La Biblia: Más que un libro – Dr. Charles Stanley
Dios demuestra su amor y su preocupación por nosotros concediéndonos promesas asombrosas y cumpliéndolas. En la Biblia podemos encontrar ayuda y dirección para cada circunstancia de la vida.
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locutor: En Contacto, el
ministerio de enseñanza
del Dr. Charles Stanley.
Alcanzamos al mundo con el
evangelio de Jesucristo.
por medio de una enseñanza
bíblica sólida.
Hoy, en el programa En Contacto,
«La Biblia: Más que un libro».
Dr. Charles Stanley: ¿Adónde
acude cuando surge un problema?
Hay muchas opciones y a menudo
la gente busca la equivocada.
Y a veces la gente
no sabe adónde ir.
Se sienten
impotentes y sin esperanza.
Le diré el primer
lugar adónde ir,
es ir a la Palabra de Dios.
Porque ella es más que un
libro, es la
revelación de Dios todopoderoso.
Y de principio a fin, verá
a Dios suplir
las necesidades de su pueblo.
Es un libro de promesas.
Pero no cualquier promesa,
pues quien las hace tiene poder
infinito y cumple, sin
excepción, cada promesa
a su debido tiempo.
¿Adónde más podría ir?
¿Qué otro libro es como éste?
Ninguno.
Y al leer la Biblia, vemos
por todas las Escrituras a Dios
obrar en la vida de su pueblo.
Entonces, al pensar en la
Biblia, para la mayoría,
es solo un libro más.
Pero deseo mostrarle por
qué no es solo un libro más.
Es mucho más que un solo libro.
Y al abrirla para leerla,
quizás por lo general
busque algo específico.
Alguna necesidad o
algún problema en su vida.
Pero, a veces no
sabe dónde leer.
Se pregunta:
«Bueno, ¿adónde voy?»
«No debe haber respuesta aquí».
Escuche bien.
La Palabra de Dios tiene
la respuesta
a cada circunstancia de la vida.
Esta es la revelación divina
que Dios todopoderoso nos la dio
como guía de vida; para
descubrir quién y cómo es Dios,
y cómo vivir cada día con la
certeza en nuestro corazón, de
que nuestra seguridad nos
fue dada en Dios todopoderoso.
Y podemos preguntar: ¿Cuál
es el propósito de la Biblia?
Bien, el propósito de la Biblia,
¿por qué Dios escribió todo
esto, para que tuviésemos
desde Adán y Eva
hasta el fin del mundo?
¿Qué tenía Dios en mente?
Su fin principal fue
revelarnos al Dios verdadero.
Hay tantos ídolos, y la gente
tiene toda clase de ideas,
y actúan como si creen.
Dios nos dio su Palabra
para que entendiéramos
quién es el único
Dios verdadero.
El Dios
omnipotente, omnisciente,
omnipresente, todopoderoso.
Por ejemplo, si no
tuviese la Biblia,
¿qué pensaría usted de Dios?
¿Cómo lo describiría?
Bien, ha conversado con gente
que no cree en la Biblia, verá
lo que piensa el mundo
al no tener la Biblia.
Tienen toda clase
de ideas erróneas.
Pero Dios nos ha
revelado claramente cómo es Él.
El segundo propósito es guiarnos
a salvación, o sea, ayudarnos a
entender que somos pecadores; y
solo por la gracia de Dios, su
bondad, amor,
misericordia y favor inmerecido.
Dios nos perdona nuestros
pecados, escribe nuestro nombre
en el Libro de vida, y
somos sus hijos para siempre.
Él quiere que sepamos eso.
Luego hay un tercer propósito y
es que Dios no solo quiere que
entendamos quién es Él y cómo
ser salvos, sino que quiere
enseñarnos a vivir una vida
piadosa, cómo vivir una vida que
muestra su carácter, sus
ideas, propósitos y obras.
Así que tiene propósito.
Y piense, por ejemplo, en
las epístolas de Pablo,
¿de qué se tratan?
Todas se tratan de
una vida piadosa.
Dirá: «¿Qué es
una vida piadosa?»
Una vida santa.
Es una vida de obediencia, no
perfecta, sino de obediencia.
Y cuando hay actos
de desobediencia, hay
arrepentimiento inmediato, y se
restaura la comunión con Dios.
Así que la Biblia nos revela
a todos quién y cómo es Dios.
Y nos guía a salvación; nos
guía a vivir como agrada a Dios.
Pero hay un cuarto propósito,
y es que Dios nos ha dado este
libro para enseñarnos
a servirle
y compartirlo con
otras personas.
Así que no se
trata de un libro más.
Es un mensaje divino, santo, de
Dios todopoderoso a la humanidad
para que sepamos quién es
nuestro Creador, quién es
nuestro Salvador, qué es la
vida y cómo podemos
pasar la eternidad con Él.
Cerrar este libro
es un desastre.
Decir: «No tengo tiempo
para la Biblia,
es no tener tiempo para vivir.
Decir: «No tiene
respuestas a mis preguntas».
Es que no la ha leído.
Criticar la Biblia es pecado,
porque es criticar las palabras
mismas de Dios todopoderoso.
Palabras de promesa, de gozo,
de paz, palabras que vienen a
nuestra mente al leer
la Palabra de Dios.
Siendo ese el caso, le
invito al Salmo 119.
Todo este salmo se trata de
la Biblia, por ejemplo, el
versículo 105,
dice: «Lámpara es ¿qué?
a mis pies tu palabra, Y
lumbrera a mi camino».
Todos necesitamos luz en
este mundo oscuro:
«Lámpara es a mis pies–«.
Para ver lo que pase.
«Y lumbrera a mi camino».
Para saber dónde andar.
Para mí esa es la
Biblia en un versículo.
La Biblia es:
«Lámpara a mis pies…
Y lumbrera a mi camino».
Y en Isaías, uno de mis
versículos favoritos acerca de
la Biblia, Isaías 40:8: «Sécase
la hierba, marchítase la flor;
mas la palabra del Dios
nuestro permanece para siempre».
Lo cual nos dice que no cambia.
Por ejemplo, si alguien dijera:
«Me gustaría cambiar
algunos versículos.
Sé cuáles serían».
¿Sabe cuáles serían?
Le diré cuáles.
Todos los que hablan de
pecado, y juicio o infierno.
Quieren cambiar esos versículos.
Cambian cualquier versículo que,
escuche, cualquier versículo
que hable de su
pecado, lo eliminarían.
Esta es la revelación divina.
Mire, escuche, puede arrancarla
de su Biblia,
pero no de la
realidad, no de Dios.
Esta es su Palabra y es
para nuestro beneficio.
Dios no nos quita la
felicidad, el gozo, y el placer.
El asunto es, bien declaramos
que la Biblia es más
que un libro, ¿por qué?
Porque es eterna.
No importa lo que
pase, ni cuándo, ni dónde.
Las verdades de la
Palabra de Dios son eternas.
Nunca pierden vigencia,
bajo ninguna condición.
Segundo, es infalible.
O sea, sin error.
La gente dice: «Bueno, la
Biblia está llena de errores».
Como…
¿cuáles?
La gente cree que la Biblia
está llena de errores, pero las
supuestas fallas que sacan a
relucir son cosas relacionadas
con su pecado.
Entonces, cuando la gente no
cree en la Biblia, tiene algo
que ver con su
estilo y forma de vida.
La Biblia es infalible.
Alguien dirá: «Bueno, tiene
que haber errores en la Biblia».
Permítame preguntarle, ya
que Dios es todopoderoso, y ha
creado todo lo que existe,
¿acaso no puede hablar a los
hombres y guiarles, al
darnos una Biblia
que nunca desviaría a nadie?
Y la respuesta es: «Sí puede».
Quizás haya ciertas cosas que
no entienda,
pero eso no implica
que sea falible.
La Biblia es la Palabra
infalible de Dios, y mire, ¿en
qué parte de la Biblia
comete Dios algún error?
¿Dónde dice algo errado?
En ningún lado.
Es su Palabra infalible.
Es la revelación del
Dios verdadero, Jehová.
Es guía confiable para cada
circunstancia de la vida.
No puede pensar en nada para lo
cual la Palabra de Dios
no tenga respuesta.
Cualquiera sea la
situación, piénselo.
Desde Adán y Eva, hasta este
momento presente, la Palabra de
Dios es apta para
cada necesidad.
Y la Palabra de Dios es veraz.
¿Y dónde se ha equivocado Dios?
¿Dónde ha dicho
Dios: «¡Caramba!»?
¿Dónde ha dicho
Dios: «Olvidé eso»?
¿En qué parte ha
dicho: «Déjeme pensarlo»?
Dios no tiene que ir a un libro,
a una computadora,
ni preguntarle a nadie más.
Esta es la maravillosa
Palabra del Dios vivo,
y es apta para todo,
sin excepción.
Guía confiable.
Así mismo, expone el pecado del
hombre y su condición perdida.
«La paga del pecado es muerte;
mas la dádiva
de Dios es vida eterna».
Y «todos pecaron y están
destituidos
de la gloria de Dios».
Lo que a la gente no le
gusta es que señala su pecado.
Toda nuestra sociedad moral hoy
está donde está porque la gente
no quiere creer este libro.
Y dicen: «Bueno, antes
yo creía la Biblia».
Ya no la cree porque
dio con su pecado.
Y la verdad es, mire, Dios
no pasará por alto nada.
Si usted lee la Biblia y dice:
«Bueno, ese mi estilo de vida».
Está bien.
¿Qué dice la Biblia?
Si la Biblia aprueba su
estilo de vida, consérvelo.
Si su estilo de vida no cuadra
con la Palabra de Dios, está en
serio problema, porque
Dios juzga el pecado.
No porque no ame al pecador,
Dios ama al pecador, pero quiere
que sepamos la verdad.
Y algunas personas quieren
escoger lo que les convenga.
Es como que vaya a un
restaurante y le den un menú.
No le sirven un perro
caliente al entrar.
Le dan un menú,
que es así de largo.
Tiene algo en ambos lados,
más de lo
que podría comer,
y usted escoge.
Bien, en el caso de la
Biblia no se escoge.
Lo único que
elegimos es creer o no.
Obedecerla o no.
Y una de las razones por las que
resulta controversial es esta.
Nos muestra las
consecuencias del pecado.
O sea, piense en esto.
Dios empieza con Adán y
Eva y todo está perfecto.
Y les advirtió que
habría consecuencias
de su desobediencia.
Entonces, por todas las
Escrituras, ¿qué hace Dios?
Cumple su Palabra.
Dice que hay consecuencias de la
obediencia; y hay consecuencias
para la desobediencia.
Y si lo piensa bien, en la
sociedad en que vivimos, ya sea
que hable de cosas espirituales
o políticas, o de lo que sea,
nadie quiere hablar
de las consecuencias.
Pero la verdad es que existen
las consecuencias del pecado.
Ahora, alguien dirá:
«Bueno, no creo eso».
Si usted no es seguidor de
Cristo, vea su propia vida.
Dirá: «Bueno, todo
va como quiero».
Por un tiempo, y
está mal informado.
Ha sido mal guiado.
Esta es una ley que
no puede cambiar.
Pregúntele a cualquier
agricultor: Cosechamos lo que
sembramos, más y
después de sembrarlo.
¿No es así, señor granjero?»;
No sería agricultor si no
lo creyera ni lo practicara.
Porque si siembro frijoles hoy,
cosecharé frijoles mañana
y al día siguiente.
Si siembro manzanos,
no cosecharé
árboles de naranja ni de pera.
Es un principio que no cambia.
¿Sabe por qué?
Dios es perfecto.
Dios es omnisciente, y sus
leyes son por nuestro bien.
Y ese principio nos
advierte del pecado contra Dios.
Entonces si alguien dice: «No
creo la Biblia», solo dígales:
«¿Cree en el principio de
la siega y la cosecha?»
«Oh, sí creo eso».
Pero lo que no les gusta
son las consecuencias.
Y amable amigo, hay
consecuencias por obedecer, y
hay consecuencias
por desobedecer.
También creo que la Biblia es
más que un libro porque nos
habla del amor incondicional
de Dios por nosotros.
O sea, Dios no nos ama «si…».
Nos ama y punto.
«De tal manera amó Dios
al mundo que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel
que en Él crea no se pierda,
mas tenga vida eterna».
No dijo: «No los amaré».
Dios ama a todos, ya
sean obedientes o no.
Pero según sus leyes,
la desobediencia
trae consecuencias.
Y al pensar en su amor
incondicional, su amor
incondicional es su
naturaleza, quién es Dios.
Él es Dios de amor.
Así que nos ama
incondicionalmente, y nos dice
en su Palabra cómo podemos
ser salvos de nuestros pecados.
Él no solo condena a la
gente por sus pecados.
Nos dice cómo
podemos ser salvos.
¿Recuerda lo que
le dijo a Nicodemo?
Declaró: «el que no
naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios».
Luego toma casi el resto del
capítulo para explicar lo que
quiere decir nacer de nuevo.
Pablo lo expresa así: «que si
confesares con tu boca
que Jesús es el
Señor, serás salvo».
De sus pecados.
Pablo también lo dice así:
«Porque por gracia sois salvos
por medio de la fe; y esto no de
vosotros no por obras,
para que nadie se gloríe.
Somos salvos por gracia, por fe.
Entonces la Biblia nos dice
cómo reconciliarnos con Dios.
Y también, la Biblia nos dice
por qué Cristo vino al mundo.
No fue solo alguien más.
El Hijo de Dios vino a
la tierra, ¿para qué?
Vino para salvarnos
de nuestros pecados.
Ese fue el
propósito de su venida.
No vino solo a ser un ejemplo.
Vino a salvarnos de
nuestros pecados.
«Porque de tal manera amó Dios
al mundo que ha dado a su Hijo
unigénito para que todo aquel
que en el crea no se pierda
mas tenga vida eterna».
Dirá: «Y ¿salvo de qué?».
Del pecado.
El pecado destruye.
El pecado destruye
todo lo bueno y correcto.
Jesús vino para hacer posible
el perdón de nuestros pecados.
Por eso Pablo lo dijo así: «Si
confesares con tu boca que Jesús
es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de
los muertos, serás salvo.
¿De dónde vino eso?
De la Palabra de Dios.
Además, nos muestra
la necesidad
del nacimiento
virginal de Jesús.
La razón es esta.
El Espíritu de Dios engendró
en María lo necesario para que
Jesús naciera de una virgen
sin contacto con un hombre.
¿Por qué?
Porque el Cordero de
Dios debía ser perfecto.
Y recuerda que en todas las
Escrituras, cuando hacían
sacrificios, el
cordero debía ser perfecto.
Sin enfermedad, sin
mancha, perfectos.
Y esa fue la imagen y
el símbolo por años.
Jesús vino como el
Cordero inmolado de Dios.
Debió ser perfecto y sin pecado.
Entonces, cuando un hombre y una
mujer tienen esa relación, esa
naturaleza pasa del hombre.
Así que Jesús no
tuvo padre terrenal.
Sino que Dios el Padre trajo
al Señor Jesucristo al mundo.
nacido de una virgen,
el sacrificio perfecto.
Tenía que ser
perfecto para lo que vino.
Así que Él murió en la cruz
por nosotros, ¿por cuál razón?
Llevó nuestro pecado en su
cuerpo a la cruz,
dice la Biblia.
Suponga que Cristo no
hubiese muerto en la cruz.
Mire bien, suponga
que no
haya habido crucifixión
ni resurrección.
¿Cómo seríamos salvos?
¿Cuántos de nosotros hemos sido
lo suficientemente buenos
para ir al cielo?
Ninguno.
Jesús vino como el Cordero
inmolado para morir por los
pecados del mundo.
Y la Biblia dice que Dios puso
en Él todo el pecado todo el
pecado de toda la humanidad
y luego Dios lo crucificó.
Decimos que fueron los romanos.
Pero Él vino al mundo para ser
crucificado, como sacrificio por
nuestros pecados.
La Biblia explica eso.
La Biblia también nos
explica sobre su resurrección.
Escuchamos de otros dioses y
de esto aquello y lo otro.
¿Cuántos dioses ha escuchado
que resucitaron de los muertos?
¿Alguno?
¿Alguno?
¿Acaso alguien sabe
de otro dios
que haya resucitado
de los muertos?
No lo saben porque
no hay cosa tal.
Mire, Dios todopoderoso, en su
amor por nosotros, en su deseo
para que entendiéramos su plan
y que lo creyéramos, puso a su
Hijo en la cruz, y luego lo
resucitó de la muerte para dar
prueba de que Él era
el Hijo de Dios
y era todo lo que decía ser.
Entonces, Jesús resucitó de la
muerte por la gracia de Dios, su
plan, para que nosotros nunca
tuviéramos que preguntarnos si
Él cumpliría o no su promesa.
Y la máxima prueba, la máxima
prueba de todas las promesas de
Dios fue y es la
resurrección de Jesucristo.
Si Dios pudo resucitarlo de la
muerte, cumpliendo su promesa,
¿qué promesa no podrá cumplir?
Puede cumplir cada
una sin excepción.
Esto es más que un libro.
Es el libro de la revelación
del plan de Dios
para toda la humanidad.
Y alguien dirá:
«¿Dónde está Jesús ahora?»
Está donde dijo que estaría, a
la diestra del Padre,
dice en Hebreos.
¿Y qué hace?
Intercede por nosotros.
Él es el Cristo vivo.
Y todos los que somos
salvos, por su gracia, amor y
misericordia, así
hemos sido salvos.
Quienes somos salvos sabemos que
Jesús es real, y que está vivo y
está sentado a la diestra
del Padre, mire, contestando
nuestras oraciones,
consolando corazones,
sanando nuestros cuerpos.
Lo que sea.
Todo lo que está
haciendo ahora mismo.
Así que no hay otra
explicación para lo que Él hace.
Y desde luego, alguien dirá: «¿Y
qué de Dios el Padre?».
La Biblia nos dice dónde está.
Sentado en su trono.
Él ve todo lo pecaminoso, las
guerras, el derramamiento de
sangre y todo lo demás.
Pero piense en esto.
Desde el principio en el huerto
del Edén, la mano de Dios ha
estado activa.
Nos dio los 10
Mandamientos, por ejemplo.
Nos dio 10, un
número maravilloso.
Nos dio suficientes para
recordarlos, pero no demasiados
para olvidarlos.
Le pregunto: «¿Qué le agregaría
a los 10 Mandamientos?».
Dios nos ha dado su ley por
nuestro bien; y nos dio los 10
Mandamientos por nuestro bien.
Y al quebrantarlos, violamos la
opción de Dios, que en su mente
infinita Él sabía que
sería lo mejor para nosotros.
Y también la Biblia nos explica
la Persona del Espíritu Santo y
su labor en nuestra vida.
Este no es un libro más.
Por ejemplo, Jesús le dijo a sus
discípulos, les dijo: «Quiero
que sepan que me iré.
Pero no quiero que se
entristezcan porque
haré lo siguiente.
Voy a enviar a otra
Persona, que estará con,
en y sobre ustedes.
«Y lo que quiero que hagan es
quiero que se sienten en la
ciudad de Jerusalén, después de
la resurrección, porque luego
vendrá el Espíritu Santo, quien
estará en, con y sobre ustedes.
Y Él les dará, les dará
explicaciones de lo que he
tratado de enseñarles.
Él les facultará para hacer
lo que les he llamado a hacer.
Y ustedes
impactarán al mundo entero».
Jesucristo les dijo: «Cuando
me vaya, vendrá el Espíritu de
Dios, para estar en,
con y sobre ustedes».
Y piénselo, para que nunca
tengamos que preocuparnos por
nuestra salvación, que
si la tenemos hoy
y la perdemos mañana.
Él dijo esto: «Cuando
venga el Espíritu Santo…»
Y Él viene sobre cada creyente.
Acepta a Cristo como su
Salvador, el Espíritu Santo
viene a su corazón a
dar testimonio de eso.
Y escuche lo que dice:
Él le sella hasta
el día de la redención.
¿Quién puede romper
el sello de Dios?
Nadie.
Por eso al ser salvos por
la gracia de Dios,
somos salvos por la eternidad.
Sé que algunos de
ustedes no creen eso.
Y lamento que no.
Escuche, yo tampoco lo creía.
Crecí con personas que me
enseñaron que al pecar contra
Dios, estaba perdido.
Me sentía miserable.
De adolescente, pensaba:
«Dios mío, ¿cómo lo lograré?».
Hasta que por fin reconocí que,
escuche una vez que se es salvo,
mucha atención, la salvación
no está condicionada a nada.
La gracia de Dios nos
salva por toda la eternidad.
Si lo desobedecemos, ¿qué pasa?
Dice que saca la
vara de disciplina.
Es una vara de
gracia, pero puede doler.
Dios habla de su
disciplina divina y amorosa.
Entonces Dios, en su gran amor
por nosotros y, mire, no nos
salva temporalmente.
Cuando Pablo dice: «…sellados
para el día de la redención»,
hasta que Dios nos llame a
su presencia,
somos sellados por su amor.
No por obras.
Esa es la bondad y
el amor de Dios.
Esta es la revelación de cómo
obra Dios, cómo piensa, cómo nos
ama y cómo juzga el mal.
Y es un libro de promesas.
Las promesas de Dios, mire, no
son simples afirmaciones que
alguien haya
escrito en el libro.
Las promesas de Dios son
las promesas de Dios, mire,
respaldadas por el gran poder
divino para cumplir
cada una de ellas.
Dios no deja de
cumplir sus promesas.
Podemos hacer promesas con
la mejor intención de de todo
corazón, y a veces no
podemos cumplirlas.
No es así para
Dios todopoderoso.
Y así mismo, la Biblia nos
quita el temor a la muerte.
En un versículo Pablo dijo:
«…ausentes del cuerpo, y
presentes al Señor».
¿Qué dice la persona perdida?
¿Qué cree que le pasará a usted
cuando muera si ha llevado una
vida impía?
«Bueno, desapareceré».
No es así.
«Me desintegraré».
Eso tampoco.
Mire, no está leyendo la Biblia.
Solo está tratando de
evadir el infierno.
La Biblia dice: «está
establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y
después de esto el juicio».
Si es salvo por la gracia
de Dios, ausente del cuerpo,
presente al Señor.
Esa es su gran
promesa para nosotros.
Permítame preguntarle: Si usted
no tiene a Jesucristo como su
Salvador personal quien murió
en la cruz; entregó su vida
voluntariamente; fue enviado
por el Padre con el propósito de
morir por sus pecados; llevó
la carga de sus pecados, en su
muerte substituta por usted.
Si no lo tiene para encarar sus
pecados, ¿quién los enfrentará?
Nadie más que usted.
¿Y sabe qué?
Será demasiado tarde.
Si un día de estos al morir, y
así será, si quiere ir al cielo,
pídale al Señor Jesús que le
perdone sus pecados, rinda su
vida a Él, y todas las
dudas que tiene de esto,
aquello y lo otro,
se desvanecerán.
¿Cuántas veces he conocido gente
que solía dice: «dudaba de esto
de aquello, pero al aceptar a
Cristo, todo eso se disipó».
¿Sabe por qué?
Porque comenzó a entender
realmente quién es Dios.
¿Qué hará al respecto?
¿Escuchará este mensaje,
lo apagará
y seguirá dudando
y siendo necio?
¿O escuchará atento y se dará
cuenta de que tiene todas las de
perder y nada que
ganar alejándose
de la verdad de la Biblia?
Oro que no le pase eso.
Padre, cuán agradecidos
estamos por tu Palabra.
Te damos gracias por ser
paciente con nosotros, que nos
das el Espíritu Santo para
ayudarnos a entender tu Palabra.
Y nos has dado la oportunidad de
vivirla a diario, y compartirla
con otros, para que conozcan a
Cristo, y para que puedan ir al
cielo el día que mueran.
Te amamos y alabamos, y te
pedimos que nuestras vidas sean
expresiones vivas de la
verdad de tu Palabra.
Te amamos, Padre, por
recordarnos que la hierba se
seca, las flores se marchitan,
pero tu maravillosa Palabra
es para siempre.
Te amamos, Padre, por
tu gracia incomprensible.
En el nombre de Jesús, amén.
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