Un mensaje enfocado en Dios – Dr. Charles Stanley

Dios equipó a Moisés para cumplir su propósito, y puede hacer lo mismo por usted. Sin importar lo que Dios le llame a hacer, Él le proveerá, dirigirá y fortalecerá para manejar cada dificultad. Escuche al Dr. Stanley hablar de todo lo que ocurrirá cuando estemos dispuestos a obedecer a Dios. Podremos decir con fe y confianza: «Heme aquí, envíame a mí» (Isaías 6.8). Para más mensajes de Charles Stanley, incluyendo la transmisión de esta semana, visite www.encontacto.org/vea

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Dr. Stanley: Bien, la Biblia
es un libro enfocado en Dios,

con un mensaje enfocado en Dios,
para gente enfocada en Dios.

¿Eso le describe a usted?

Bueno a unos cuantos.

Sin duda espero que nos describa
a todos.

El libro enfocado en Dios, con
un mensaje enfocado en Dios,

para gente enfocada que quiere
andar en los caminos de Dios,

obedecer a Dios, experimentar
sus bendiciones, que es justo

lo que pasa al confiar en Él.

En este libro de Éxodo,
comenzamos a ver cómo actúa

Dios en la vida de la gente,
y a veces pensamos: «Pues eso

pasó hace mucho tiempo».

No, este libro está vigente
desde Génesis 1.1 hasta el

último versículo de Apocalipsis.

El asunto es: ¿Vemos la lección?

¿Vemos lo que Dios
está diciéndonos?

Porque la Biblia no tiene
nada de obsoleta.

Si no la vemos como un libro
enfocado en Dios, con un mensaje

enfocado en Dios, para otras
personas enfocadas en Dios,

luego ¿qué haremos con ella?

La pondremos en un estante
y diremos:

«Esa es una de mis Biblias».

Pero si la vemos como un libro
guía, como una forma de vida,

con lecciones prácticas para
nuestra vida entonces la Biblia

es un libro enfocado en Dios
para nosotros.

Y hay 2 maneras de vivir:
conforme al Libro,

y olvida el Libro.

Y sabe lo que ocurre cuando
vemos a alguien que vive sin una

relación con Dios, sin una
relación con Cristo, y sin

interés en la Palabra de Dios.

Así que le invito a buscar el
capítulo 6 de Éxodo, y deseo

mencionar un par de cosas aquí
antes de profundizar en todo

esto.

Habían ido a Faraón varias veces
pidiéndole que dejen ir a los

hebreos, y contestaba que «no»
cada vez.

«Jehová respondió a Moisés:
‘Ahora verás lo que yo haré a

Faraón; porque con mano fuerte
los dejará ir, y con mano fuerte

los echará de su tierra’.

«Habló todavía Dios a Moisés, y
le dijo: ‘Yo soy JEHOVÁ'».

Ahora, una y otra vez dice en
este pasaje bíblico: «Yo soy

Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Y Dios quiere hacer una
declaración acerca de nuestra

relación con Él; esa relación en
nuestra vida.

Y ¿qué es lo principal?

¿Cuál es la lección de este
pasaje?

¿Qué estará Dios diciéndonos?

Dios tiene una voluntad para
todos, y es conforme a su mejor

plan.

Él conoce nuestras facultades,
talentos, destrezas y lo que

sea.

Entonces lo que sucede aquí es
que el pueblo de Dios había

estado en esclavitud todos esos
años.

Dios llamó a Moisés, después de
llegar a los 80 años, para que

confrontara a Faraón que los
dejara ir.

Como es natural, no quería
dejarlos ir.

Habían estado en esclavitud y
habían estado haciendo todo el

trabajo.

Así que pensemos en toda esta
idea de la voluntad de Dios para

nuestra vida, y cómo obra Dios,
y cómo lo que parecieran

coincidencias son parte de la
voluntad divina.

Entonces, al ver este pasaje,
deseo que veamos un par de

lecciones que creo que se
aplican a todos nosotros.

Dice una y otra vez lo que hará.

Asimismo, dice en este pasaje
una y otra vez: «Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová».

¿Está de acuerdo en que Dios es
el Señor de su vida?

Bueno, unos cuantos aquí en
medio lo están.

¿Y usted?

¿Siente a Dios como el Señor de
su vida?

O sea, Dios tiene el control, al
cual usted se rinde pues quiere

lo mejor para su vida.

Así que allí estaba este gran
siervo de Dios quien creció en

Egipto, en el palacio del propio
Faraón.

Desterrado al otro lado del
desierto, y ahora Dios le decía

a la edad de 80: «Te tengo la
labor más importante».

Y aquí es donde nos metemos en
problemas.

Cuando no podemos descifrar cómo
quiere Dios que hagamos algo,

titubeamos al hacerlo.

Como resultado, nos salimos de
la voluntad de Dios y Él no

puede lograr lo que quería hacer
en nuestra vida.

Pienso en mucha gente que ha
pasado la mitad de su vida,

o la mayor parte, o como sea,
y todavía se preguntan qué tenía

planeado Dios cuando nacieron.

La verdad es que Dios tiene
un propósito para cada uno

de nosotros, y es un gozo
descubrir ese propósito.

A veces es aterrador, debe
haberlo sido para Moisés:

«Quieres que vuelva y le diga a
Faraón que deje ir al pueblo y,

Señor, sabes que no lo hará».

Así que parecía una labor
imposible, pero el asunto

es este, al decir 4 veces:
«Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová».

Estaba enfatizando algo: «No
tienes que preocuparte por cuál

será la responsabilidad,
ni las consecuencias,

solo recuerda esto:
Quien te envió es Jehová,

el Soberano del universo».

Así que cuando enfrente
situaciones en las cuales

piense: «Dios mío,
no puedes esperar que

yo haga esto y aquello»,
recuerde quién le llama.

Recuerde quién se lo dice.

Recuerde quién le habla, que es
Dios Todopoderoso.

Sin embargo, estaba pidiéndole
que hiciera algo que parecía

imposible.

Así que deseo que veamos algo a
la luz de esto: Lo que sea que

Dios le llame a hacer, Él asume
toda la responsabilidad.

¿Escuchó?

¿Qué dije?

Él asume toda la responsabilidad
de prepararle, facultarle,

sostenerle con lo que sea
necesario para que haga lo que

Él le llama a hacer.

Y creo que mucha gente pierde
bendiciones de Dios porque

creen: «Bueno, Señor, esto es lo
que estás pidiendo que haga».

Olvidándose del hecho de que
Dios nunca nos pediría que

hiciéramos algo sin equiparnos,
sin sustentarnos,

en el caso que sea.

Y lo que le pedía a Moisés
era imposible, desde todo punto

de vista humano.

«O sea, Señor, ¿estás pidiéndome
que vuelva adonde me expulsaron

y le pida a Faraón, quien
gobierna el mundo en lo que a

ellos respecta, que haga algo?».

Así es.

Pues, piense en esto.

Sea bendecido con la idea en sí
de que Dios lo escoja a usted

para hacer lo que sea.

Es decir, si Dios Todopoderoso,
el Soberano del universo, decide

pedirle que haga esto o aquello,
o lo que sea, siéntase bendecido

por el hecho de que Dios ve
potencial en usted; y con su

mandato, o su orden, o su
responsabilidad, su solicitud,

viene con todo lo necesario para
facultarle para que cumpla

lo que sea que le mande.

Y recuerde que dijimos que este
es un libro enfocado en Dios,

su mensaje está enfocado
en Dios, todo se enfoca en Dios.

Siendo eso cierto,
¿cree usted que lo que sea

que Dios le llame a hacer Él
le facultará para que lo haga?

Pues unos cuantos aquí lo creen.

Piénselo: ¿Cree que Dios le
facultará para hacer lo que sea

que Él le pida que haga?

Entonces debe mantenerse
receptivo a lo que sea que Dios

le pida que haga.

¿Cierto?

Entonces,
¿por qué está titubeando?

Tal vez Dios le ha dicho algo
acerca de su trabajo,

de su matrimonio, de su hogar,
en el caso que sea.

¿Sobre su salud?

Dios puede equiparle,
facultarle, darle lo que sea

necesario para lograr
su voluntad,

su propósito en su vida.

Así que Dios se ha comprometido
con Moisés: «Te envío a hacer

una labor imposible.

Iré contigo.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová, y haré esto».

Y lo promete una y otra vez.

Por eso es que la oración es tan
importante en nuestra vida.

Porque cuando nos humillamos
ante Dios en quietud,

y le pedimos que nos hable
al corazón, ¿qué hará Dios?

Nos dará dirección para
nuestra vida.

Y con esa dirección, mire,
esa dirección tal vez no tenga

que venir sino una sola vez.

Pero la seguridad y el aumento
de nuestra confianza, tal vez

venga una y otra vez porque Dios
sabe que ciertas cosas

que nos pide, no vemos
cómo podríamos hacerlas.

Creo que todos coincidiríamos
con Moisés en este aspecto,

estando en ese momento
de su vida.

Primero que todo, había sido
desterrado de Egipto, y ahora

Dios lo mandaba a regresar
para liberar a toda una nación

de 2 millones de personas;
sin tener un ejército, ni nada,

salvo la Palabra de Dios.

Mire, solo necesitamos la
palabra de Dios para obedecerle.

Mucha atención, cuando Dios nos
dice que hagamos algo, con ese

mandato está todo lo necesario
para ser obedientes a Dios.

Y a menudo la gente va en
la dirección correcta; quieren

hacer lo que Dios quiere
que hagan y por no saber cómo,

o sea, no todo les cuadra,
y dicen: «Bueno, Dios mío,

debes estar hablándole
a alguien más».

Pues es natural,
quizás Moisés pensaría lo mismo,

¿cómo le habló Dios?

Le habló mediante una zarza
ardiente que nunca olvidaría.

No le susurró en la oscuridad.

En la zarza ardiente, le dijo:
«Estoy mandándote a hacer

una labor imposible,
pero voy contigo y conmigo

estará tu poder,
porque ejerceré mi poder

mediante tu vida
para llevar todo a cabo.

¿Cuántas veces hemos perdido
oportunidades en la vida

por interpretar la oportunidad
con la perspectiva con la cual

nos vemos nosotros mismos?

«Pues yo nunca podría hacer eso.

Pues eso nunca funcionaría
para mí.

Dios debe estar hablándole
a alguien más».

No.

Quizás usted diga: «Bueno,
en este momento de mi vida,

Dios no podría hacer
esto y aquello».

No subestime lo que Dios puede
hacer en su vida.

Mire, puede que sea algo que más
nadie considere que sea genial,

pero usted sabe en su corazón,
por ser quien es, por venir

de donde viene, por su pasado
y por lo que está ocurriendo

en su vida,
sabe que es algo maravilloso.

Así que no compare el mandato de
Dios para usted con su mandato

para alguien más, porque Dios
en toda su sabiduría sabe justo

lo que usted es capaz de ser y
de hacer, con su fortaleza, con

su guía, poder, con su apoyo,
con su aliento; y al tener eso,

nada es imposible.

O sea, lo que Dios requiera de
nosotros, mire, con la petición

viene todo lo necesario
para hacerlo.

Por eso Dios le dijo a Moisés
4 veces: «Yo soy Jehová,

Yo soy Jehová, Yo soy Jehová,
Yo soy Jehová».

Por eso le dijo en este pasaje:
«yo pondré mi mano sobre Egipto,

y sacaré a mis ejércitos,
mi pueblo, los hijos de Israel,

de la tierra de Egipto,
Escuche lo que dijo:

con grandes juicios.

No le dijo mucho, pero le dijo:
«con grandes juicios lo haré».

Así que no tenemos que descifrar
cómo Dios hará lo que sea que

quiera hacer en nuestra vida.

Obedezcamos a Dios y dejemos
las consecuencias en sus manos.

Entonces la pregunta es:
¿Creo que Dios puede manejar

todas las consecuencias?

¿Sí o no?

Si titubeo en obedecerlo,
lo que eso dice es:

«No confío en Dios.

No creo en Él.

No creo que Él pueda
encargarse».

No.

Confiamos en Dios.

Si Moisés hubiera esperado
que Dios le mostrara todos los

detalles, nunca habría dejado
la cima de la montaña.

Pero el Señor le dijo:
«Esto es lo que voy a hacer,

confía en mí»,
y Moisés confió en Dios.

Entonces al pensar en este
pasaje bíblico y en lo que

enfrentó Moisés y lo imposible
que era, fue posible solo porque

un hombre estuvo dispuesto
a confiar en Dios.

Entonces me pregunto en lo que
sucederá en su vida si usted

hoy dijera con toda sinceridad:
«Señor, no sé cuánto tiempo me

queda, pero el resto de mi vida,
quiero entregártela toda a ti.

No entiendo lo que harás
conmigo.

No entiendo cómo lo harás.

No entiendo con quién quieres
que lo haga.

Pero, Señor, el resto
de mi vida te pertenece.

Perdóname por esperar tanto
para dártela,

pero el resto te pertenece.

Quiero saber, Señor,
¿qué podrías hacer en mi vida

en este momento?».

Y una de las primeras cosas
que el diablo le dirá es:

«Ahhhhhhh, estás soñando».

No.

¿Qué quiere hacer Dios
en su vida?

Mire, tal vez tenga 80, y lo que
Dios quiere hacer puede que sea

mediante alguien de 20;
a quien Dios usará para hacer

una labor maravillosa en la vida
de muchas otras personas,

pero comenzó con usted.

No subestime lo que Dios puede
hacer en su vida, porque eso

no es algo que pueda descifrar.

Cuando leo estos pasajes y veo
lo que dice: «pondré mi mano

sobre Egipto, y sacaré a mis
ejércitos, mi pueblo, los hijos

de Israel, de la tierra de
Egipto, con grandes juicios».

Lo único que Dios le dijo a
Moisés sobre cómo iba a hacerlo:

«con grandes juicios».

O sea, juzgaré a Egipto.

Moisés nunca hubiera descifrado
cómo Dios iba a hacer eso.

Cuando Dios quiere lograr algo,
encuentra a una o varias

personas mediante quienes
quiere llevar a cabo eso.

La pregunta es: ¿Vive usted
disponible para que Dios

le escoja para hacer algo
que quizás nunca

antes había pensado?

No subestime lo que Dios pueda
hacer en su vida.

¿Se imagina?

Primero, tomemos como ejemplo
a Moisés.

Nació en esclavitud, lo pusieron
en una cesta, en el río,

y de milagro termina
en casa de Faraón,

educado con los mejores,
y por 40 años fue expulsado del

país, al otro lado del desierto.

Es decir, qué vida tan
desastrosa parecía ser.

La mano de Dios siempre
estuvo allí.

Fue un hebreo de entre los
hebreos, en una tierra pagana

¿haciendo qué?

Lo educaron mire, lo educaron,
no para servir en Egipto, sino

lo educaron ¿para hacer qué?

Para pasar 40 años en el
desierto, reconociendo que Dios

lo puso allí, fue Dios quien lo
mantuvo allí; por el tiempo

necesario que no tenía esperanza
alguna hasta que Dios entró

en escena.

Mire, nunca es muy tarde
para escuchar a Dios.

Tal vez sea muy tarde para
ciertas cosas, pero nunca es muy

tarde para escuchar a Dios.

¿Qué mantuvo a Moisés con
los pies sobre la tierra

y el corazón hacia Dios?

Esto: «Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo los tomaré por mi pueblo.

Yo seré su Dios.

Los sacaré.

Les daré una posesión.

¿Qué estaba diciendo Dios?

Por eso comenzamos este mensaje
simplemente con esto: La Palabra

de Dios es un libro enfocado en
Dios, con un mensaje enfocado en

Dios para gente enfocada en
Dios.

Este es el Libro y no debe estar
en un estante, sino en su mesa,

enfrente suyo, como sea.

¿Qué está diciéndole Dios?

Usted dirá: «Bueno, no sé si eso
se aplique en mi caso».

Claro que sí.

Mire, ¿Cree que Dios ha
sostenido todo esto por todos

estos años y no se aplique a
usted?

¿Qué parte no se aplica en su
caso?

Usted dirá: «¿Qué del relato de
Daniel en el foso de los leones?

Eso no se aplica en mí».

Pues más vale que se aplique,
por la sencilla razón de que hay

muchos fosos aparte de los fosos
de leones ¿amén?

Por tanto, si anda en la
voluntad de Dios y vive en su

voluntad, nada puede tocarle más
de lo que pudo tocar a Daniel.

Todo eso, no es solo de
historia, esto es vivir en el

poder de Dios para que tengamos
ejemplo tras ejemplo de la

gracia, el amor, la bondad, la
misericordia, el perdón de Dios,

purificación y vida eterna.

De eso se trata este Libro.

Entonces si no lee la Biblia,
está engañándose usted mismo.

Por eso Dios, quien conocía a
Moisés a la perfección, le dijo

lo haré, lo haré, y se lo dijo
11 veces.

Y por eso fue que dijo:
«Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová».

4 veces.

¿Por qué cree que Dios lo dice
tantas veces?

Porque sabe que nuestras mentes
están tan llenas de tantas otras

cosas, que quiere recordarnos
que Él sigue siendo Dios, y que

sigue haciendo lo que prometió
hacer, y que sigue siendo

el Dios del Antiguo Testamento
y el Nuevo Testamento.

Es el mismo Dios que llevó
a un hombre, un hombre,

un pastor de ovejas,
a liberar a 2 millones

de personas para que
sirvieran a Dios.

Un hombre.

No subestime lo que Dios quiere
hacer en su vida.

Y mire, no trate de compararse
con más nadie.

En la mente de Dios, usted no
sabe lo que sucederá en la vida

de esa persona que influenciará
la vida de alguien, quien

influirá en la vida de alguien
más de una manera que nunca

podríamos imaginarnos.

Cuando leo esto una y otra vez,
veo en estos pocos versículos:

Él dice:
«Lo que yo haré a Faraón.

Los sacaré.

Los libraré.

Los redimiré.

Los tomaré.

Seré su Dios.

Sacaré, daré, haré.

Haré todo eso».

¿Por qué cree que Dios le dijo
eso tantas veces?

Porque sabía que Moisés tendría
muchas razones para dudar

de Dios: «Yo fui su enemigo,
y me mandas de vuelta.

Soy pastor de ovejas.

Además, qué grupo tan confuso
es este.

Además, quizás me quiten
la vida si regreso».

Piense en todas las razones
justificables que Moisés tendría

que dar: «No puedo hacer eso.

Eso sería un suicidio.

Me pondría en ridículo.

Nunca me aceptarían.

Soy un enemigo.

No podría hacer eso».

No subestime lo que Dios hará
en su vida, porque lo que hace

con eso es limitar a Dios.

Lo que hace con eso es dudar
de Dios.

Pero el Señor le dijo:
«Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová».

Debe haberlo reiterado
en la mente de Moisés noche

tras noche: «Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová.

Yo soy Jehová».

No subestime lo que Dios
puede hacer en su vida.

Quizás usted tenga
una conversación con alguien

que cambie su vida,
la cual Dios usará para cambiar

muchas otras vidas.

Usted dirá: «Pero, si acaso,»
mm, mm.

Olvide los peros
y las condiciones, solo diga:

«Señor, heme aquí.

Lo que quieras hacer en mi vida,
Señor, aquí estoy.

Confiaré en ti, Dios mío.

Quizás no he confiado en ti
desde hace años, pero el resto

de mi vida confiaré en ti.

Solo quiero ver lo que puedes
hacer en mi vida, Señor».

Nunca tiene que preocuparse
de que Dios falle.

Él lo usará más de lo que
se imagine, si confía en Él.

y Moisés es un ejemplo perfecto
de eso.

«¿Quién soy yo, Señor?»
Dios se lo mostró.

¿Quién es usted?

Dios se lo mostrará.

Y puede tener
una de 2 respuestas.

Puede salir pensando:
«Bueno, un sermón más,

se trató acerca de Moisés».

No, se trata de usted y de mí,
es acerca de nosotros.

Se trata de todos nosotros
quienes proclamamos

el nombre de Jesucristo
como nuestro Salvador.

Y mucha atención, por esta razón
es tan importante.

No sabe lo que Dios hará hoy
mediante su vida que usted

no verá ni en una generación.

Tal vez usted viva para hoy
y Dios lo ve, pero Él también

ve la influencia, el testimonio,
su testimonio en la vida

de alguien más.

Lo importante es esto: ¿Vive
a plenitud su vida cada día?

Para que lo que sea que Dios
tenga en mente, pueda decirle:

«Bien, buen siervo y fiel».

Si yo estuviera sentado allí,
y no fuera cristiano, pensaría

esto: «Bueno, si en realidad eso
es verdad, ¿qué debo hacer?».

Y contestaré esa pregunta.

Entréguele su vida al Señor
Jesucristo y diga: «Está bien,

Dios mío, esto es lo que queda.

Queda esto, Señor.

Me entrego a ti
y a lo que decidas hacer,

la respuesta es sí».

Quizás usted ya sea salvo
y está sentado hoy aquí y tiene

su vida muy bien planeada,
o cree que la tiene,

o cree suponer cuándo morirá,
cuánto tiempo vivirá y todo eso.

¿Por qué no se olvida
de todo eso?

Y por los próximos 30 segundos
piense esto:

«Dios mío, aquí estoy.

Esto es todo lo que tengo para
ofrecerte hoy, pero me entrego a

ti para que el resto de mi vida
demuestres lo que puedes hacer

en alguien de mi edad,
de mis facultades, demuestres

lo que puedes hacer conmigo
el resto de mi vida.

Aquí estoy, en el nombre
de Jesús».

¿Amén?

Padre, te amamos,
te alabamos te bendecimos

por perdonarnos y limpiarnos.

Perdónanos, Padre, por nuestras
dudas, nuestros temores.

Perdónanos por tratar
de programar nuestra vida mejor

de lo que la has programado.

Perdónanos, Padre, por pensar
que hay ciertas cosas que

no puedes hacer en nuestra vida;
por limitar tus posibilidades,

por limitar tu voluntad
en nuestra vida.

Padre, perdónanos por
compararnos con otras personas,

lo que pueden o no pueden hacer.

O lo que creemos que podemos
o no podemos hacer.

Gracias por ser Dios admirable,
indescriptible, invencible;

quien puede hacer cualquier cosa
y todo, y quien está esperando

a que nos rindamos
por completo a ti.

Señor Dios, que cada uno
de nosotros sea renovado hoy

y diga sí, sí, sí, Señor.

A lo que sea que tengas,
sí es la respuesta.

¡Sí, sí sí!

Y luego te veamos actuar
y sepamos de corazón

que no cometes errores.

Suples todas nuestras
necesidades.

Nos facultas para que hagamos lo
que nos pidas, y nos recompensas

por nuestra obediencia.

Solo decimos gracias, gracias,
gracias por tu paciencia,

amor, bondad y generosidad.

En el nombre de Jesús.

Amén.

[música]