Niveles de fe en la vida del creyente – Dr. Charles Stanley
En este mensaje, el Dr. Stanley nos recuerda que todos tenemos algún tipo de fe, el cual influye en nuestra manera de vivir. La fe de un no creyente es autodirigida, mientras que la fe de un creyente es dirigida por Dios. El Dr. Stanley explica cómo podemos alcanzar un nivel de fe que ayude a que nuestra vida cristiana adquiera un propósito más fuerte y emocionante.
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locutor: En Contacto
con el Dr. Charles Stanley.
Alcanzamos al mundo con el
evangelio de Jesucristo por
medio de una
enseñanza bíblica sólida.
Hoy en el programa En
Contacto,
«Niveles de fe en la
vida del creyente».
Dr. Charles Stanley: Al
enfrentar dificultades, pruebas
y adversidad en la
vida, ¿cómo responde?
¿Responde con duda,
miedo, ansiedad e inquietud,
o quizá responde con fe?
Y si responde con
fe, ¿cuál nivel de fe?
Usted dirá: «¿A qué se
refiere con nivel de fe?»
Así es, ¿cuál nivel de fe?
Dirá: «¿Cómo sabe
cuáles son estos niveles?».
Hablaremos de ello.
¿Cómo puedo
distinguir uno de otro?
¿Qué significa en mi vida?
¿Cómo afecta mi vida,
hablando de niveles de fe?
Bueno, todos operamos en
uno de 3 niveles de fe.
Y cuanto más vive,
ciertamente más fe debe tener.
Y cuanto más suba en estos
niveles, así debe ser su fe.
Pero algunos permanecen toda
su vida en el nivel más bajo
porque, número 1, quizá ni
saben que existen niveles de fe.
Y número 2, tienen miedo de
avanzar, tienen miedo
de confiar en Dios.
Y lo que pasa es que van por la
vida y se pierden lo mejor de
Dios porque nunca
crecen en su fe.
Y de eso quisiera hablarle en
este mensaje, de los Niveles de
fe en la vida del creyente.
Y es muy evidente en la Biblia
que la fe es muy, muy importante
a los ojos de Dios y Él ve
la fe como algo
muy importante en nuestra vida.
Y así, de lo que hablaremos en
este mensaje es de esto: cómo
elevar nuestro nivel de fe y
cómo llegar a una posición en la
que usted y su relación con Dios
y su forma de confiar en Él lo
prepararán, escuche, para poder
ser bendecido al máximo de su
potencial, porque su forma de
confiar en Él determina cómo
llegan las bendiciones.
Si no confía en Él,
no es bendecido;
Si confía en Él, es bendecido.
Y cuanto más confíe en Él y
según sea la forma en que pueda
andar en estos niveles de
fe, mayores serán
las bendiciones que recibirá.
Piense en lo realmente esencial
e importante que es la fe.
Y pensémoslo de esta forma.
Si ve la vida de Cristo, ve
su ministerio, esto es lo que
descubre: Descubre que el
tema de la fe impregnaba todo el
ministerio de
Cristo, lo que fuera.
Y le daré algunos versículos y
no ah, les pediré que vayan a
todos, porque les
mencionaré bastantes.
Pero quisiera que piensen
en algunos de ellos que, por
ejemplo, se hallan en
la Biblia acerca
de su ministerio de sanidad.
Escuche lo que Él dice
continuamente al encontrarse con
personas que están
paralizadas, o ciegas, o
cualquiera que sea la situación.
Escuche, por ejemplo, en Mateo
9, lo que le dice a esta Mujer,
dice: «Hija; tu
fe te ha salvado».
Luego dice en Mateo 15: «Oh
mujer, grande es tu fe; hágase
contigo como quieres».
Y en el segundo capítulo de
Marcos, cuando estos hombres
rompen el techo de una casa y y
bajan a su amigo con cuerdas,
para que finalmente llegue a
Cristo y sea sanado,
este dijo: «Al ver…
la fe de ellos, …: ‘Hijo,
tus pecados te son perdonados'».
Luego le dice, en Marcos 10,
a Bartimeo, el mendigo ciego:
«Vete, tu fe te ha salvado».
Y de nuevo dice:
«Tu fe te ha salvado.
Recibe tu vista,
tu fe te ha sanado.
Hágase contigo según tu fe».
A lo largo de los evangelios
–Mateo, Marcos y Lucas, en
especial–hallará que la
relación de Cristo con estas
personas, estos necesitados
con problemas de salud, cuales
fueran, siempre,
mire, se basó en su fe.
Recuerde que dijo en una
ocasión, que no podía hacer un
milagro en cierto
lugar, por su falta de fe.
No tenían fe, no
confiaban en Él.
Y muchas veces nosotros perdemos
sus mejores bendiciones porque
no confiamos en Él.
No creemos que nos ame.
No creemos que proveerá.
No creemos que nos sanará.
No creemos que le
importemos tanto.
Pero si ve su ministerio,
¿qué decía continuamente?
Que había que escuche, que había
que confiar en Él: fe, fe, fe.
Así que, si eso es cierto en su
Ministerio, en su época; si era
tan importante que magnificara
el asunto de la fe,
nada ha cambiado.
Porque, mire, en nuestro estilo
de vida, en la vida, en la
cultura en que vivimos no
importa cuál generación
y cuál cultura.
La fe impregna cada
aspecto de la vida.
Bien, viviremos en este nivel
inferior de fe o nos graduaremos
y, escuche, creceremos
en nuestra fe
y nuestro entendimiento.
Y pasará que su vida cambiará.
Una vez que pase del nivel 1 y
comience a operar en el nivel 2
y en el nivel 3,
su vida cambiará.
¿Cuáles son estos niveles de fe?
¿Cómo podemos, cómo
los distinguimos?
¿Qué dice Dios sobre ellos?
Eso es lo que
quisiera que consideremos.
Así, quisiera darle, escuche,
quisiera darle un nivel, luego
darle una palabra
para que recuerde.
Y el primer nivel, mire, el
primer nivel–en la Biblia–
de fe, es poca fe.
Poca fe, y quisiera
que recuerde esto.
La poca fe es fe inconstante.
La poca fe es lucha.
La poca fe, por ejemplo, dice:
«Sé que Él puede, pero no sé si
lo hará».
La poca fe es batalla; batalla
porque es una perspectiva nueva
de la manera cómo vivimos.
Y ¿recuerda lo
que dijo Santiago?
«El que duda es como la onda del
mar, arrastrada por el viento de
un lado a otro.
Y dice: «No piense, quien tal
haga, que recibirá algo de Dios»
porque Dios no
honra esa clase de fe.
¿Significa–escuche con
atención–significa que Dios
nunca responderá sus oraciones
a menos que alcance
el tercer nivel de fe?
No significa eso.
Significa que su
estilo de vida cambiará.
Significa que su relación,
significa que su petición,
significa que su inquietud y su
ansiedad y sus preguntas y sus
dudas desaparecerán y Dios hará
algo realmente fantástico
en su vida.
¿Por qué?
Porque quiere lo
mejor para usted.
Él no quiere que vivamos en
este nivel en particular.
Pero este es el nivel 1.
Escuche muy bien: La razón por
la cual se quedan en el nivel 1
–en la fe que lucha, la fe
que batalla, que se afana–es
Porque su enfoque está en las
circunstancias y su enfoque está
en sí mismos, en sus recursos,
lo que creen poder hacer.
Y cuando, escuche,
cuando su enfoque está en sus
circunstancias y su enfoque está
en sí mismo, su enfoque está en
sus recursos, no será
capaz de creerle mucho a Dios.
Eso no va a suceder.
Porque todos tenemos recursos
limitados, ya sea aptitud,
talento, destreza o ingresos.
Y mientras usted, mientras usted
pida y ese sea su conjunto de
creencias, está en el nivel 1.
Ese es el nivel de lucha,
incertidumbre, dudas, afán.
Y ¿qué ocurre?
Descubrirá que lo que busca en
la vida siempre parece
estar más allá de usted.
Así que, debe darse cuenta y
debe preguntarse esto: «¿Dónde
está mi enfoque?»
Escuche bien, Dios no quiere que
viva en el nivel de la poca fe,
batallando, afanado,
luchando con eso: «¿Lo hará?
Tal vez sí, tal vez no».
Bien, aquí hay un ejemplo
perfecto de eso y uhm, uh,
porque si ve en la Biblia, hay
toda clase de ejemplos de cómo
Cristo actuaba en las personas.
Vaya, por favor a Marcos,
capítulo 9, un momento.
Aquí hay un ejemplo
perfecto de cómo ocurre esto.
Usted recordará lo que pasa por
ejemplo en el versículo 20:
«Y se lo trajeron; y cuando el
espíritu vio a Jesús, sacudió
con violencia al muchacho, quien
cayendo en tierra
se revolcaba,
echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre:
‘¿Cuánto tiempo hace que le
sucede esto?’ Y él
dijo: ‘Desde niño'».
Ahora vea los
próximos 2 versículos.
Había ocurrido toda su vida.
«Y muchas veces le echa en
el fuego y en el agua, para
matarle–vea esto–Pero
si puedes–este es el padre
hablando–«pero si puedes
hacer algo, ten misericordia de
nosotros, y ayúdanos».
Escuche la respuesta de Cristo:
«Jesús le dijo: ‘Si puedes, al
que cree todo le es posible’.
Esto no es lo que dijo Cristo.
Escuche mi tono de voz: «Si
puedes, todo es posible».
Eso no es lo que dijo.
El hombre dijo: «Si
puedes hacer algo, ayúdanos».
Y Cristo dijo: ¿A qué te
refieres con «si puedes»?
«Al que cree todo le es posible.
E inmediatamente el padre del
muchacho clamó y dijo: ‘Creo;
ayuda mi incredulidad'».
Ejemplo perfecto de
¿cuál tipo de fe?
Vamos, despierten,
¿qué clase de fe?
Poca fe.
Y la poca fe es
¿cuál clase de fe?
La fe que lucha, fe
que batalla, fe afanada.
Él dijo: «Señor, creo;
ayuda mi incredulidad».
Y todos hemos estado ahí
en algún momento o en otro.
Y esto no quiere decir que nunca
enfrentará una circunstancia en
la cual quizá no sienta eso.
Hay situaciones y
circunstancias que prueban
nuestra fe y Dios lo entiende,
pero Él no quiere
que nos quedemos ahí.
Podemos enfrentarlas, pero
¿qué quiere Él que hagamos?
Pasar del nivel 1, de la fe que
lucha, batalla y se afana, al
nivel número 2.
Y este es un ejemplo
perfecto de estar ahí.
«E inmediatamente el padre del
muchacho clamó y dijo: ‘Creo;
ayuda mi incredulidad'».
¿Qué decía?
Simplemente decía: «Te creo,
pero me está costando mucho;
estoy luchando».
Y Dios honró eso.
Vea esto con cuidado.
Le digo de nuevo que eso no
significa que Dios no contestará
su oración cuando está en el
nivel número 1, luchando, porque
Él entiende por qué está ahí.
Bien, la verdad es que si
se queda ahí,
entonces no espere
lo mejor de Dios.
Ahí no es, no es
donde Él lo quiere.
Él quiere que ascienda.
Lo cual nos lleva,
escuche, al nivel número 2.
Así que, piense en esto: Nivel
2, pasamos de poca fe
ahora a la gran fe.
La gran fe es una
fe que se extiende.
La gran fe no está dispuesta
a seguir en el nivel 1.
La gran, escuche, la gran fe no
está dispuesta a quedarse ahí
donde se afana y lucha y duda y
teme y está lleno de ansiedad.
La gran fe está
dispuesta a extenderse.
Es fe que se extiende.
Se extiende.
Usted dirá: ¿Qué es
fe que se extiende?
Bueno, es fe que madura, fe que
comienza a madurar, fe, escuche,
que comienza a estar firme
en la verdad de la Palabra.
La gran fe está dispuesta a
creer lo que Dios dijo porque es
lo que Dios dijo.
No necesita prueba.
Si eso es lo que Dios dijo,
pues, cree que Dios lo hará.
Y esta fe, mire, está
enfocada en Dios,
no en las circunstancias.
La gran fe se enfoca en Dios,
no en las circunstancias; lo que
significa que cada vez que
está en una situación, o
circunstancia cualquiera que
sea, su enfoque no está en la
situación: cuán grande es,
cuánto tiempo pasó, cuán mala,
cuán profunda, cuán impropia es.
Ese no es el punto.
El punto es quién es
este Dios con el que trato.
Y este Dios es mayor
que mis circunstancias.
Este Dios tiene poder, escuche,
este Dios tiene poder para
cambiar cualquier
circunstancia en mi vida,
sin importar cuál sea.
La gran fe ¿qué hace?
Empieza a extenderse.
Ahora veamos algunos pasajes
aquí porque si piensa en este
tema de la gran fe,
¿dónde se habla de gran fe?
Así que, volvamos a
Mateo, capítulo 8, un momento.
Mateo, capítulo 8 y
veamos algunos versículos.
Capítulo 8 de Mateo, ah
y veamos, por favor,
el versículo 5.
El centurión.
«Entrando Jesús en Capernaum,
vino a él un centurión,
rogándole, y diciendo: ‘Señor,
mi criado está postrado en casa,
paralitico,
gravemente atormentado’.
«Y Jesús le dijo:
‘Yo iré y le sanaré’.
Esa es una respuesta
fantástica: «Iré y le sanaré».
«Respondió el centurión y dijo:
‘Señor, no soy digno de que
entres bajo mi techo;
solamente di la palabra,
y mi criado sanará».
¿Puede decir eso?
«Señor Jesús,
solo di la palabra.
Solo dame un versículo.
Solo habla a mi corazón.
Solo hazlo».
«Solo di la palabra,
y mi criado sanará».
«Porque también yo soy hombre
bajo autoridad, y tengo bajo mis
órdenes soldados; y digo a este:
‘Ve’, y va; y al otro: ‘Ven’, y
viene; y a mi siervo:
‘Haz esto’, y lo hace.
«Al oírlo Jesús, se maravilló, y
dijo a los que le seguían: ‘De
cierto os digo, que ni aun en
Israel he hallado tanta fe'».
Les dijo: «Miren estos gentiles
tienen más fe que ustedes, y
ustedes son hijos de Abraham».
Por eso dijo: «No he
hallado tanta fe».
Vaya al capítulo 15 de Mateo y
vea, por favor, en uhm, este,
retrocedamos unos versículos.
Esta es la mujer sirofenicia.
Veamos, por favor, el versículo
22: «Y he aquí una mujer cananea
que había salido de aquella
región clamaba, diciéndole:
‘¡Señor, Hijo de David,
ten misericordia de mí!
Mi hija es gravemente
atormentada por un demonio’.
«Pero Jesús no le
respondió palabra.
Entonces acercándose sus
discípulos, le rogaron,
diciendo: ‘Despídela, pues
da voces tras nosotros’.
Él respondiendo, dijo: ‘No
soy enviado sino a las ovejas
perdidas de la casa de Israel’.
Entonces ella vino y se postró
ante él, diciendo: ‘¡Señor,
socórreme!’ «Respondiendo él,
dijo: ‘No está bien tomar el pan
de los hijos, y
echarlo a los perrillos’.
Esa es una declaración muy
fuerte, porque Él decía, saben:
«He venido a mi pueblo,
los judíos», para probarla.
«Y ella dijo: ‘Sí,
Señor; pero aun los perrillos
comen de las migajas que
caen de la mesa de sus amos’.
Entonces respondiendo Jesús,
dijo: ‘Oh mujer, grande es tu
fe; hágase
contigo como quieres’.
Y su hija fue sanada
desde aquella hora».
¿Sabe por qué?
Ella no se rindió.
La gran fe no se rinde.
La gran fe no escucha el consejo
imprudente de la gente y Cristo
la estaba probando.
Y muchas veces vamos a
ser probados, y ¿qué pasa?
O escuchamos a los demás o
nos guiamos por nuestros
sentimientos, o por la
razón, o por la vista.
Dios quiere que nos
guiemos por su Palabra.
La gran fe no se rinde.
La gran, gran fe persevera,
pase lo que pase, y la gran fe
obtiene respuesta.
El nivel 2 se centra en Cristo.
El nivel 2 se
orienta hacia Dios.
El nivel 2 no se enfoca
en las circunstancias.
Me dirá: «Lo ha
dicho unas 5 veces».
¡Claro!
¿Sabe por qué?
Porque eso es lo que el diablo
quiere, que se enfoque en sus
circunstancias y no en Dios.
El nivel número 3, el nivel
número 3 es la fe perfecta.
El nivel 3 es la
fe que descansa.
No lucha ni se afana ni se
extiende, sino descansa.
La fe perfecta dice:
«Es asunto concluido».
Usted dirá: «Espere, espere un
minuto, eso suena presuntuoso».
Uhm, uhm, uhm, no lo es.
Ahora quisiera que me
acompañe a Marcos, capítulo 11.
Marcos, capítulo 11.
Lo que pasa es que Cristo
maldijo esta higuera, y al otro
día, al pasar por ahí, los
discípulos están atónitos.
Y ah, el versículo 20 dice: «Y
pasando por la mañana, vieron
que la higuera se había
secado desde las raíces.
Entonces Pedro, acordándose, le
dijo: ‘Maestro, mira, la higuera
que maldijiste se ha secado’.
[Respondiendo Jesús, les
dijo: ‘Tened fe en Dios'».
¿No es asombroso cómo Cristo
tiene estas respuestas breves,
concisas, claras, inolvidables e
ineludibles a cosas con las que
tenemos grandes problemas?
¿Qué les dijo?
«Tened fe en Dios.
Vean esta cosa, esta higuera.
Está maldita desde la raíz».
¿Qué pasó?
«Tened fe en Dios».
Ahora vea esto.
«Porque de cierto os digo que
cualquiera que dijere a este
monte: ‘Quítate y échate en el
mar’, y no dudare en su corazón,
sino creyere que será
hecho lo que dice,
lo que diga le será hecho».
Vea el siguiente versículo.
Si me escucha diga amén.
«Por tanto, os digo que todo lo
que pidiereis orando,
creed que lo recibiréis
y os vendrá».
Usted dirá: «Eso tal
vez sea un error».
No es un error, es lo que dice.
El nivel 3 es la
fe que descansa.
No batalla ni se afana;
no se extiende, descansa.
El nivel 3 lo lleva a un punto
en su vida donde pide y puede
apoyarse en su
Palabra con la certeza
de que conoce su voluntad.
¿Y sabe qué es?
La fe perfecta dice esto: No
solo puede; es asunto concluido,
ya está hecho.
No más inquietud, no más
ansiedad, no más preocupación,
no más, manipulación, no
más intentos de resolverlo,
descifrarlo, hacer que pase.
La fe perfecta dice: «Es
asunto concluido para Dios».
¿Dónde quiere
Dios que esté su fe?
¿Luchando, con afán,
tratando de estar mejor,
superando la depresión?
¿Es ahí donde lo quiere?
No, no es donde lo quiere.
Le diré dónde.
Él quiere que pasemos del
nivel 1 al nivel 2 y al nivel 3.
¿Comenzará en el nivel 3?
La mayoría de las veces, no,
pero pasa esto: No se queda en
el nivel 1, sino a penas por
un breve momento,
y pasa al nivel 2.
Y luego, al crecer en
su fe, ¿sabe qué pasa?
Vivirá en el nivel 3
casi todo el tiempo.
¿Sabe por qué?
Pues esta es la razón: Porque
usted ha aceptado que Él es
quien dice ser, que es tan sabio
como dice, tan poderoso como lo
afirma y lo ama
incondicionalmente
tal como dice.
Por eso no tiene
razón para dudar de Él.
Y piense en esto.
Quizá no sea cristiano.
¿Se da cuenta lo que cree
sobre Jesucristo determinará
todo su destino eterno,
dónde pasará la eternidad?
Solamente eso lo decide.
Y por esa razón es tan serio
que consideremos nuestra fe.
Y para todos los
creyentes,
nuestra recompensa
está en el cielo.
¿Sabe de qué, de
qué va a depender?
Nuestra fe.
¿Confiamos en Él
como para creerle?
¿Confiamos en Él para
tomar esa decisión?
¿Confiamos en Él para seguirlo?
¿Confiamos en Él para
tomar este desafío?
¿Confiamos en Él para ser
obedientes cuando es difícil?
Todas nuestras recompensas
vendrán al fin por nuestra fe
porque nuestras acciones
son resultado de nuestra fe.
Por eso es tan importante que
usted y yo examinemos
nuestra fe, que
nos escudriñemos.
¿He creído en
Jesucristo como mi Salvador?
¿Estoy andando por fe?
¿Estoy luchando aquí, privándome
de las bendiciones que Dios ya
tiene guardadas para mí solo
porque nunca pasé de la fe que
batalla, lucha y se afana?
¡Oh Dios, llévame al nivel 2!
¡Dios, llévame al nivel 3!
¿Y sabe lo que Él hará?
Esto es lo que hará.
Le dará pruebas para aumentar
su fe, y uno de estos días, la
mayoría de sus decisiones serán
fe perfecta, si confía en Él.
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