
el amor de Dios por nosotros
de una manera que Josué y Caleb
no conocieron.
Cuando Cristo fue a la cruz
y envió al Espíritu Santo
a morar en nosotros.
Así que somos tan bendecidos de
tener a Dios morando en nosotros
y tenemos la Palabra de Dios,
las promesas de Dios.
Él les dijo: «porque Jehová
tu Dios estará contigo
en dondequiera que vayas.
Piense en esto, tenemos el mismo
privilegio que tuvieron Josué
y Caleb cuando Dios dijo: «No
te dejaré, ni te desampararé.
Estaré contigo en cada paso».
Tenemos la misma promesa.
Así que al pensar en los
desafíos que enfrenta en la
vida, la respuesta es la misma:
«que te esfuerces y seas
valiente, no temas ni desmayes,
o te desanimes, porque Jehová
tu Dios estará contigo
en dondequiera que vayas».
Muchos hijos de Dios viven
en derrota total, al enfrentar
su labor diaria en la vida,
por no creer lo que dijo Dios:
«No te dejaré,
ni te desampararé.
Esfuérzate y sé muy valiente.
No temas ni desmayes porque
Jehová tu Dios estará contigo
dondequiera que vayas».
«Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley».
¿Y por qué les diría
eso a Josué y a Caleb?
Porque sabía lo que les había
pasado a sus padres.
No escucharon la Ley de Moisés.
No escucharon a Dios.
«Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que
de día y de noche meditarás
en él, para que,
«para que guardes»,
«y hagas conforme
a todo lo que en él
está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino,
y todo te saldrá bien».
Fíjese que dice,
«para que guardes», luego
«harás prosperar tu camino».
Quizás esté ahí sentado
y no es creyente,
¿se aplica esto en su caso?
No cuenta con una promesa.
Vive sin Dios, no tiene promesas
salvo que un día estará frente
a Él y dará cuenta de su vida.
No tiene promesas.
Quizás diga: «Y ¿no puedo orar?
Solo si primero es una oración
de salvación.
Así que si aún no ha aceptado
a Cristo como su Salvador,
puede olvidar todo esto;
no se aplica en su caso.
Quizás diga:
«¿No escucha Dios a todos?».
No.
Si usted está dispuesto
a acudir a Dios, confesarle
sus pecados y arrepentirse, sí.
Después de eso, la Palabra de
Dios queda abierta para usted.
Le exhorto a aceptar a Cristo
como su Salvador y comience
a llevar una vida valiente
y audaz; luego todo cambiará,
espero que lo haga.
Padre, te amamos y alabamos.
Gracias por hacer tu Palabra
tan sencilla, tan clara,
que incluso un niño la entiende.
Danos sabiduría para entender
y valentía para obedecer.
Te alabamos para siempre,
Señor, en el nombre de Jesús.
Amén.