Dios: Nuestro compañero fiel – Dr. Charles Stanley
Dios quiere bendecir todos los aspectos de nuestra vida como un poderoso testimonio de su gracia abundante. También otorga bendiciones porque nos ama incondicionalmente y quiere lo mejor para nosotros. Tomarse el tiempo para reconocer a Aquel que camina fielmente a nuestro lado, al meditar y escucharlo, nos permite orar con confianza como lo hizo David: “Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti” (2 S 7.29). Para más mensajes de Charles Stanley, incluyendo la transmisión de esta semana, visite www.encontacto.org/vea
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Dr. Stanley: Cuando usted
aceptó a Jesucristo como su
Salvador, adquirió
muchos recursos.
La vida no ha sido igual desde
que lo aceptó como su Salvador.
Y al pensar
en todas sus promesas,
una de las más impactantes que
ha hecho Dios fue: «No te dejaré
ni te desampararé».
«No», o sea,
pase lo que pase,
nunca, en ningún momento,
bajo ninguna condición,
por ninguna razón, «no te
dejaré ni te desampararé».
Dios está con nosotros,
mora dentro de nosotros,
cuando aceptamos al Señor
Jesucristo como nuestro
Salvador.
Al pensar
en nuestro pasaje bíblico,
se encuentra
en 2 Samuel capítulo 7.
Y quizás alguien diga:
«Pues ¿dónde está Samuel?».
Aquí mismo.
Génesis, Éxodo,
Levítico, Números,
Josué, Jueces, Rut,
Primero y Segundo de Samuel.
Es muy importante que me
acompañe a leerlo porque deseo
que veamos este
incidente en la vida de David.
Y al considerar su oración,
pienso: «Señor,
todos deberíamos poder
decir, o al menos desear,
lo mismo que dijo
David sobre su hogar».
Así que deseo que veamos esto
y leamos desde el versículo 18,
porque Natán acababa de hablar
con él acerca de lo que
haría Dios.
Y sucedió esto en el versículo
18 de 2 Samuel capítulo 7.
«Y entró el rey David y se puso
delante de Jehová, y dijo:
Mucha atención: ‘Señor Jehová,
¿quién soy yo, y qué es mi casa,
para que tú me hayas traído
hasta aquí?’
«Y aun te ha parecido
poco esto, Señor Jehová».
Ahora, recuerde que cada vez que
dice eso quiere decir «Oh Dios
Todopoderoso,
Dios Todopoderoso».
«Pues también has hablado
de la casa de tu siervo
en lo por venir».
¿Es así como procede el hombre,
Señor Jehová?
«¿Y qué más puede añadir David
hablando contigo?
Pues tú conoces a tu siervo,
Señor Jehová».
«Todas estas grandezas has hecho
por tu palabra y conforme
a tu corazón,
haciéndolas saber a tu siervo.
«Por tanto, tú te has
engrandecido, Jehová Dios;
por cuanto no hay como tú,
ni hay Dios fuera de ti,
conforme a todo
lo que hemos oído
con nuestros oídos».
«¿Y quién como tu pueblo,
como Israel, nación singular
en la tierra?
Porque fue Dios para rescatarlo
por pueblo tuyo, y para ponerle
nombre, y para hacer grandezas
a su favor, y obras terribles a
tu tierra, por amor de tu pueblo
que rescataste para ti
de Egipto, de las naciones
y de sus dioses».
«Porque tú estableciste a tu
pueblo Israel por pueblo tuyo
para siempre; y tú, oh Jehová,
fuiste a ellos por Dios».
«Ahora pues, Jehová Dios,
confirma para siempre la palabra
que has hablado sobre tu siervo
y sobre su casa, y haz conforme
a lo que has dicho.
«Que sea engrandecido tu nombre
para siempre, y se diga:
‘Jehová de los ejércitos es Dios
sobre Israel’; y que la casa
de tu siervo David
sea firme delante de ti».
«Porque tú, Jehová de
los ejércitos, Dios de Israel,
revelaste al oído de tu siervo,
diciendo:
‘Yo te edificaré casa’.
Por esto tu siervo ha hallado
en su corazón valor para hacer
delante de ti esta súplica».
«Ahora pues, Jehová Dios,
tú eres Dios, y tus palabras
son verdad, y tú has prometido
este bien a tu siervo».
«Ten ahora a bien bendecir
la casa de tu siervo, para que
permanezca perpetuamente delante
de ti, porque tú, Jehová Dios,
lo has dicho, y con tu bendición
será bendita la casa
de tu siervo para siempre».
¿Podría usted decir eso
de su casa?
Mire, «Jehová Dios será bendita
la casa de tu siervo
para siempre».
¿Podría decir eso de su hogar,
de su familia?
«Señor, bendice a mi familia
para siempre».
La razón por la cual leí toda
esa oración es porque mientras
más la leemos, y la he leído
muchas veces esta semana,
qué hermoso acceso a Dios
y qué petición tan sencilla
hizo, por un lado:
«Bendice mi casa,
Oh Señor».
Así que pensemos por un momento,
al pensar en su hogar, esposo,
esposa e hijos, ¿podría decir:
«Bendice mi casa, oh Señor Dios»
Bien, David creyó que podía
decirlo y creo si las cosas
están bien en nuestros propios
hogares podemos decir lo mismo.
Si hay algo que Dios
tiene que cambiar,
Él nos mostrará lo que es.
Y pensemos en esto,
David hizo lo que todos
deberíamos hacer de vez
en cuando: Sentarnos
ante el Señor, meditar en Él,
escucharlo y hacerle
nuestra petición.
«Señor, bendice este hogar».
Si hay algo en su hogar que debe
cambiar, pídaselo a Dios.
«Señor, quiero que cambies esto
y que cambies aquello.
Quiero que me muestres lo que
debe suceder en mi hogar».
Así que David estaba haciendo
todo lo debido, en lo que
respecta a orar por nuestras
familias, etcétera.
Ahora, analizar el pasado debe
motivarnos a una nueva
perspectiva de nuestro futuro.
Analizar el pasado debe
motivarnos a una nueva
perspectiva de nuestro futuro.
Primero nuestras relaciones.
¿Qué de nuestra familia,
nuestras amistades, gente con
quienes trabajamos, con quienes
compartimos?
Veamos todo eso.
Segundo, debemos pensar en
nuestros planes y proyectos.
¿Qué planes hizo que cumplió y
algunos que no cumplió?
Proyectos que comenzó y nunca
cumplió porque se olvidó
de ellos?
Piense en los éxitos o fracasos
que ha experimentado
durante el año pasado.
¿Le pidió a Dios
que le involucrara en eso?
¿Le pidió que le mostrara
el camino?
¿Le consultó a Dios el momento
indicado para algo que comenzó?
¿Le preguntó si era su voluntad
para comprar el auto,
o tal casa o algo que haría que
incurriera en una gran deuda?
Y es una carga, piensa en eso,
y sufre al respecto pero es
demasiado tarde, lo empezó.
Pensemos en nuestros éxitos y
fracasos durante el año pasado.
¿Dónde está Dios cuando todo
eso comenzó a suceder?
Piense en su vida devocional
el año pasado, y la Biblia
¿cuánto de ella leyó?
¿Y su vida de oración?
¿Cuánto tiempo le dedicó?
Estamos pidiéndole a Dios que
bendiga este hogar, pero si no
oro, si no leo la Palabra de
Dios,
¿en realidad puedo esperar
que Dios bendiga mi hogar?
No lo creo.
Y mucha gente se despierta en
las mañanas pensando: «Señor,
¿cómo lograré esto?».
Debieron haber dicho: «Señor,
¿qué debo y qué no debo hacer?
Dios es amoroso.
Piense en esto, Él ha provisto
lo mejor para nosotros.
Él nos ha dado todo lo que
necesitamos, no todo lo que
queremos.
Hay que ser bastante
disciplinados para decir:
«Señor, ¿qué quieres que haga?».
Creo que Dios desea que nos
sintamos satisfechos.
Eso no significa que no
tendremos problemas, o
situaciones, circunstancias que
sean difíciles en nuestra vida;
pero Dios desea lo mejor para
sus hijos.
Así que David hace una oración
para que Dios bendiga su hogar,
bendiga lo que ocurre.
Tenemos derecho a orar todo esto
si estamos dispuestos a hacer
algo con lo que Dios nos dice.
Solo deseo que piense en esta
pregunta: ¿Puede hacer esta
oración?
«Dios, bendice este hogar».
O sea, bendice mi familia,
mi empleo,
bendice mis actitudes».
¿Soy disciplinado delante
de mis hijos?
¿Soy puro delante de mi esposo
o de mi esposa?
«Bendice este hogar, Señor».
Y creo que si alguien hace
esa oración,
Dios bendecirá ese hogar.
Quizás le dirija a hacer unos
cambios, de ser necesario,
o puede que no.
Pero Dios quiere bendecir
el hogar de sus hijos porque es
un testimonio para quienes les
rodean, donde sea que trabaje.
¿Puede hablar de cómo Dios
bendijo su familia y su hogar?
¿Cómo ha provisto para ustedes?
¿O se va a trabajar el lunes
en la mañana y anda muy decaído,
la carga de las deudas?
Usted dirá:
«Pues, ¿qué tiene eso que ver
con mi vida espiritual?».
Todo.
Lo que sea que desvíe mi mente
de Dios no es bueno.
Así que David dijo:
«Señor, bendice esta casa».
Y al pensar en eso,
pienso en todas las promesas
de Dios para todos sus hijos.
Ahora, si usted no es creyente,
no funcionará.
Mucha atención, le daré 10
promesas que nos ha dado Dios.
Preste mucha atención,
son válidas, y puedo aplicarlas
a mi vida, si soy sumiso
a su voluntad; estoy dispuesto
a someterme a su voluntad
en todo aspecto.
No significa que todo el mundo
crezca rápido sino que
Dios sabe dónde estamos
en nuestro andar espiritual.
No todos estamos
en el mismo sitio,
así que no podemos juzgarnos.
Pero Dios está dispuesto porque
tenemos al Espíritu Santo para
mostrarnos lo que podemos hacer
y en lo que podemos
convertirnos, si estamos
dispuestos a escucharlo.
Esta es la promesa para usted
y su casa.
Dios ha prometido caminar
con nosotros.
¿Qué dice?
No nos dejará
ni nos desamparará.
Todo hijo de Dios tiene la
promesa de la presencia eterna
de Dios con nosotros;
Él andará con nosotros.
Número 2,
hay una promesa de guiarnos.
Hay decisiones que debemos
tomar, no siempre sabemos
qué es lo indicado.
Dice que nos guiará
con sus ojos.
O sea, es su modo de decir
que Dios con su omnisciencia,
sabiéndolo todo, nos guiará en
toda circunstancia, si estamos
dispuestos a escucharlo.
Y pienso en cuántas personas
hoy son infelices porque
están agobiadas con deudas.
O por haber tomado decisiones
que al tomarlas sabían que
no era lo correcto, sino algo
popular, pero no era sabio;
y ahora les ha salido caro.
Nos guía, Él dice:
«Sobre ti fijaré mis ojos».
Él nos escucha.
Y cuando lo pienso, ¿qué tal
si Dios no nos escuchara?
¿Dónde estaríamos?
Él nos escucha,
porque así es su carácter.
Dios nos escucha,
contesta nuestra oración,
si lo abordamos de esta manera:
Pedir, confiar,
esperar y obedecer.
Dios quiere lo mejor para sus
hijos, y la oración de David
aquí se centró en pedirle
a Dios que bendijera
su hogar, o sea bendecir
a su familia.
Dios está dispuesto a bendecirle
de maneras que no puede
ni imaginarse.
Quizás diga: «Pues no soy esto
ni aquello».
No se trata de eso,
recuerde, su relación con Dios
no es mediante esto,
aquello o lo otro.
Su relación con Dios es
personal, es algo entre usted y
el Dios Santo.
Y puedo decirle, Él tiene lo
mejor preparado para usted.
Quizás diga: «Bueno, lo he
arruinado».
Dios sabe cómo perdonarle y
darle un nuevo comienzo.
¿Y qué promete?
Él promete escucharnos.
Él nos escuchará.
Y desde luego, está la promesa
de que nos alentará.
Nos anima cuando estamos
exhaustos, como agotados.
Y por toda la Biblia hay
promesa, tras promesa,
tras promesa, de su presencia,
de su poder.
Él suplirá todas nuestras
necesidades, mucha atención,
suplirá todas nuestras
necesidades conforme
a sus riquezas en gloria.
Luego dice, por ejemplo,
que Él nos facultará.
¿Y eso qué quiere decir?
Significa que al ser salvo, el
Espíritu Santo vino a sellarle
como hijo de Dios; que es
uno de sus hijos para siempre.
Y Él está allí para facultarle,
para ayudarle, darle sabiduría,
dirección y guía; por eso vino.
Nos da todos esos
versículos bíblicos.
Él vino para darnos guía y
dirección, y luego facultarnos,
equiparnos, fortalecernos.
Dicho de otro modo, lo que sea
que el Espíritu Santo le guíe
a hacer, Él está allí
para ayudarle a hacerlo.
Así, mucha atención,
así de justo es Dios.
Dios no nos pide algo
que no nos ayudará a hacer.
Piense en esto, el Espíritu
Santo está allí para ayudarnos
a hacer todo lo que Dios
quiere que hagamos.
Piense en eso.
Alguien dirá: «Bueno,
no puedo con la vida cristiana».
¡Bienvenido al club!
Ninguno de nosotros puede sin
el Espíritu Santo.
Todos cometemos errores;
todos pecamos contra Dios
en ocasiones.
Todos violamos algo que sabemos
que no es correcto, que no es
bueno para nuestra vida.
Dios está dispuesto a perdonar.
Pero si desobedecemos,
dice que si lo hacemos qué,
fíjese,
esto no podemos cambiarlo.
La gente no lo cree: Cosechamos
lo que sembramos, más de lo que
sembramos, después de sembrarlo,
y hay consecuencias al hacerlo.
Es un principio de Dios,
el mundo no lo cree.
Pero vea a su alrededor.
La vida lo prueba.
La gente no lo cree.
Todo lo que Dios dice
es la verdad absoluta
e incuestionable.
Ya sea que lo crea o no,
que lo entienda o no, quizás
para usted no tenga importancia.
Pero desobedecemos a Dios
y luego pensamos:
«Bueno Dios, Dios entiende».
¿Cuántas veces he escuchado eso?
Dios entiende.
«Sé que me llamó pero sé
que Él quiere que haga esto,
pero no puedo porque».
No.
Con eso quiere decir que Dios
cometió un error, insinúa
que Dios no sabe lo que hace.
Lo que Dios nos llame a hacer,
Él lo respalda con el cielo
y la Tierra para lograrlo.
Así es Dios.
Lo que Él requiera de nosotros,
mire, lo que sea que nos pida,
Dios asume plena responsabilidad
para ayudarnos a hacerlo.
Ahora, si usted decide:
«No, no puedo hacerlo», entonces
sufrirá las consecuencias de
desobediencia absoluta a Dios.
Lo que deseo que veamos es esto.
Tome la decisión más sabia
que pueda tomar: «Seré obediente
a Dios, pese a lo que sea.
Sé que quizás a veces flaquee.
O tal vez no lo entienda.
Obedeceré a Dios
a mi mejor entender».
Tendré el mejor año de mi vida,
hasta ahora.
Cosechamos lo que sembramos,
más de lo que sembramos,
después de sembrarlo.
La gran mayoría
en el mundo no lo cree.
La mayoría en este país
no lo cree, y mucha gente
que va a la iglesia no lo cree.
Cosechamos lo que sembramos,
más de lo que sembramos,
después de sembrarlo.
Quizás usted diga:
«¿Es una advertencia?».
Lo es, pero alabado sea Dios,
es una bendición.
Si cosecho lo que siembro,
veamos el lado positivo,
sembraré lenguaje positivo,
buena moral.
Sembraré buena ética laboral.
Es decir, depende de nosotros.
Dios está detrás de cada
persona, para ayudar a quien
esté dispuesto a obedecerlo.
Así es Dios.
O sea, Él nos sustenta con
lo mejor, nos ha dado lo mejor,
nos ha dado su Libro guía
para lo mejor y, mire, ¿qué hay
detrás de estas promesas?
Dios tiene lo mejor
para sus hijos.
Así que mientras se sienta
a escuchar esto,
ahora mismo está diciendo:
¿Quiere lo mejor de Dios?
«¿Qué precio tendré que pagar?».
¿Por qué no dice:
«¿Cómo me bendecirá eso?».
Mire, a menudo la gente piensa:
«Bueno, ¿qué exigirá Dios
de mí si hago tal cosa?».
¿Por qué no dice: «¿Qué tiene
en mente nuestro admirable Dios
si lo obedezco?».
¿Qué tiene Él en mente?
Es decir, Dios espera, mire,
Dios espera que esperemos
lo mejor, mire,
porque Él es lo mejor.
Porque Dios es lo mejor, tiene
el derecho de esperar lo mejor
de nosotros y el derecho de
esperar que esperemos lo mejor.
Esa no es la manera en que vive
la mayoría de la gente.
Es nuestra decisión, y deseo que
veamos lo sencillo que es.
Además, Él nos protege.
¿Acaso eso significa que nunca
tendremos problemas?
No.
¿Quiere decir que no habrá
sufrimiento, heridas, ni dolor?
No significa eso.
Sí quiere decir esto:
en medio de nuestro sufrimiento,
pena, decepción, dolor y todo
lo demás, Dios Santo está allí
para ayudarme a superarlo
y salir de eso.
Porque Dios es la cabeza
de mi hogar.
Así que piense en esto.
Este Dios Santo convertirá cada
mala circunstancia en algo bueno
si andamos en su voluntad.
A veces es difícil ver eso y hay
personas que se alejan de Dios
porque no entienden por qué
Él permitió que pasaran ciertas
cosas en su vida.
Mucha atención,
¿cree que Dios es omnisciente,
que todo lo sabe?
¿Omnipotente, tiene todo poder?
¿Omnipresente, siempre está allí
donde sea que estemos?
¿Cree que Dios comete
algún error?
No.
Si Dios hace algo que yo
no entiendo, ¿qué hago?
Reconozco que es Él Dios
Todopoderoso, Soberano,
que sabe qué es lo mejor,
quizás yo no lo vea.
Tal vez al ver el futuro,
no me cuadre, no parece encajar;
pero sé en mi corazón
que Él no comete errores.
Dios es el único
que no comete errores.
Y Él es el Dios admirable que
quiere lo mejor para nosotros.
Nos protege y nos perdona.
Piense en esto,
piense en cuántos pecados Dios
le ha perdonado.
¿No cree que Dios merece algo?
Piense en todo lo que nos
ha perdonado.
Cosas que hemos olvidado
que quizás no hayan sido buenas
en nuestra vida.
Dispuesto a perdonar.
Y lo que sea que Dios perdona,
no nos lo echa en cara.
Si lo perdona, ya pasó,
queda olvidado.
Escuche bien esto: Si confesamos
nuestros pecados,
estamos de acuerdo con Él,
si los confesamos, escuche esto,
Él es fiel.
Si yo le preguntara:
¿Cree que Dios es fiel?
¿Qué diría?
Sí, Él es fiel.
O sea, siempre es igual.
Él no cambia.
Así que sabemos que Dios
es fiel, y todas sus promesas
se cumplirán.
Y Dios ha demostrado una
y otra vez que Él nos perdona.
Mire, piense en esto,
antes de que Dios nos salvara,
vio una larga lista de pecados
que cometeríamos.
No dijo: «Son un caso perdido».
Hm-hm.
No dijo eso.
Sino que vio la cruz y dijo:
«Lo perdonaré, la perdonaré,
por cada uno de esos pecados,
porque son mis hijos.
Los bendeciré.
Siempre y cuando me obedezcan,
tengo lo mejor para ellos».
Mire, en verdad todos estamos
donde estamos por decisiones que
tomamos, por cuánto confiamos
o dudamos de Dios.
Dios nos ha dado lo mejor.
Nos ama incondicionalmente.
Piense en esto, piénselo,
en el mundo entero nadie puede
prometerle amor incondicional.
Quizás lo digan.
Solo Dios puede amarnos
incondicionalmente.
Quiere decir que su amor siempre
está allí pese a lo que sea.
Podemos verlo en la cruz.
Piense en eso, Él nos ha dado
seguridad eterna.
Somos salvos por la eternidad.
«Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel
que en Él cree, no se pierda,
más tenga vida eterna».
Hay muchos otros versículos.
Ahora, permítame repasarlas
rápidamente.
Escuche, esto es lo que Dios
nos ha prometido: caminar con
nosotros, guiarnos, escucharnos,
alentarnos, facultarnos,
sustentarnos, protegernos,
perdonarnos, amarnos y
¿puede superar eso?
No, así es.
Dígalo más fuerte.
No.
No se puede.
Piense en esto: caminar con
nosotros, guiarnos, escucharnos,
alentarnos, facultarnos,
sustentarnos, protegernos,
perdonarnos, amarnos.
¡Qué bárbaro!
10 grandes promesas
de Dios Todopoderoso.
¿Por qué alguien
no querría seguirlo?
¿Por qué alguien no querría
rendir su vida a Él?
¿Por qué alguien querría vivir
en este mundo sin Él?
Una vez más: Promete
escucharnos, alentarnos,
facultarnos, sustentarnos,
protegernos, perdonarnos,
amarnos y
¿se me pasó alguna?
Ese es el Dios a quien servimos.
Y deseo exhortarle a llevar
este mensaje a casa.
Y a solas, pídale a Dios
que le hable al respecto.
No le diré qué debe enfatizar.
«Señor, dijiste que has hecho
esto por nosotros»,
estas 10 promesas,
«y las cumples todo el tiempo.
Muéstrame lo que quieres
decirme, Señor».
Y en alguna de esas 10,
se encontrará diciendo:
«No estaba seguro de esa,
pero ahora lo estoy».
Lo que deseo que veamos es esto:
Este Dios amoroso, que todo
lo sabe, todo lo perdona,
nos ama con un amor eterno,
inmarcesible, inagotable,
tan intenso, tan firme, que está
dispuesto a perdonar todos
nuestros pecados que
al morir podremos decir:
«Ausentes del cuerpo,
presentes al Señor».
¿Amén?
Ahora, quizás usted al escuchar
o ver, piense: «Bueno,
no sé si eso funcione o no».
¿Sabe cómo lo descubrirá?
Pruébelo.
No hay decepción en Cristo,
ninguna en lo absoluto.
Y le desafío, esté donde esté,
haga lo que haga, que al final
de este mensaje le pida a Dios:
«Señor, habla a mi corazón.
Muéstrame si he escuchado
la verdad.
Obra en mi vida».
Si no es salvo,
el primer paso es rendir su vida
a Cristo y verlo obrar.
Mire, luego puede orar
como David:
«Oh Señor, bendice esta casa».
¡Qué cambio tan maravilloso
puede darse en su vida!
Y espero que haga esa oración.
Padre, te amamos, alabamos
y damos gracias por tu gracia.
Tu amor tan grande,
tan sobrenatural, tan perfecto
para cada uno de nosotros.
Te pido que alguien, en algún
lado, se detenga, confiese
su pecado, rinda su vida a ti
y deje que demuestres cuán
admirable eres en cada aspecto
de su vida.
Gracias, oh Dios, Señor Jesús,
Espíritu Santo por darnos todo
lo que necesitamos para ser todo
lo que planeaste para nosotros,
en el nombre de Jesús, amén.
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