Cuando vivimos conforme al plan de Dios – Dr. Charles Stanley

¿Alguna vez se ha preguntado cómo quiere Dios que sea su vida desde el momento en que entregó su vida a Él y el momento en que llegue a su presencia en la eternidad? Nuestro Padre celestial diseñó un plan especial para usted, incluso antes de que naciera, y quiere que lo experimente con esperanza y confianza. En este mensaje, el Dr. Stanley nos señala los principios que Dios estableció para la vida abundante mientras buscamos su voluntad, aprendemos sus caminos y nos involucramos en sus propósitos. Para más mensajes de Charles Stanley, incluyendo la transmisión de esta semana, visite www.encontacto.org/vea

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[música]

Dr. Stanley: Tenía
12 años de edad.

Siempre me sentaba en la segunda
banca, y en el primer asiento

del pasillo.

Ese domingo,
predicó una hermana.

Y no recuerdo bien lo que dijo.

De hecho, no recuerdo nada de
lo que dijo, salvo cuando hizo

el llamado, eran como 7 pasos
hasta el altar.

Fui directo al altar,
me arrodillé y le pedí al Señor

que me salvara.

Cuando vine a ver, tenía a
5 amigos de la escuela dominical

a mi alrededor,
y oraban que fuera salvo.

Pero recuerdo haber pensado:
«Muy bien, Señor, soy salvo;

¿y ahora qué?».

Y nadie me dijo más nada
al respecto,

nada acerca del futuro, nada.

Luego comencé a pensar:
«Señor, me salvaste.

Al fin y al cabo,
¿para qué me salvaste?».

Luego comencé a orar y pensé:
«Bueno, Señor, quizás tienes

algo que quieres que haga».

No pasó mucho tiempo para que
me diera cuenta, y comenzara

a aprender y a leer la Biblia:
Dios tiene un plan una voluntad,

para todos sus hijos.

Vayamos por un momento
a Colosenses y deseo que leamos

desde el versículo 9 hasta
el 12; y deseo que escuche con

mucha atención este mensaje.

En el versículo 9,
Pablo escribe a los colosenses:

«Por lo cual también nosotros,
desde el día que lo oímos,

no cesamos de orar por vosotros,
y de pedir que seáis llenos

del conocimiento de su voluntad
en toda sabiduría e inteligencia

espiritual, para que andéis
como es digno del Señor,

agradándole en todo,
llevando fruto

en toda buena obra, y creciendo
en el conocimiento de Dios

fortalecidos con todo poder,
conforme a la potencia de su

gloria, para toda paciencia y
longanimidad; con gozo dando

gracias al Padre que nos hizo
aptos para participar de la

herencia de los santos en luz»;
«Llenos del conocimiento

de su voluntad».

¿Cuándo fue la última vez que
pensó que Dios tiene una

voluntad, y un plan, para su
vida?

Quizás en el momento en que
aceptó al Señor, pensó:

«¡Eso es todo!».

Fue bautizado, se unió a la
iglesia y ha estado viviendo

y ya.

¿Le han dicho alguna vez que
Dios tiene un plan para su vida?

¿Cuál es su voluntad?

Mire, deseo asegurarme de que lo
capte bien: «Aquello que Dios

aprueba y determina llevar a
cabo.

Concierne a las decisiones de
Dios en cuanto a qué hacer y qué

no hacer en nuestra vida».

Dios tiene una voluntad y un
plan para usted; no importa qué

edad tenga, ni de dónde venga,
ni cuál sea la situación; Dios

tiene un plan para su vida.

Nunca escuche a alguien que le
diga que usted no es importante.

Cada vez que alguien le mire y
diga que usted no es importante,

vea la cruz y diga: «Le diré por
qué soy importante.

Él murió por mí.

No solo murió por mí, sino que
murió por todos, pero todos

somos importantes.»

Así que, ¿ha pensado en que Dios
tiene una voluntad para su vida?

Dios conoce todo su trasfondo.

Todo lo que usted sacaría a
relucir y diría: «Pues Dios no

podría usarme.

Ni hacer esto, ni aquello».

Dios lo sabe todo de usted.

Lo conocía aún antes de nacer.

Él tiene una voluntad y un plan
para cada quien.

Lo trágico es que la mayoría de
la gente nunca pensaría en eso,

nunca se lo han dicho; nunca lo
han pensado, que Dios tiene un

plan especial para su vida.

Así es.

«Pues ¿cuál es el plan de Dios
para mi vida?».

¿Alguna vez se lo ha preguntado?

Lo que deseo pedirle que haga es
que escuche con atención, porque

hay 3 aspectos de su plan.

Pensémoslo a la luz de esto:
En primer lugar, está la

voluntad predestinada de Dios;
se refiere a las cosas

que Él hará.

Su voluntad predestinada
se llevará a cabo y nada

puede interferir con ella.

No importa lo que pase
en el mundo,

todo está predestinado por Dios.

Esta es su voluntad primordial
y soberana mediante

la cual actúa en el mundo
en general y en nuestras vidas

en lo personal.

Es irresistible,
incambiable e incondicional.

O sea, su voluntad predestinada
no puede cambiar.

Pase lo que pase, o quien sea,
no puede cambiar.

Y un buen ejemplo de su voluntad
predestinada es la cruz.

Dios predestinó la muerte de
Cristo antes de crear el mundo.

Él no comete errores.

Su voluntad predestinada,
no podemos hacer nada

al respecto.

Solo estamos aquí.

Luego está su voluntad moral.

Mucha atención, esto se aplica
a cada uno de nosotros.

Vayamos a Éxodo capítulo 20,
y sabe lo que dice; escuche:

«No matarás.

Punto.

«No cometerás adulterio.

Punto.

«No hurtarás.

«No hablarás contra
tu prójimo falso testimonio.

«No codiciarás la casa
de tu prójimo» y posesiones.

Esto es solo parte, esto es
parte de su voluntad moral.

Luego, 1 Tesalonicenses 4, esto
es parte de su voluntad también,

su voluntad moral.

Ahora escuche esto: «Por
lo demás, hermanos, os rogamos

y exhortamos en el Señor Jesús,
que de la manera que

aprendisteis de nosotros cómo
os conviene conduciros y agradar

a Dios, así abundéis más y más.

Luego escuche lo que dice,
esta es su voluntad moral:

«Porque ya sabéis
qué instrucciones os dimos

por el Señor Jesús;
Escuche bien: pues la voluntad

de Dios es vuestra
santificación; llevar una vida

santa que os para ser específico
que os apartéis de fornicación;

que cada uno de vosotros sepa
tener su propia esposa en

santidad y honor; no en pasión
de concupiscencia,

como los gentiles no creyentes
que no conocen a Dios».

Esto es parte de la voluntad
moral de Dios.

Tenemos los 10 Mandamientos
y los identifica de manera

específica en este capítulo
de Tesalonicenses:

«pues la voluntad de Dios
es vuestra santificación;

que os apartéis de fornicación»;
Esa es la ley del Dios vivo.

No importa lo que pensemos,
es indiferente

a qué grupo pertenece,
de dónde viene o lo que sea.

Es una ley moral de Dios por
la cual todos daremos cuenta

por el modo en que reaccionemos.

Y hoy por hoy hay gente
que quiere defender cosas

de toda índole.

La Biblia dice: «que os apartéis
de fornicación; Que cada quien

debe saberse manejar.

no en pasión de concupiscencia,
como los gentiles que no son

creyentes «que no conocen
a Dios; Cada creyente conoce

a Dios mediante Jesucristo.

Vivimos bajo la ley moral
de Dios para abstenernos

de inmoralidad sexual; que es
causante mayor y primordial

de pecado, maldad, vileza
y muchas cosas en este país.

Y la gente puede razonar
cuanto quiera, pero al ir a

la Palabra de Dios, es más clara
que el agua que eso es pecado

contra Dios Todopoderoso,
contra su ley moral.

Luego, por supuesto,
hay otro aspecto, y es

la voluntad deseada de Dios.

Ahora bien, decimos que
su voluntad predestinada

no puede cambiarse.

Su ley moral debe regir
nuestra vida.

La voluntad deseada de Dios es,
mucha atención lo que Dios desea

para nosotros, salvación,
bautismo, el fruto del Espíritu

Santo en nuestra vida, servicio,
generosidad, perdón, amor,

oración por todo, por las muchas
decisiones en nuestra vida.

O sea, hay 3 aspectos
de su voluntad: su voluntad

predestinada, que no puede
cambiarse; su voluntad moral,

por la cual somos responsables;
la voluntad deseada de Dios

para nuestra vida.

En alguno de estos estamos hoy.

Le pregunto: ¿Dónde está
a la luz de la voluntad de Dios?

Quizás diga: «Bueno,
nunca he pensado al respecto».

Pues necesita hacerlo hoy,
porque hoy tendrá que pensar

al respecto porque
estoy recordándoselo;

debe pensar al respecto.

Que el Dios santo,
Dios Todopoderoso, ante quien

un día todos daremos cuenta
de nuestra vida lea 1 Corintios,

daremos cuenta de nuestra vida.

Y algunas personas morirán solo
habiendo conocido al Señor

por pocos días, o pocas semanas,
o pocos minutos.

Quizás diga: «¿Qué de fulano
y fulana, mengano y zutano?».

Olvídese de–
Piense en su vida,

ha escuchado el evangelio;
ha tenido oportunidades,

ha tenido grandes oportunidades.

Quizás no tuvo muchas
oportunidades.

Quizás nunca
se ha sentido amado.

Dios le ama,
tiene un plan para su vida.

Quizás diga: «Y ¿qué de esto
en este punto de mi vida?»

Mire, Dios le tomará allí,
justo ahí donde está.

Comenzará hoy en este minuto.

Si le dice: «Señor, nunca antes
he pensado en esto.

Quiero estar en tu voluntad el
resto de mi vida, Señor, lo que

sea necesario, aquí estoy».

Dios le tomará allí, allí mismo
donde está, Dios le ayudará

a dar lo mejor por el resto de
su vida, pero lo que Él necesita

y espera es su disposición
a rendirse a su voluntad.

Porque, mire,
Dios tiene lo mejor.

¿Es lo mismo?

No.

No entiendo por qué Dios
permite que algunas personas

sufran como sufren.

No entiendo por qué hay personas
que crecen en las circunstancias

en las que crecen, pero Dios lo
sabe; y todos sus juicios serán

conforme a su perfecta voluntad.

Dios conoce nuestras
oportunidades, Dios sabe lo que

nos atormenta, y conoce las
oportunidades que nos ha dado.

Entonces el asunto no es:
«¿Qué he hecho

o qué he perdido?», sino:
«Señor, desde hoy».

Quizás nunca había pensado que
Dios tiene una voluntad

para usted.

Mire, mucha atención, no sabe la
clase de influencia que tiene.

Algunos han tenido
gran influencia

sin siquiera pensarlo,
y algunos lo han pensado.

Tiene oportunidad, tiene
influencia, tiene testimonio;

tiene el privilegio de vivir
con Dios si lo decide.

Ahora, mucha atención, si nunca
antes había escuchado que

Dios tiene un plan para su vida,
¿qué hace Dios?

Lo repito, le toma ahí donde
está, comienza a mostrarle

su voluntad desde este momento
en su vida.

«Señor, no sabía que tenías
una voluntad».

Sí.

«Señor, quiero saber cuál es
tu voluntad».

Sí, le mostrará.

«Señor, ¿cuál es tu voluntad?».

Él comenzará a colocar a gente
a su alrededor, en su camino,

algo que lea, algo que escuche,
un mensaje que escuche,

que comience a darse cuenta:
«Señor, nunca pensé que tenías

una voluntad para mí.

Señor, quiero entregar mi vida
a ti que lo que tengas en mente

para mí, Señor, aquí estoy».

Mucha atención, ese siempre
es el lugar donde comenzar.

Dios sabe cuáles oportunidades
ha tenido y cuáles no, y sabe

que le llevará adonde sea
que usted esté dispuesto

a rendirse a Dios.

Comenzará allí mismo y hará
¿qué?

Hará lo mejor en su vida.

Nunca se dé por vencido.

No se rinda, porque Dios
no se da por vencido.

Le tomará allí donde está.

Algunas personas son brillantes
en muchos aspectos.

Algunas personas no tanto.

Pero ¿Sabe qué?

Dios las toma a ambas justo
donde están delante de Él

no serán juzgadas
por lo inteligentes o ignorantes

que eran.

Serán juzgadas, todos seremos
juzgados por lo que hicimos

con lo que sabíamos
y lo que teníamos.

Eso nos coloca a todos
en la misma categoría.

Sean inteligentes o no,
o los menos afortunados,

el caso que sea, Dios tiene
una voluntad para nuestra vida.

Y cuando veo esto,
dice de nosotros:

«que seáis llenos del
conocimiento de su voluntad».

Lo que significa que Dios, mire,
Él le dará lo que sea que

necesite para comenzar hoy si se
lo pide: «Señor, lo desaproveché

en algún momento del pasado.

Por favor perdóname, pero me
entrego hoy a ti, para lo que

quieras hacer en mi vida,
Señor, aquí estoy.

Quizás la arruiné,
Señor, pero aquí estoy».

¿Le perdonará?

Claro que sí.

¿Tiene que rogárselo?

No.

Lo único que debe hacer es
entregar su vida ahora:

«Señor, desde este momento,
quiero lo que tengas para mí».

La pregunta es:
¿Ha pensado al respecto?

¿Ha pensado en la voluntad
de Dios para su vida?

Entonces, al pensar en eso,
considero el hecho de que Dios

nos la mostrará, es congruente
con el carácter de Dios

mostrarnos su voluntad.

O sea, estamos hablando
de comenzar ahora mismo.

No podemos cambiar el pasado,
pero podemos hacer esto.

Podemos decir:
«Señor, lo estropeé,

de haber tenido otra oportunidad
hubiera hecho algo diferente,

pero te pido que
me perdones mis fallas,

perdona mi ignorancia,
quizás no lo busqué, Señor,

te pido que me perdones.

Señor, facúltame de ahora
en adelante para andar en

tus pasos y seguir tu voluntad».

Mire, todos hemos tenido
segundas oportunidades,

terceras, cuartas, sextas,
cuántas oportunidades hemos

tenido, la gracia de Dios,
el amor de Dios.

Mire, Dios no está tratando
de juzgarnos.

Dios quiere vivir en y mediante
nosotros y nos llevará adonde

sea que nos rindamos a Él.

No le puede ir mejor que con
Cristo, el Señor, la segunda

Persona de la Trinidad, viviendo
en usted y tomándole ahí donde

está y llevándole a lo que Él
tenía en mente para empezar:

Entonces, ¿dónde consideraría
que está en lo que respecta a

la voluntad de Dios en su vida?

Quizás ha dicho:
«Pues nunca había escuchado eso.

Oh, lo sabía, pero estaba
muy ocupado en lo mío.

Lo sabía, pero tenía algo más
en mente».

Y hoy está aquí y está
escuchándolo otra vez,

le pido a Dios que no tenga
que escucharlo otra vez

antes de entregar su vida
al Señor Jesucristo,

y vea lo que Él hará en su vida.

Dios puede hacer una obra
maravillosa con lo que queda,

porque nos ama, porque sabe
justo lo que necesitamos.

Él se deleita en mostrarnos
su voluntad para nuestra vida,

y deseo leer 3 pasajes bíblicos.

Así que vayamos al Salmo 16,
y en el versículo 11

del Salmo 16,
escuche lo que dice:

«Me mostrarás la senda
de la vida;

En tu presencia hay plenitud
de gozo; Delicias a tu diestra

para siempre».

Vea eso: «Me mostrarás la senda
de la vida; ¿Tendría que tener

cierta edad, o mucha destreza,
talento o pericia?

No.

Pídaselo a Dios.

Mire, si saliera hoy de la
iglesia, fuera a casa y entrara

a su habitación, se pusiera
de rodillas o se sentara

o lo que sea, y le dijera
a Dios Todopoderoso:

«Señor, lo escuché.

Lo he arruinado, pero hoy
me entrego a ti; por el resto

de mi vida, quiero que hagas
tu voluntad en mi vida».

Se asombrará
de lo que hará Dios.

Permítame darle otro versículo,
Salmo 32 versículo 8.

Me ha escuchado hablar de este
pasaje quizás varias veces.

Escuche lo que dice
este versículo en el Salmo 32:

«Te haré entender, y te enseñaré
el camino en que debes andar;

Sobre ti fijaré mis ojos.

Escuche esto: «Te haré entender,
y te enseñaré el camino

en que debes andar;
¿Será hasta cierta edad?

No.

¿Cierta persona?

No.

Esa es su oferta a todos quienes
estamos dispuestos a escucharlo.

Quizás piense: «Bueno,
en verdad he arruinado mi vida.

En realidad, la eche a perder.

Quisiera haberlo hecho mejor.

Pero, Señor, hoy lo que quede,
aquí está mi vida.

¿Qué harás conmigo?».

Le sorprenderá lo que hará Dios.

Al pensar en estos versículos,
y cuántas veces pienso

en Proverbios 3, 5 y 6,
por ejemplo,

uno de mis pasajes favoritos:
«Fíate de Jehová de todo

tu corazón, Y no te apoyes
en tu propia prudencia.

«Reconócelo en todos tus
caminos, Y ¿cuál es su promesa?:

Y él enderezará tus veredas.

Solo confíe en Dios
y vea lo que hará.

A menudo hay obstáculos
que impiden que descubramos

y hagamos la voluntad de Dios,
le daré una lista de ellos;

porque a menudo llegamos a tomar
una decisión y le damos

una excusa a Dios.

Piense en esto, obstáculos
que impiden que descubramos

la voluntad de Dios
para nuestra vida.

Número 1: voluntad propia.

No podemos conseguir todo
lo que queremos hacer

y como queremos hacerlo.

Número 2: la influencia
de otras personas.

Dejamos que otros
nos influencien:

«Eso no funcionará».

«Pues ¿por qué querría probar
algo así?».

Está hablando con Dios,
quien hace lo imposible.

Ignorancia acerca
de la Palabra de Dios.

Piense en todas las promesas
que nos da Dios de oración

contestada.

Y luego duda: «No creo que Dios
pueda hacer eso en mi vida».

Mire, Dios, quien creó el mundo,
puede hacer lo que sea que

decida hacer, sin importar qué
haya ocurrido en el pasado.

Así es Él.

Sentimientos de auto rechazo:
«Pues puede que funcione para

alguien, pero no para mí porque
en verdad lo he arruinado».

Dios está dispuesto a amarle,
perdonarle, limpiarle,

darle un nuevo comienzo.

«Pues estoy muy ocupado
para eso».

Mire, no querrá morir habiendo
rechazado a Jesucristo.

¿Cree que Dios aceptará
una excusa?

«Lo hubiera hecho,
pero no tuve tiempo».

Hay gente tan ocupada
que no tiene tiempo para Dios.

Mucha atención, temor.

«Pues sé que eso es
lo que Dios quiere que haga,

pero no creo que yo pueda».

Quizás todo predicador
que haya estado en un púlpito

le ha dicho a Dios primero:
«Oh, no podría hacer eso.

No podría pararme frente
a todas esas personas.

Mm-mm-mm-mm-mm».

No podemos escoger desobedecer
a Dios de manera deliberada

e intencional y ser felices
con nuestra vida.

Y hay mucha gente que debido
a su dinero, pueden encubrir

muchas cosas; pero no se cubre
su corazón desobediente,

aún con millones.

No puede encubrirse la
desobediencia a Dios, no importa

cuánto tenga, ni a quién tenga,
en el caso que sea.

Dios tiene una voluntad para
su vida, le ama, desea lo mejor

para usted; y si hasta ahora lo
ha desaprovechado, comience hoy

a decirle: «Señor, no sé lo que
puedas hacer con lo que queda,

pero aquí estoy,
tómame como soy».

Él le perdonará, le limpiará.

¿Quiere escuchar algo
que Dios no hará?

¿Quiere saberlo?

Pues alguien sí quiere.

Algo que Dios no hará,
no sacará a relucir el pasado ni

«Mire, mire aquello, te lo dije.

Mm-mm-mm.

Mira mm-mm».

No saca a la luz el pasado.

Trae a colación el futuro de lo
que puede hacer con nosotros.

Puede que sea a edad temprana
o tardía en la vida, pero algo

es seguro: Le tomará donde está.

Y quizás usted tenga pecado
conocido en su vida.

Ahora, mucha atención,
Dios le habla a su corazón hoy

en el mensaje.

Y ya se lo ha señalado,
ya le ha dicho:

«Sabes que debes corregir esto».

«Sabes que debes dejar esto,
debes cambiar esto».

Y allí sentado piensa:
«Oh Dios mío,

¿qué voy a hacer?».

Deje que Dios le tome donde está
y véalo hacer

lo que puede hacer en su vida.

Mire, si espera hasta tenerlo
resuelto, nunca lo hará.

Requiere rendición:
«Señor, no vengo a ti declarando

ser digno de nada.

Vengo diciendo:
‘Señor, me he equivocado.

Lo he arruinado.

He pecado contra ti.

Sin más tolerancia de excusas.

Solo lo pongo delante de ti,
Señor.

Lo que puedas hacer con mi vida,
aquí estoy.

Señor, lo que quieras hacer,
aquí estoy'».

¿Qué cree que hará Dios?

Le asombrará.

Lo primero que hará es darle
esa gran sensación de paz,

perdonado.

Perdonado, perdonado, perdonado,
y luego verlo actuar en su vida.

Mire, usted no está esperando
a Dios.

Dios lo está esperando a usted.

Está esperando para darle
lo mejor que tiene.

El pasado, lo perdona y lo
olvida; y le da la oportunidad

de comenzar de nuevo.

Esa es la voluntad eterna,
grandiosa e indescriptible

de Dios para su vida.

La pregunta es: ¿Está dispuesto
a decirle: «Señor, si tan solo

lo hubiera sabido.

Estoy avergonzado.

Gracias por darme otra
oportunidad Señor aquí está

mi vida, quiero saber
lo que harás conmigo».

Esta es su oportunidad hoy.

Vino hoy a la iglesia, esta es
su oportunidad; antes de salir

de este lugar, haga esto.

Puede decir: «Señor, ni siquiera
sé cómo confesar todo mi pecado,

pero te digo que
me he equivocado muchas veces;

he pecado contra ti; no he
aprovechado las oportunidades.

He subestimado tu bondad, amor,
misericordia y perdón hacia mí.

Hoy, a mi mejor saber,
te pido perdón por mi pecado.

Te entrego mi vida, aunque
quizás no lo haga muy bien,

te rindo mi vida y te digo,
‘Amado Padre,

perdóname aquí tienes mi vida,
quiero que la gobiernes

de ahora en adelante;
aquí está mi vida'».

Si entrega su vida a Dios
allí mismo donde está, sin tener

que darle ningún detalle.

Él sabe todos los detalles.

Solo tiene que decirle de todo
corazón: «Dios, me equivoqué,

lo arruiné todo, lo siento,
estoy avergonzado, perdóname.

Y Señor, por tu ayuda,
tu fortaleza, tu sabiduría,

tu gracia, tu bondad, tu amor,
tu misericordia, estoy dispuesto

a comenzar de nuevo».

Piense en cuán grande es Dios
que está dispuesto a olvidar

su pasado y solo recordar
el futuro.

¿Amén?

Padre, no podríamos ni describir
cuán maravilloso eres,

lo que en verdad es la gracia.

Al pensar en todo lo que nos
perdonas; lo que estás dispuesto

a hacer en y mediante nosotros;
te pedimos que tu Espíritu Santo

haga su obra ahora mismo,
y que cada uno

de nosotros examine su vida

y nos rindamos por completo
a ti otra vez, si es necesario.

Te amamos y te alabamos.

En el nombre de Jesús.
Amén.

[música]