Cómo tener una influencia duradera – Dr. Charles Stanley
¿Quién ha influido en usted y ha cambiado su vida para bien? ¿No le gustaría dejar huella en otra persona? Dios le creó para ser una influencia duradera en beneficio de su reino, para mejorar la vida de otras personas guiándolas a la vida eterna. Usted es la sal de la Tierra; por lo tanto, no pierda la oportunidad de tener una influencia positiva y duradera en el mundo.
Comience su día con
el devocional gratuito
En Contacto.
¡Suscríbase hoy mismo!
[música]
locutor: En Contacto con el
Dr. Charles Stanley celebra 45
años de la fidelidad de Dios.
Hoy en el programa
En contacto,
«Cómo tener
una influencia duradera».
Dr. Charles Stanley: ¿Quién
ha tenido el mayor impacto
en su vida?
Al decir impacto me refiero a la
influencia más fuerte, el efecto
más poderoso en su vida.
¿Acaso fue alguien cercano a
usted?
¿Quién fue o quién es la
persona que tiene
el mayor impacto en su vida?
Quisiera preguntarle: ¿le
gustaría tener esa clase de
influencia sobre la vida de
alguien más?
¿Y ese impacto es del tipo que
le ha hecho mejor persona o
diría que esa influencia le ha
obstaculizado su vida?
¿Y qué aspecto de su vida lo
impactó a usted?
Es decir, ¿qué parte de su vida
cambió como resultado de la
influencia de ese otro en su
vida?
¿Fue su sentido de dirección en
la vida?
O ¿En cómo se ve?
¿Fue en su forma de vestir?
¿Fue ah, ¿su perspectiva de la
vida?
¿Su sistema de creencias?
Y le hago una última pregunta.
¿Cómo llegó esa influencia?
¿Se trato de una relación
personal?
¿Fue algo que leyó en alguna
parte?
¿Fue algo que oyó directamente?
¿Qué es lo que tiene esa persona
y cómo influyó o cómo influye en
su vida actual?
De lo que deseo hablarle en este
mensaje es de cómo tener una
influencia duradera, porque ese
es el propósito de Dios
para cada uno.
Y quisiera que me acompañe
a Mateo capítulo 5,
el Sermón del Monte.
Cristo dijo todo esto en muy
pocos versículos en este quinto
capítulo de Mateo.
Y así inicia en el versículo 13.
Escuche: «Vosotros sois la sal
de la tierra; pero si la sal se
desvaneciere, ¿con qué será
salada?
No sirve más para nada, sino
para ser echada fuera y hollada
por los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo;
una ciudad asentada sobre un
monte no se puede esconder.
Ni se enciende una luz y se pone
debajo de un almud, sino sobre
el candelero, y alumbra a todos
los que están en casa.
Así alumbre vuestra luz delante
de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y
glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos».
Queda claro en este pasaje algo
que Cristo dijo y luego Pablo
retoma en 1 Timoteo, capítulo 2.
Escuche qué dice: «Porque esto
es bueno y agradable delante de
Dios nuestro Salvador, el cual
quiere que todos los hombres–y
mujeres–sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad».
Y así, Él, deseando que todas
las personas lleguen al
conocimiento de la verdad, ¿cómo
se puede hacer eso posible?
Bueno, cómo hace que pase es de
lo que trata este pasaje y es
que el pueblo de Dios tenga un
gran impacto en el mundo
en el cual vivimos.
Y a esto se refiere al decir:
«Sois la sal de la Tierra y sois
la luz del mundo».
Este es su mensaje al respecto.
Así que pensemos en este tema y
vamos a ver algo para empezar.
Inicialmente, debe desechar la
idea de que no puede tener una
influencia en nadie más.
Elimine la idea de que no es
esto y no es aquello y no es lo
otro y recuerde lo que dijo
Cristo.
Él no dijo: «Sugiero», Él no
dijo: «Deberían, tendrían que».
Dijo: «Sois la sal de la Tierra.
Ustedes ‘son’, no ‘deben ser’,
no ‘tendrían que ser’.
«Sois la sal de la Tierra.
Sois la luz del mundo».
Así, muchas veces al comenzar un
mensaje como este, alguien dice:
«Bueno, pero si no soy yo».
Le diré algo acerca de usted.
Es una persona única, creada por
Dios para sus propósitos y esto
es lo que dijo: «Sois la sal de
la Tierra», lo cual significa
que es voluntad de Dios que cada
uno de sus hijos viva de tal
modo que todos
nosotros impactemos
a otra gente para bien.
Es decir, tener un impacto
espiritual en su vida.
Eso no es, no es, eh, una opción
de parte nuestra.
Es un mandato.
Es la expectativa de nuestro
Señor, y por tanto es una
responsabilidad, que de alguna
manera y algún modo tengamos un
impacto, que es una fuerte
influencia en la vida
de otro para bien.
Y al pensar en eso, defino el
hecho de que esa es una misión
que tenemos cada uno de
nosotros.
Y si piensa en dónde inicia, es
con los más cercanos a nosotros
y va tan lejos como nuestro
Señor nos permita influir o
impactar la vida de otra gente.
Así que le pregunto otra vez:
¿quién ha influido en su vida
por encima de todos?
No hablo de Dios en este
momento, sino en la Tierra,
alguien que conoce, que escuchó,
o como sea, ¿quién ha influido
en su vida con mayor fuerza?
Puede ser una o más personas
que impactaran o influyeran
en su vida fuertemente.
¿Quién es esa persona, quiénes
son ellos?
¿Cómo lo han logrado impactar?
Y, ¿qué está haciendo en su
vida y cómo impacta
o influye a otras personas?
Y mire, parte de nuestro
problema es que a menudo somos
tan egocéntricos y tan centrados
en qué queremos hacer, qué
queremos lograr y solo importo
yo, olvidamos que tenemos una
misión de Dios de impactar a
los que nos rodean de una
manera que debe ser buena.
Y decimos que es un impacto
espiritual porque a eso se
refiere principalmente.
Así que pensemos en ello.
El poder de su influencia lo
determinará el carácter
de su vida.
Puede anotarlo: el poder de su
influencia y el poder de su, de
su impacto está determinado por
el carácter de su vida.
Y creo que la razón por la que
Jesús usó estos términos que
vemos es porque quiere enfatizar
ese aspecto con fuerza.
Usó 2 palabras muy distintas
para poder ilustrar esta misión
que nos encomendó.
2 palabras que son normales para
nosotros: ‘sal’, que es algo muy
común y ‘luz’, que damos por
sentado.
Y al usar estas 2 palabras, y Él
usa sal, por ejemplo, porque
hace algo diferente cuando la
utilizamos.
Es decir, eh, la sal hará la
diferencia.
Y el poder se halla en
eso de lo qué,
de lo que está compuesta la sal.
Y así, al pensar en esto, Dios
nos llama a ser diferentes.
Y recordarán que dice en 2 de
Corintios capítulo 6 versículo
17, dice: «Salid de en
medio de ellos,
y apartaos, dice el Señor…».
Es decir, Dios espera que sus
hijos vivan una vida diferente a
la del resto del mundo, dice
debemos vivir una vida pura.
Y recordará qué dice en Romanos,
capítulo 12, dice: «No os
conforméis a este siglo, sino
transformaos».
Es decir, debe ser diferente.
Y por ser diferentes,
atraeremos, ah, atraeremos.
Dice: «Conozco gente que en lo
particular no les atraen los
cristianos», pero ¿sabe qué?
En cierto modo lo hacen.
Ya sea que, que vengan
a Cristo o no,
hay algo en el creyente
que es diferente.
Y así Él usa el término ‘sal’
para decir: «Esta es tu misión.
Debes ser como la sal».
Es decir que debemos darle sabor
a la vida de la gente que nos
rodea de tal modo, escuche, con
el Señor Jesucristo en nosotros.
Debemos darles sabor de tal modo
que también comiencen a
disfrutar la vida como nunca
antes porque conocerán al Señor
Jesucristo como Salvador
personal.
Si somos como ellos, no se
sentirán atraídos.
Si somos así, no los vamos a
cambiar.
La sal no cambia la sal.
La sal da sabor a lo que es
insípido, a lo que es vacío
y no tiene ningún sabor real.
Y así, lo que queremos es tener
la clase de influencia piadosa
que realmente le da sabor a la
vida de los demás.
Comienzan a ser diferentes como
resultado de que los conoce, se
relaciona con ellos o lo que
sea.
Así, debe preguntarse esto: ¿la
vida de quién está impactando?
¿Está caminando entre la gente,
sin pensar sobre el hecho de qué
tipo de influencia o testimonio
tiene?
Bien, quisiera ver algo aquí
porque, ahm, cuando se aprecia
esto y piensa: «Bueno, ¿y qué
significa todo esto?»
Escuche qué dijo Jesús:
«Vosotros sois la sal de la
tierra; pero si la sal
se desvaneciere,
¿con qué será salada?
No sirve más para nada, sino
para–¿qué?–ser echada fuera y
hollada por los hombres».
Bien, aquí hay una advertencia.
Escuche esto.
Él dice: «Sois la sal de la
Tierra» para tener influencia.
Tanto si es estudiante como
si es madre o padre,
empresario, da igual.
Él dice: «Sois la sal de la
Tierra».
Y luego nos hace esta
advertencia: «Pero si la sal se
desvaneciere, nos dice, si la
sal se desvaneciere no sirve
para nada, sino se echa fuera».
¿Cómo se desvanece la sal?
Significa esto.
En esa época recogían sal, por
supuesto, por evaporación, el,
el agua, se evaporaba el agua de
mar y recolectaban la sal.
Así que la limpiaban y tenía
todo tipo de impurezas.
A veces estaba sucia.
Y en ocasiones la sal estaba tan
mezclada con impurezas que
perdía su sabor, su poder para
salar.
Las impurezas hacían que
perdiera su poder.
Aquí lo que quiere decirnos es
esto: cuando usted y yo
permitimos el pecado en nuestra
vida, todas aquellas cosas que
hacemos que hacen nuestra vida
impura, que, escuche, disminuyen
la fuerza del testimonio, hacen
que nuestra influencia sea
absolutamente inútil, esto es lo
que Él dice.
Cuando recogían sal y estaba
tan, tan llena de impurezas, la
tiraban en el camino de las
personas y la pisoteaban porque
solo para eso servía.
Y lo que nos dice es esto.
Debemos tener cuidado con, con
la forma en que llevamos nuestra
vida, nuestro testimonio.
Debemos tener cuidado con cómo
vivimos ante la gente, porque si
nuestro impacto va a ser fuerte,
escuche, debe ser cómo vivimos y
no solo como declaramos.
Y así Él nos da una advertencia.
Y esa advertencia es: cuidado,
escuche, cuidado con las
impurezas que se deslizan en su
vida, ya sea deshonestidad o
cualquier otra cosa y la presión
del mundo.
Porque verá, si permitimos que
la presión del mundo penetre
nuestra vida, lo que pasa es que
poco a poco empezamos
a hacer ¿qué?
Empezamos a actuar igual que
ellos.
Luego al mundo no le interesa lo
que tenemos que decir o lo que
tenemos que hacer por la simple
razón de que somos como ellos.
Y mire, piense bien en esto.
¿Qué pasa con todo el Cuerpo de
Cristo?
¿Qué le pasa a una nación, a una
familia?
¿Qué le pasa a toda una
nación si la Iglesia pierde
su poder de influencia?
Escuche, cuando los miembros de
la comunión de la iglesia del
Señor Jesucristo en una nación
son tan iguales al mundo que no
se nota la diferencia entre la
Iglesia, el Cuerpo de Cristo, la
sal y, y las cosas que son
impuras, cuando no se nota la
diferencia entre la arena
y la sal,
no hay influencia ni impacto.
Debe preguntar esto: Señor, ¿hay
algo en mi conversación, hay
algo en mi acción, cualquier
aspecto de mi vida que delante
de quien ando y con quien
convivo o trabajo, ellos ven u
oyen algo dentro de mí que cause
que la salinidad de mi vida sea
tan débil que no haga
diferencia alguna
y ningún impacto en absoluto?
De eso está hablando.
Cuando dice, dice:
«Hollada–escuche–
hollada por los hombres».
Significa que no tiene en
absolutamente valor alguno.
Le pregunto otra vez: ¿a quién
impacta usted?
¿Y a quién influencia?
¿Cuál vida?
¿Quién, quién lo está viendo,
escuchándolo?
¿Y cuál vida está siendo
impactada, cambiada para bien
como resultado de cómo vive, y
orienta su vida?
Y notará que Él dijo algo más.
Él dijo: «Sois la sal de la
Tierra» y luego Jesús dijo algo
más, dijo: «No solo sois la sal,
dijo: «Sois la luz del mundo».
Bien, ¿recuerda qué dijo en 1 de
Juan?
Dijo: «Dios es luz».
Luego Jesús dijo: «Yo soy la luz
del mundo».
Y después nos dijo: «Sois la luz
del mundo».
¿Es eso una contradicción?
No.
Le mostraré qué dice en un
momento, en otro versículo,
pero quisiera que vea esto.
Piense en el increíble cumplido
para nosotros.
Que Dios diga: «Yo soy luz».
Dice acerca de Jesús: «Mi Hijo
es la luz».
Y luego dice acerca de nosotros
los que confiamos en Cristo como
Salvador, pecadores salvos por
la gracia de Dios en el proceso
de santificación día a día, ¿y
qué dice?
«Sois la luz del mundo».
Piénselo bien.
«Sois la luz del mundo».
No podía habernos dado mayor
cumplido que decir eso.
Así que note qué dice ahora.
Vea de nuevo.
Nos dice en el versículo 14:
«Vosotros sois la luz del mundo;
una ciudad asentada sobre un
monte no se puede esconder.
Ni se enciende una luz y se pone
debajo de un almud, sino sobre
el candelero, y alumbra a todos
los que están en casa».
Luego dice: «Sois la luz del
mundo».
Luego dice: «Así alumbre vuestra
luz delante de los hombres–y
mujeres y jóvenes, ¿para qué?
para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro
Padre que está en los cielos».
Es decir, nuestra luz no debe
alumbrar para que la gente nos
vea y nos glorifique y nos
engrandezca, sino ¿para qué?
Debe alumbrar para que vean a
Cristo viviendo en nosotros,
vean las obras en nuestra vida,
acciones y actos, y como
resultado, vean al Cristo
vivo que habita en nosotros
y que Él sea glorificado.
Porque verá, Él atrae a las
personas hacia Él.
No atrae a la gente hacia usted,
los atrae hacia Él.
Quizá nos use hasta un punto,
pero los atrae hacia Él.
Bien, pensemos en la luz como
pensamos en la sal.
¿Cómo influimos en la gente?
Piense en esto.
Primero, ciertamente la luz es
clara y pura.
Es decir, cuando uno ve la luz,
ve el brillo.
Y así debemos ser ese
tipo de creyente,
una luz que es pura y clara.
Es decir, cuando alguien lo ve y
esto pasa seguido, oye gente
decir: «Cuando lo ven,
así es él.
Cuando la ven, dirán, así es
ella».
Es decir, así debe ser en toda
nuestra vida, que quien nos
conozca, si nos conozcan en
privado, en secreto, puedan
decir: «Lo conozco, la conozco»,
porque lo que ve así son.
Lo he visto aquí y lo he visto
allá y lo he visto por acá, no
importa, siempre es igual.
Porque mire, la luz no
cambia, es decir,
la luz es clara y pura.
Y deben ver en nosotros un
reflejo del Señor Jesucristo.
Cuando su luz brille tan
intensamente como Dios quiere,
se sentirán más cerca de Dios al
estar con usted.
Bien, tenemos que determinar
qué tan brillante
alumbrará esta luz.
Piense bien en esto.
La persona promedio va a
trabajar y hace su labor.
Intenta tomar y buscar
todo, todo el placer
de la vida que pueda.
¿Cuándo se para y canta a todo
pulmón?
¿Cuándo alaba a Dios?
¿Cuándo tienen liberación dentro
de su espíritu?
¿Sabe qué?
Viven bajo la carga de ganarse
la vida y tratar de hallar
felicidad y paz y gozo y
acumular, prestigio, prominencia
y lo demás, y ¿sabe qué?
Podemos dejar todas esas cosas y
alabar a Dios, cantar,
regocijarnos en Él.
¿Sabe qué pasa?
Que la persona perdida en
medio de este tipo de luz
va a ser impactada.
Por eso vienen y por eso se
salvan.
Les impacta su vida, su sonrisa,
su semblante, su gozo, su
simpatía, su saludo, sea lo que
sea, la Palabra de Dios, la
música, todo eso, los impacta.
Nuestra luz debe alumbrar con
mucho, mucho brillo.
Bien, de nuevo, claro, creo que
debo darle una advertencia en
este punto porque ah, cuando
pienso en eso, pienso en el
hecho de qué puede causar que
esa luz no alumbre tanto.
Lo mismo que la sal, las
impurezas la hacen inútil.
Cuando oscurece, ¿qué es lo que
oscurece la luz?
El pecado.
Le diré cómo es.
Es como tener una linterna y se
enturbia mucho y se llena la
lente con hollín.
Así que se ve negro.
¿Cuánta luz sale de una linterna
cuando el lente es negro?
No mucha.
¿Cuánta luz sale de la linterna
cuando gira la perilla muy,
muy poco y la apertura es leve?
No mucha.
Dios quiere, escuche, quiere,
quiere mucha luz y Él quiere un
lente, escuche, quiere un lente
limpio rodeándolo.
Quiere que su vida alumbre
mucho.
Usted es la luz del mundo, una
diferencia.
Es decir, nos dejó aquí para
hacer diferencia.
¿Para qué otra razón nos dejaría
aquí?
¿Por qué no nos salvó en la
mañana y luego nos llevó al
Cielo esa noche?
Se terminó, se acabó.
¿Por qué?
Dice: «Soy la luz del mundo
mientras estoy en él.
Si no estoy sois la luz del
mundo».
Ahora le hago una pregunta.
Si es el único cristiano que
algunos conocen, ¿querrían
alguna vez conocer a Jesucristo
como su Salvador?
Por sus acciones, por sus
palabras, por su semblante, por
lo que dice y lo que no dice por
su forma de comportarse, por su
forma de verlos.
Si fuera el único cristiano que
conocen, ¿querrían a quien usted
considera su Salvador?
Y pienso en el mundo que
tropieza en la oscuridad y a
tientas, y buscando y anhelando
la verdad, con hambre,
sed y anhelo.
Y piense en las demás
religiones del mundo,
no tienen lo que tenemos.
No tienen nada parecido.
¿Y sabe qué?
Por eso es tan importante que,
que el pueblo de Dios
viva vidas piadosas.
Lo que llama su atención es la
diferencia.
Escuche, ¿cuál es la diferencia
entre algo que está salado y
algo que no tiene sabor?
¿Cuál es la diferencia entre la
oscuridad y la luz?
No pudo usar 2 palabras mejores
para describir de manera más
gráfica el tipo de influencia e
impacto que tendremos en las
vidas de las personas.
Y debemos preguntarnos: ¿es
cierto eso en mí?
Bien, ¿cuál vida o vidas está
influenciando con fuerza?
¿Cuáles vidas está impactando?
Todo padre y madre podrán
decir: «Bueno,
seguro que las de mis hijos».
¿Es la mejor luz que puede
irradiar?
¿Es la más pura sal que les
puede ofrecer?
Pienso en las 2 personas que más
han impactado mi vida a través
de los años: mi madre y mi
abuelo.
Luces brillantes, muy saladas.
A veces pensé que mi madre era
demasiado salada.
Hm, hm, hm, hm.
Pero ¿sabe qué?
Me enseñaba la verdad, me decía
la verdad.
Gracias a Dios por esas 2
personas cuya luz y cuya sal fue
tan poderosa en mi vida,
absolutamente afectó todo lo que
creo y todo lo que veo en la
vida cristiana.
«Cree en la Palabra de Dios,
nunca dudes».
¿Qué tipo de influencia e
impacto tiene sobre la gente
más, más cercana a usted?
Luego la gente con quien
trabaja.
Y aquellos que son sus amigos.
Le pregunto esto: ¿Qué tan
brillante es su luz?
¿Y cuán salada es su sal?
Usted no puede decir: «Yo no
tengo influencia sobre nadie».
Permítame decirle, si esa es su
actitud, tiene una muy, muy
negativa, pobre, mala
influencia, porque lo que dice
es: «No soy nadie, no
soy importante,
Dios no me bendijo, no lo vale».
O puede decir: «Soy un hijo de
Dios, soy tan bendecido, Él me
fortaleció, me bendijo, me
guardó, me protegió.
Esto es, esto es lo que Dios
hace en mi vida y estoy, estoy
feliz de compartirlo contigo».
Y entonces debe preguntarse
esto: Primera pregunta: ¿quién
ha tenido la mayor influencia en
su vida?
¿Y esa influencia fue buena o no
fue tan buena?
Porque todos, hasta cierto punto
somos producto de la influencia
de otra gente en nuestra vida.
Y puede que no sea solo alguien
cercano, puede ser otra gente.
Quizá un profesor o un maestro o
cualquier otra persona.
Pienso en los 2 hombres que
más me influyeron
en cuanto a predicar.
Hombres piadosos a quienes vi y
escuché.
Y lo que oí fue esto.
No su preparación del sermón.
Observé la pasión de un
hombre y pensé:
«Dios, este hombre tiene
pasión por ti».
Vi a otro hombre, su pasión por
Dios, por la Palabra de Dios,
llevar la verdad a la gente.
No sé si se dieron cuenta de
cuánto influyeron mi vida,
pero lo hicieron.
El hombre que más tuvo
influencia en la forma como yo
viviría mi vida, fue mi abuelo.
Él nunca supo el increíble
impacto que tuvo en mi vida.
¿Y sabe qué?
Usted no sabe las vidas que
influye.
Quisiera que se formule esta
mañana esta pregunta: Dios, por
la vida que vivo, ¿soy yo sal
pura?
¿Estoy haciendo una diferencia?
¿Por la vida que vivo, mi
vida alumbra tan brillante,
que la oscuridad debe huir?
[música]